Ya hacía días que había salido del estado de Paraná (Brasil) cuando sus pulmones pidieron auxilio. Con 67 años sobre sus espaldas sacó fuerzas de donde pudo y caminó –tambaleándose, intentando mantenerse en pie aunque su cuerpo se lo hacía difícil– hacia el compañero más cercano que encontró. “No puedo respirar”, lanzó en un portugués cerrado y se sentó como pudo sobre el camión del colega que, para su sorpresa, también era del país norteño. A la hora estaba internado en el CTI del Hospital de Salto, lejos de su familia y luchando contra el coronavirus.
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