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24 de agosto 2025 - 5:00hs

–Fue en medio de aquella playa solitaria, en medio del desamparo absoluto de todo auxilio humano, de aquella falta de recurso, que Lavalleja desplegó al viento la bandera gloriosa en la que campaba el lema de “Libertad o Muerte”. A su sombra, aquellos héroes, que si tienen iguales, no tienen superiores en ninguna parte, juraron libertar la patria o morir en la contienda.

–Lo que el país entiende que ha de ser su fiesta, es la fecha que le recuerde el rompimiento definitivo de todo vínculo, cualquiera fuera la razón de ello, con todo otro gobierno: España, Portugal, Brasil, Argentina; el momento en que con sus propios elementos, muy pocos por cierto, entró a formar parte de la Sociedad de las Naciones y asumió la responsabilidad de su propio gobierno en la gestión de sus propios intereses

Faltaban menos de dos años para el 25 de agosto de 1925 cuando la Cámara de Senadores intentó laudar, sin éxito, un debate historiográfico que buscaba ordenar la línea de tiempo nacional y sus hitos. El asunto a definir era cuándo festejar el centenario de la independencia nacional y, como consecuencia, determinar cuál es la fecha en la que el Estado oriental había empezado su vida independiente.

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En ese debate, el senador blanco Jacinto Casaravilla fue el principal opositor –resaltando el rol de los Treinta y Tres Orientales y de Juan Antonio Lavalleja– del impulso colorado liderado por Justino Jiménez de Aréchaga de instalar el 18 de julio como el origen.

Unos meses antes, la Cámara de Diputados, donde los blancos lograron una mayoría, había aprobado un proyecto de ley de artículo único que determinaba al 25 de agosto de 1925 como la fecha de celebración del centenario. El Parlamento, recuerda el historiador y politólogo Gerardo Caetano, funcionó como una especie de tribunal de alzada para dirimir una discusión político-partidaria que llevaba años.

“Era un asunto de política partidaria, tenía que ver con esa polémica entre si éramos orientales, expresión más blanca, o si éramos uruguayos, expresión colorada”, dice Caetano entrevistado por el equipo de comunicación del Palacio Legislativo en 2020.

Hasta entonces, había una lectura predominantemente blanca que reivindicaba el legado de los Treinta y Tres Orientales y la importancia de la Declaratoria de Florida en el proceso de independencia nacional. Fue en 1860, bajo la presidencia del blanco Bernardo Prudencio Berro, que se empezó a celebrar el 25 de agosto como “la gran fiesta de la República”.

Intervención del senador blanco Jacinto Casaravilla
Intervención del senador blanco Jacinto Casaravilla en la sesión del 26 de setiembre de 1923

Intervención del senador blanco Jacinto Casaravilla en la sesión del 26 de setiembre de 1923

Hace exactamente 200 años que, reunida en Florida, la Sala de Representantes de los orientales aprobó sus tres leyes fundamentales: la independencia de Portugal y Brasil (reasumiendo todos sus derechos), la reincorporación a las demás provincias por ser “la libre y espontánea voluntad de los pueblos” y la bandera artiguista como pabellón provisorio hasta que se concretara la unión a las Provincias Unidas.

“Hombres tan heroicos, como los de otra legión histórica, que hicieron alejar las lanchas para no volver a ellas, querían algo más que cambiar una tutela por otra; querían libertar su patria y constituir una nación independiente y libre”, decía el 26 de setiembre de 1923 en la Cámara de Senadores, que por entonces se reunía en el Cabildo de Montevideo, Jacinto Casaravilla.

Los colorados cuestionaban que la independencia lograda en 1825 era la de una simple provincia y, además, buscaban resaltar el rol de Fructuoso Rivera como primer presidente.

“La independencia nacional, respecto de cuya realización definitiva el propio señor senador Casaravilla no ha podido menos que reconocer que fue la obra extraordinaria del general Rivera, llevando a las Misiones un puñado de soldados de la Provincia, la que motivó la actitud del Gobierno Imperial, la que lo forzó a reconocer la soberanía completa del Estado Oriental, demuestra evidentemente que —por más grande que sea la acción desarrollada por los Treinta y Tres Orientales, que nadie desconoce, sobre la cual no se intenta, porque sería una injuria a la historia, arrojar la menor sombra— no pudo ser nunca definitiva”, contrarrestaba el doctor colorado según consta en la versión taquigráfica de aquella sesión.

El Senado, de amplia mayoría colorada, aprobó entonces una ley que fijaba el 18 de Julio de 1925 como la fecha para celebrar el centenario de la independencia nacional. La decisión final quedó para una Asamblea General que nunca se reunió. El debate quedó inconcluso.

Intervención del senador colorado Justino Jiménez de Aréchaga
Intervención del senador colorado Justino Jiménez de Aréchaga en la sesión del 26 de setiembre de 1923

Intervención del senador colorado Justino Jiménez de Aréchaga en la sesión del 26 de setiembre de 1923

¿Por qué los colorados se oponían al 25 de agosto? Los Treinta y Tres Orientales fueron liderados por Juan Antonio Lavalleja y Manuel Oribe (que años después sería fundador del Partido Nacional). Cuando desembarcaron en la Playa de La Agraciada, aquel 19 de abril de 1825, Fructuoso Rivera (que fundaría el Partido Colorado) era aun un aliado del gobierno imperial del Brasil.

Fue unos días después, en el denominado –y aun polémico– Abrazo del Monzón, que Rivera se unió a la cruzada libertadora iniciada por los orientales. Luego, don Frutos tendría un papel protagónico en las victorias militares de las Provincias Unidas sobre el imperio del Brasil que derivaron en la conocida mediación inglesa de Lord Ponsonby y la convención preliminar de paz de octubre de 1828.

Tan preliminar era esa paz, que la Constitución, que finalmente fue jurada públicamente el 18 de julio de 1830, tuvo que ser aceptada por Brasil y por las Provincias Unidas, y dio así lugar a la primera presidencia de Rivera.

Un debate que perdura

Aquel Parlamento no pudo laudar un debate que se mantuvo a lo largo de los años y cada tanto se reedita en la política uruguaya. El de los legisladores de la década del 20 no fue el único intento. Hace menos de 20 años, en 2006 y ante el primer gobierno que no era ni blanco ni colorado, Julio María Sanguinetti presentó un proyecto de ley para buscar una alternativa que lograra cierto consenso.

“No podemos ignorar que este debate estuvo politizado. El Partido Colorado, sobre todo el Batllismo, defendió el 18 de julio y el Partido Nacional, más algún sector colorado no batllista, se inclinaron hacia el 25 de agosto. La falta de definición, privilegiaba el statu quo nacido en 1860, que había instaurado el 25 de agosto bajo un presidente originariamente blanco. De algún modo, unos ponían a Lavalleja sobre Rivera y los otros a la inversa”, decía el dos veces presidente en la exposición de motivos.

Si bien no apuesta por el 18 de Julio, Sanguinetti sí cuestionó directamente el 25 de agosto. “Mirado hoy, desde la perspectiva de 180 años de existencia independiente, se ve con mucho más nitidez que el 25 de agosto no marcó el nacimiento de esta entidad llamada República Oriental del Uruguay”, agregó.

El líder colorado aseguraba que lo “grave del tema” es que los ciudadanos se estaban formando bajo un “equívoco” porque “aun valioso” tener el 25 de agosto como Día de la Independencia “no deja de ser un error histórico”. “¿No habrá llegado, entonces, el momento, de replantearse el tema, asumir con madurez un debate al respecto y fijar una fecha nacional que nos una a todos y no sea materia de controversia?”, se preguntaba.

Sanguinetti se inclinaba entonces por el 5 abril de 1813 cuando, según repasa, los representantes orientales proclaman su voluntad independentista y sustentan que "están absueltas de toda obligación de fidelidad a la Corona España y familia de los Borbones y que toda conexión política entre ellas y el Estado de la España es y debe ser totalmente disuelta".

El colorado dice que podría ser también el 13 de abril, día de las “célebres Instrucciones” al que llama como el primer código institucional de la República. Sin embargo, tampoco logró los consensos necesarios ese proyecto y nunca fue aprobado.

El Poder Ejecutivo de Yamandú Orsi, al que le toca gobernar los cinco años en el que se cumplirán los 200 años de la mayoría de los hitos que derivaron en la independencia, optó por una solución salomónica. Para festejar el bicentenario creó la Comisión del Proceso de creación de la República Oriental del Uruguay y declara el período 2025-2030 como el ciclo de “Celebración de los Doscientos años del Proceso de creación de la República Oriental del Uruguay”.

En entrevista con El Observador, el director nacional de Educación y coordinador de dicha comisión, Gabriel Quirici, defendió la decisión porque "la construcción de los estados y nacionalidades son procesos que tienen una dinámica muchas veces contradictoria, lenta, sinuosa, no siempre prevista".

Entre fechas, hitos y procesos, Uruguay empieza este lunes a celebrar 200 años de un proceso que nos convirtió en independientes.

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