Embed - Al rojo vivo: el Cardamagate sumió a Uruguay en una agresiva campaña electoral | #pincelada
La pelea puso frente a frente a Orsi y Lacalle Pou, y las recriminaciones no tienen miras de detenerse
O el almanaque está equivocado o la mayoría de los políticos viajaron inesperadamente hacia el futuro. Porque esta primavera de finales de 2025 padece el clima de una campaña electoral particularmente agresiva, por obra y gracia de lo que ya se denomina como Cardamagate, es decir, la escalada política provocada por la decisión del gobierno de Yamandú Orsi de rescindir el contrato firmado por la administración de Luis Lacalle Pou para la compra de dos patrulleras oceánicas.
El episodio generó los cruces más fuertes registrados entre el oficialismo y la oposición desde el 1° de marzo, impulsó al expresidente Lacalle Pou a salir del mutismo que guarda desde que abandonó el poder, mostró a un Orsi filoso como nunca, augura futuros enfrentamientos públicos entre las partes en conflicto y llenó las crónicas periodísticas de metáforas marinas.
La denuncia realizada por el gobierno del Frente Amplio ante los supuestos avatares fraudulentos en la compra de dos patrullas oceánicas, seguirá su cauce judicial en tribunales extranjeros que decidirán si se debe resarcir al Estado por la garantía sin respaldo presentada por la empresa Cardama, o si queda expuesto a juicios por parte del astillero gallego. Y, dentro de fronteras, la Justicia habrá de determinar si hubo funcionarios del gobierno de Lacalle Pou que cometieron irregularidades en el proceso de compra que supone un total de US$90 millones por el cual Uruguay ya desembolsó US$ 30 millones.
Pero, en el plano político-partidario, si la relación entre el gobierno del Frente Amplio y la coalición opositora nunca fue buena, ahora se habla del efecto Cardama, un episodio que, sobre todo en el Partido Nacional, observan como un antes y un después en la relación con el gobierno de Orsi y con el mandatario en particular.
Por otra parte, la presencia del expresidente Lacalle Pou en el directorio blanco el pasado lunes, y su decisión de romper el silencio que mantiene desde hace meses, dan muestra de la trascendencia del asunto.
"Mi análisis de la situación es mucho más grave, mucho más triste. Porque yo creo que arrastraron al presidente a una operación política. (Orsi) fue llevado a esta instancia sin tener real conocimiento del daño que se hace al país y a los uruguayos. Orsi se pasó de rosca”, expresó el exmandatario.
A su vez, el exministro de Defensa y senador Javier García –principal impulsor de la compra de las lanchas patrulleras- dijo a El Observador que el presidente Orsi “hirió la relación entre partidos y se olvidó de que es el presidente de todos”. “Pasó una línea que no esperábamos que pasara y de la que es muy difícil volver”, sostuvo.
Las menciones de los principales dirigentes blancos sobre Orsi no son un asunto menor. Los blancos, que le dieron los votos en la Cámara de Diputados al Frente Amplio para aprobar en general el Presupuesto, están ahora en pie de guerra y anunciaron la interpelación de la ministra de Defensa, Sandra Lazo. Algunos dirigentes nacionalistas que tenían buena relación con el mandatario, acumulada más que nada en sus tiempos de intendente de Canelones, empezaron a perder la confianza en él.
“Este no es el Orsi que yo conocí”, afirmó el exministro de Defensa y exintendente de Flores Armando Castaingdebat en diálogo con Desayunos Informales (Canal 12), y consideró que “el gobierno ha elegido el camino de desacreditar acciones que se hicieron en el anterior gobierno y que indudablemente apuntan al primero de la fila”, dijo en alusión al expresidente Luis Lacalle Pou.
El presidente del directorio blanco, Álvaro Delgado (Aire Fresco) también fue duro con el mandatario y lo acusó de haber participado de un “circo político”.
Otros blancos, al igual que Lacalle Pou, dicen que el presidente no es quien realmente ejerce el poder.
“Lacalle Pou es un presidente que manda. Orsi, un presidente al que lo mandan”, dijo el senador y excandidato a la intendencia de Montevideo, Martín Lema.
Porque detrás del engorroso asunto jurídico, hay una pata eminentemente política. Y en el Partido Nacional creen que esa pata es la que puso a caminar la denuncia del Frente Amplio y que tiene como objetivo desacreditar a Lacalle Pou, candidato casi cantado de los blancos para 2029.
Del lado del gobierno, las reacciones no fueron más amables. Después de tantas y tan pesadas críticas, Orsi habló con la prensa el martes en la Torre Ejecutiva y abandonó su habitual moderación. “Me sorprendió la energía y la virulencia con la que salió el presidente y varios actores del gobierno anterior. Me hubiese gustado que salieran más en la defensa del Estado y no tanto en la de la empresa. El expresidente puede pensar lo que quiera. Yo puedo pensar que a él lo arrastró un amor no correspondido porque la empresa no se ha portado tan bien con el Estado como ellos sí se portaron (con la empresa)”, dijo. Y, como si fuera poco, lo comparó con ese amigo al que le avisan que su novia anda con otro y se enoja con el portador de la noticia. “Me da la sensación que es como cuando uno tenía un amigo y tú sabías que lo habían engañado. Vas y le decís, y se enoja contigo. Es raro”, comparó.
Pero la verdad es que Orsi no le dijo a su “amigo” (Lacalle Pou) que la pareja (la española Cardama) lo había traicionado. Salió a contarlo por el barrio, y eso es lo que le recriminan sus adversarios.
Este asunto abroqueló a la oposición como no lo hizo el abordaje del Presupuesto en la Cámara de Diputados donde votaron divididos.
Es así que el senador colorado Pedro Bordaberry fundamentó a través de su cuenta en X la inconveniencia de rescindir el contrato con Cardama. “Parece un accionar más político que de defensa jurídica del interés nacional”, sostuvo el dirigente colorado.
En tanto, el exministro de Trabajo y orientador del Partido Independiente, Pablo Mieres, señaló que “lo de Cardama fue una cortina de humo a la apurada y sin fundamentos”.
Al final de la conferencia de prensa en el directorio blanco, el expresidente Lacalle Pou le dijo a los periodistas: “No sé cuándo los vuelvo a ver”. Si el clima político se sigue caldeando, o si la indagatoria judicial arroja algún dato revelador, tal vez no tenga más remedio que verles la cara dentro de poco tiempo.