Autoridades del Comité Central Israelita y de la Asociación Cultural Israelita Jaime Zhitlovsky asistieron al Parlamento para hablar sobre un posible incremento del antisemitismo en Uruguay derivado del conflicto en Gaza.
Las organizaciones fueron –por separado– a la comisión especial de seguridad pública y convivencia del Senado el martes. Dieron su opinión sobre la situación y narraron algunos episodios que consideran preocupantes.
Uno de ellos, desconocido hasta ahora, fue relatado por la directora del CCIU, Gabriela Fridmanas. La directora contó que en agosto de 2025, el Centro De Intervenciones Psicoanalíticas Focalizadas (Ceipfo) no quiso brindar servicios a una institución judía llamada Tzedaká.
“Una institución que trabaja en lo que llamamos justicia social o beneficencia, para apoyar a gente que no tiene medios para subsistir, solicitó talleres a una institución de psicólogos uruguaya y esta se negó a brindar sus servicios, porque quienes lo solicitaban eran judíos, y eso nos parece de una gravedad absoluta”, dijo Fridmanas.
La novedad ameritó que los legisladores resolvieran, a iniciativa del senador Javier García, enviar la versión taquigráfica a la Institución Nacional de Derechos Humanos (Inddhh) y al Ministerio de Educación y Cultura (MEC).
Temor y otros casos
La mujer agregó que los niños que van a colegios judíos “sienten temor”, salen de las escuelas y tienen que taparse el “símbolo judío que identifica” que van al Integral, Yavne o a Hebraica Macabi.
Fridmanas citó otros casos ocurridos en setiembre de este año como las pintadas en el Cementerio Israelita de La Paz; el estudiante, Rodrigo Varscher, que denunció a una docente universitaria que comparaba las narices de los filósofos judíos; un auto estacionado con la bandera de Palestina frente a un colegio judío; la pintada en la calle de la Escuela Integral y el acto pro palestino en la esquina de la escuela.
A su vez, el presidente del CCIU, Roby Schindler, dijo que la cantidad de hechos eran “muy lamentables y dolorosos”. “Se han venido dando en nuestra sociedad y solamente nos recuerdan los cuentos que nuestros abuelos nos hicieron; vemos con preocupación la reacción que están teniendo los más chiquitos y los más grandes”, expresó.
Schindler consideró que Uruguay no era un país antisemita, "pero que los hay, los hay" y señaló que en la Universidad de la República había “mucha animosidad”. “Udelar es notoria y claramente antisemita. Los alumnos judíos se van de la Udelar y van a otras universidades porque no pueden estudiar ahí”.
"Discrepar no es antisemitismo"
Desde la asociación Zhitlovsky, en tanto, David Fryd se preguntó si las vandalizaciones –como la pintada al monumento del “abrazo de los pueblos” en Villa Muñoz– eran realizadas por “locos sueltos o cuestiones organizadas”. “No sabemos. Lo que sí sabemos es que todo ese tipo de cosas va formando una cajita de resonancia, va alimentando una sensación antisemita no clara”.
Fryd incluso consideró que discrepar con lo que hace el gobierno de Israel hoy en el Medio Oriente no era antisemitismo. “Si yo discrepo con la ideología sionista, eso para mí no es antisemitismo. Si yo aceptara que el gobierno israelí pretende que, a través de sus palabras, nos representa a todos los judíos de la diáspora, a todos los judíos del mundo, eso para mí no es cierto. No estoy de acuerdo con eso y no me hace antijudío ni antiisraelí ni mucho menos antisemita”, dijo.
Enseguida mencionó que no se olvidaba lo que pasó el 7 de octubre y lo que es Hamás. “Eso tampoco es así, así como tampoco me voy a rasgar las vestiduras porque vea una bandera de Palestina o porque vea un cartel de ‘viva Palestina libre’, pero sí me va a molestar que ‘Viva Palestina libre’ haga una manifestación delante de la escuela, porque es lo que hicieron a los niños y eso no está bien”.
A su turno, Gabriel Slepac dijo que debían diferenciarse claramente las “políticas de un Estado o de un Gobierno de los pueblos que lo conforman”. “Por un lado y por el otro hemos calificado a Hamás por sus acciones terroristas y al Gobierno de Israel por sus acciones genocidas”, mencionó y contó que les preguntan “¿de qué lado estás?”. “No estamos del lado de ninguno; estamos del lado de las víctimas y particularmente de los niños que hay de uno y otro lado, con todas las asimetrías y con toda la situación que hoy se refleja hasta por un poder global militar en Gaza, y que hemos especificado”.
El integrante de la asociación Zhitlovsky consideró que la situación tiene cierta complejidad y una larga historia marcada que “nos debe hacer abrir los ojos y nos plantea, a nosotros al menos, que debemos trabajar, conversar y discutir con toda la sociedad, independientemente de colores políticos, de ideologías, de todo lo que se nos pueda ocurrir”.
“No podemos hablar de antisemitismo organizado o de actos de antisemitismo que tengan por detrás una organización, aunque lo que sí sabemos es que en el mundo existe”, sentenció Fryd.