Hoy es representante de futbolistas, dirigente de la liga regional de Colonia y desde hace un tiempo le "picó el bichito" de la política.
Del barrio de los futbolistas
Las calles del barrio Cementerio de Colonia del Sacramento, donde nació Mario Barilko el 24 de marzo de 1970, respiran fútbol.
Ahí también nacieron Daniel "Pollo" Vidal, campeón de la Copa Libertadores 1987 con Peñarol; José "Charly" Batista, exfutbolista de Peñarol y de la selección uruguaya, y Hugo Nelson Lacava Shell, quien se fue directamente de Colonia a Boca Juniors de Argentina en 1974, y en ese país realizó su carrera.
"Los cuatro nacimos en la misma manzana", recuerda Barilko durante la entrevista con Referí.
Se inició jugando al fútbol en la canchita de baby del barrio y a los 8 años se integró a las divisiones inferiores de Plaza Colonia. Luego pasó a Nacional, el equipo de barrio, y regresó a Plaza.
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Mario Barilko en el baby fútbol de Nacional de Colonia
"En Plaza Colonia jugué en Primera división, campeonatos de OFI y de ahí di el salto al fútbol profesional", recordó.
El tema de los estudios originó un inconveniente en su casa. "Hice hasta primero de liceo. Después empecé a trabajar, a jugar al fútbol en Plaza y me vienen a buscar de Montevideo. Mi padre es un animal y dijo 'primero está el fútbol y después el estudio', y mi madre casi lo mata. Quedó esa anécdota. Pero a Ramón Barilko le fue bien porque el hijo terminó siendo jugador de fútbol".
Antes de instalarse definitivamente en Liverpool de Montevideo, tuvo varios acercamientos a clubes de la capital del país, pero no se concretaban por el mismo motivo: extrañaba a sus padres y terminaba volviendo a Colonia.
"A los 17/18 años fui a Wanderes, a Nacional dos veces, a Progreso. Pero extrañaba mucho a mis padres y volvía". Mario tiene dos hermanos por parte de madre, pero en el matrimonio de su padre es hijo único.
El trabajo en la funeraria y la llegada a Liverpool
En esa época, además de jugar al fútbol en Plaza, trabajaba en la funeraria de la familia Dalmás: "Estuve ocho años en la funeraria. Una empresa familiar, soy amigo de Danilo Dalmás que es el dueño y estaba su padre que era dirigente de Plaza. Empecé a trabajar a los 16 años y hacía de todo lo que se puede hacer en una funeraria. Iba a buscar un cuerpo, viajes en la ambulancia. Me acostumbré a una cantidad de cosas, alguien lo tenía que hacer, pero para mi era normal", reseñó.
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Pacha Barilko en Plaza Colonia, en sus comienzos
Un dirigente del club de Belvedere lo llevó al negriazul y él lo tomó como una última oportunidad de integrarse al profesionalismo. "Hubo un momento que viajaba todos los días de Montevideo a Colonia. No me adaptaba".
Además, el técnico del equipo principal de Liverpool era Mario "Gato" Silva, quien no había pedido su incorporación. "Me llevaron los dirigentes, entonces estuve entre seis y ocho meses corriendo alrededor de la cancha. Ni en Tercera jugaba".
Hasta que en 1994 llegó su salvador, Miguel Ángel Puppo. "Le debo mi carrera. Fue un referente, un padre para mi. Me puso de titular, me afiancé y comenzó mi carrera".
Después de una gran Liguilla pre Libertadores con Liverpool, Pacha Barilko firmó un preacuerdo para jugar en Peñarol. Pero no pudo ir porque en un partido contra Defensor se fracturó tibia y peroné. "Me costó la recuperación, estuve como nueve meses para volver".
Cuando se recuperó, Miguel Puppo lo llevó a Nacional. El técnico había tomado el primer equipo tricolor en abril de 1996. "Fuimos unos cuantos de Liverpool, el Seco Rodríguez, Néstor Correa, Juan Morán había ido antes, Jacinto Rodríguez".
Tigres lo contrató como goleador de Nacional
Barilko llegó a los tricolores para la temporada 1997. "Había un lindo plantel. Fue una linda etapa. Tuve la suerte de jugar con el Chino Recoba, un clase A, distinto a todos, daba gusto. Con Ruben Sosa, José Luis Zalazar, el Loco Ravera, Canobbio... de mitad de cancha para arriba había clase", señaló.
En agosto, tras la tercera fecha del Clausura, se va Miguel Puppo y asume Roberto Fleitas. Peñarol iba en busca del quinquenio y Nacional tenía un gran peso encima, porque debía cortar esa racha. Estuvo cerca, pero le ganó un partido a Defensor con gol de Juan Ramón Carrasco y revivió la chance del aurinegro. Si el tricolor no ganaba, el aurinegro, que había ganado los cuatro años anteriores, se quedaba afuera de todo.
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Barilko fue goleador de una Liguilla con Nacional
"Los titulares no jugamos ese partido. Yo me fui para Colonia y lo escuché por la radio. Cuando Juan hace el gol, dije, 'la p... no te puedo creer'. Obviamente que sabíamos que un clásico era más difícil. Son circunstancias del fútbol, Escames atajó todo, el Cono Aguiar jugó un partido imponente...", recordó Barilko.
Ese año Nacional perdió dos partidos increíbles contra Peñarol. "A veces me preguntan por esos clásicos y la verdad, lo que me queda del clásico del 4-3, es que íbamos ganando 3-1, con un primer tiempo espectacular, estaba Danilo Baltierra, teníamos un buen equipo. Y perdimos 4-3 en la hora que fue un mazazo. Con ese triunfo dejábamos afuera a Peñarol de todo, le cortábamos el quinquenio, pero nos ganó, después fuimos a la semifinal y perdimos".
Luego de ese traumático final, Nacional jugó la Liguilla pre Libertadores, con una actuación inolvidable de Mario Barilko. Fue el goleador de ese torneo, con seis goles que marcó en tres partidos.
Le hizo dos a Liverpool, uno a Punta del Este de Maldonado y tres a Huracán Buceo.
"Me fue tan bien que ese último partido (jugado el 28 de noviembre de 1997) contra Huracán terminó cerca de medianoche, llegó mi representante Pablo Bentancur al vestuario y me dijo, 'mañana te vas para México'".
"Pará, no me puedo ir. Tengo que ver a mis padres, ir a Colonia". Pero no hubo marcha atrás. Llamó a sus amigos del barrio para que organizaran un asado de despedida y se subió al avión para firmar contrato con Tigres.
Esa noche lo había visto jugar el ayudante técnico del uruguayo Carlos Miloc en Tigres. "En mi presentación contra Chivas hice dos goles. Me llevaron como goleador y yo les dije, 'no se equivoquen, yo juego de contención, de volante, no es que sea goleador'. Siempre tenía una o dos chances de gol claras por partido, alguna la metía y otra no, pero no era goleador".
En aquel plantel jugaba el arquero Robert Siboldi, que era el capitán, y unos meses después llegó Pablo Hernández. También lo integraba el chileno José Luis "Coto" Sierra.
De León no lo quiso y arregló en Peñarol
Después de un año y medio, Barilko regresó a Uruguay para jugar en Peñarol.
"Mi idea era volver a Nacional, pero no era del agrado de Hugo De León (el entrenador) y estaba en su derecho, no me quiso y me voy para Peñarol. Cuando me fracturé en la Liguilla, yo tenía un precontrato con Peñarol, después no pude ir. Venía de una Liguilla muy buena", recordó.
En los aurinegros se formó "un grupo espectacular, arranqué con Gregorio Pérez, después vino Julio Ribas. Yo estaba a préstamo y decidí irme otra vez a México".
Salió por un motivo similar al que no volvió antes a Nacional. "Yo sentía que estaba para jugar y Julio (Ribas) pensaba que no. Él es muy especial, ahora tengo una buena relación, siempre me pareció un buen técnico, motivador, pero los jugadores a veces quieren jugar y hay momentos que a uno se le salta la chaveta. Cuando estaba terminando el año me fui a México y estuve dos años más".
Cuando llegó a Tigres ya tenía el cupo de extranjeros cubierto y lo mandaron a Tigrillos, la filial que estaba en Ciudad Juárez. "Aún hoy tengo muchos amigos que trabajan en el tema del fútbol que los conocí en Tigrillos".
Ciudad Juárez es una ciudad fronteriza con Estados Unidos y por tanto, el narcotráfico es moneda común y corriente. "Llegué en el peor momento a Juárez, estaba complicado. Es ciudad de frontera, nada que ver al DF o Monterrey que es donde conozco. En Juárez nació una de mis hijas y pasé dos años notables. Era peligroso, pero si vos no te metés con nadie no vas a tener problemas, ahora si te metés en cosas raras, es distinto. Me dedicaba a entrenar y jugar. Nunca tuve ningún problema, al contrario, tengo mucha gente amiga de Ciudad Juárez. Ahora cambió todo".
Desde México regresó a Colonia, "a jugar en el club de mis amores, Plaza Colonia, que estaba en Segunda división. Ascendimos a Primera con Daniel Torres".
En la historia de Plaza Colonia y el final abrupto
Uno de los sueños que siempre tuvo y compartió con su familia, fue ver a Plaza en Primera división. "Tuve la suerte de ascenderlo y tuve la suerte de hacer el primer gol de Plaza en Primera división en la cancha de Deportivo Maldonado. Quedé en la historia del club".
Después de Torres llegó Diego Aguirre a la conducción del equipo junto a Carlos Sánchez, y llegaron jugadores como Diego Lugano, Mario Leguizamón, Yari Silvera, Alzueta, Mauricio Vigo. "Una banda importante".
Los siguientes dos años fueron en Defensor Sporting, donde terminó su carrera de futbolista profesional.
"Me pasó algo increíble, iba a firmar dos años más en Defensor y Bentancur me invitó a trabajar con él. De un día para otro, dejé. Me puse a trabajar con Pablo y arranqué como representante. Podía haber jugado dos años más tranquilamente", señaló.
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Barilko, Pablo Guidi y Néstor Correa, compañeros de Liverpool
Al principio no extrañó el cambio, pero "como a los cuatro o cinco meses me entró una depresión, dije ¿qué estoy haciendo?, y cuando quise volver era imposible. Fue algo rapidísimo, raro, mi carrera fue todo muy rápido, y esto también. No disfruté, y cuando quise volver ya estaba. Hasta ahora me siento jugador de fútbol, hay un equipo Senior de la selección de Colonia que somos exjugadores y nos vamos a Buenos Aires a jugar con Racing, con Independiente, seguimos, nos pica el bichito de jugar al fútbol. También con un grupo de Liverpool y con Peñarol también, nos juntamos con Marujo Otero, Cafú, De Souza".
El pasaje por la selección y los 10 que lo hicieron sufrir
Barilko tuvo un pasaje por la selección uruguaya en las Eliminatorias para el Mundial de Francia 1998. El debut fue contra Argentina en el estadio Monumental, dirigido por Roque Máspoli, el 12 de octubre de 1997.
"No sabes lo que fue ese partido contra Argentina. Terminó 0-0. Una alegría enorme para mi vestir la camiseta de la selección, tuve dos partidos, otro con Ecuador en Maldonado. Todo jugador sueña de chico con eso, es lo máximo, aunque capaz que no lo disfruté como tenía que disfrutarlo", puntualizó.
En ese partido sufrió a uno de los dos jugadores que más trabajo le dieron durante su carrera: Ariel Ortega.
"En un partido de Copa Libertadores contra Cruzeiro sufrí mucho a Palinha, un 10 brasilero que era imponente lo que jugaba. Dios mio, lo corríamos para agarrarlo y no podíamos, El Burrito Ortega también estaba complicado. Esos dos jugadores me costaron".
Dice que la carrera se le pasó volando. "Por ahí disfrutaba la previa de los partidos, pero nada más. Hoy creo que es peor que antes, por la vorágine, en todo sentido de la vida, no solo en el fútbol. Llegando a un fútbol de élite como Europa, calculo que debe ser horrible. El jugador se tiene que preparar para eso, la carrera es corta y debe saber cómo manejar los tiempos. La familia es fundamental, es el sostén de un jugador de fútbol. Entrenar, estar en familia, cuidarse, un millón de factores. Ahora es cada día más exigente".
No realizó el curso de entrenador porque nunca le gustó. Tal vez hubiera preferido hacer el de gerente deportivo o director deportivo.
Durante 10 años trabajó junto a Pablo Bentancur y después comenzó solo. "La mayoría de mis excompañeros tiene empresas, Mario Lash, gente que conocí en el fútbol. El mercado mexicano es muy importante". Desde hace dos años también está asociado a TG Talent del exfutbolista español Tonet Guerao.
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Es también vicepresidente de la Liga de Colonia y el año pasado fueron campeones del Sur con la selección mayor. "Este año empezamos a trabajar con la Sub 14, Sub 15, Sub 18, Sub 20 y Primera. Me gusta estar cerca del jugador, hay mucho gurí que no me conocé, los padres le cuentan que jugué en Peñarol, en Nacional".
Entre tantas actividades, también se hace un tiempo para incursionar en la política junto a María De Lima, candidata a intendenta de Colonia, con el ojo puesto en el deporte. "Me gusta ayudar y entré también en la política para sacar a los gurises de la droga, que hagan deporte, se metió en la sociedad y está difícil sacar. Hay que pelear contra eso".
Barilko tiene dos hijas, Francesca y Romina, y un nieto de casi 4 años, que por ahora, no juega al fútbol.