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Adiós al esqueleto de San José y Florida

La comuna envió un proyecto de decreto a la Junta Departamental para quedarse con el edificio que tiene una deuda de US$ 26 millones en tributos inmobiliarios
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12 de abril de 2018 a las 05:00
El olor a frito de una rotisería en la planta baja se mezcla con un ocasional aroma a caño. Los locales de abajo están tapiados con pedazos de cartón. En el primer piso hay ropa colgada, restos de chapa, ventanas tapadas con telas, paredes sin revoque y una antena de tv cable. Y más arriba, aparece el esqueleto del edificio abandonado hace más de 30 años en la esquina de San José y Florida.

El rumor de que la Intendencia de Montevideo iba a hacerse cargo del lugar tras años de abandono estaba instalado en la cuadra desde que se vio a personal de la comuna fotografiando el edificio. Y el pasado lunes se confirmó. La intendencia envió un proyecto de decreto a la Junta Departamental para poder expropiar el esqueleto, que queda a metros de la lujosa Torre Ejecutiva y según cuentan los vecinos, llama la atención de los turistas por su desprolijidad.

La expropiación debe ser autorizada por la Junta Departamental. Una vez que esté aprobada, la intendencia deberá pagar una compensación (que todavía resta definir) a los propietarios que sean identificados. Si el dueño no está de acuerdo, la expropiación puede ser determinada judicialmente, explicó a El Observador el director de Planificación de la comuna, Ramón Méndez.


El edificio tiene una deuda de US$ 26 millones en tributos y recargos municipales que se fue acumulando en los últimos 30 años. Como el valor de la deuda supera el del esqueleto la mora se extingue y la intendencia renuncia a cobrarla, dijo Méndez.

Cuando finalice ese proceso la intendencia llamará a interesados para reflotar la esquina utilizando el esqueleto o demoliéndolo. Antes se debe resolver la situación de una familia de 8 personas que vive junto a dos perros en el primer piso. El desalojo puede ser decretado por vía judicial. "La Intendencia vino a hablar conmigo pero hasta ahora no me ofrecieron ninguna solución. Lo van a tener que hablar con mi abogado", sostuvo Miguel Díaz uno de los ocupantes del primer piso que puso la rotisería en la planta baja.

La Historia

El edificio era un proyecto de inversión del empresario argentino Miguel Dayán que comenzó a construirse a finales de la década del 70. Estaba pensado para alojar oficinas de abogados una vez que el nuevo edificio de la Suprema Corte de Justicia (que iba estar donde hoy se encuentra la Torre Ejecutiva) estuviera pronto. Como este edificio público quedó sin terminar el proyecto de Dayán se vino a pique por falta de interés, contó Díaz. Otros vecinos más viejos recordaron que Dayán no lo pudo reflotar por la crisis de la tablita de 1982. Algunos que habían comprado su apartamento de antemano le trabaron varios embargos que se fueron resolviendo en el tiempo y tuvieron al edificio congelado. Dayán murió a mediados de la década del 90 y nadie se hizo cargo del esqueleto.

Hace unos quince años el edifico era un aguantadero de drogadictos y delincuentes que subían a los apartamento por los árboles. Los vecinos más viejos incluso recuerdan un día en que un grupo de ladrones que paraba en el edificio asaltó a un marinero coreano. Sus compañeros del barco juntaron palos y amenazaron con entrar al edificio hasta que intervino la Policía.

En 1998 Díaz y su familia se instalaron en el primer piso. Díaz, dice ser amigo y exsocio de Dayán y tener la propiedad del local en donde está instalada la rotisería. A través de una escalera interna accede al primer piso donde ocupa. Desde que está instalado impide que otros intrusos se metan en el edificio, destacan los vecinos. La finalización de la Torre Ejecutiva y la instalación de cámaras de seguridad solucionaron definitivamente el problema de la seguridad en la cuadra.


Hoy no hay problemas de convivencia, salvo por un joven que vive en un local cerrado de la planta baja y ocasionalmente entra en riñas por drogas. Así y todo varios vecinos se quejan de que el edificio es una "mugre" y se muestran esperanzados con la posibilidad de reflotar esa esquina. Un portero de un edificio lindero por Florida contó que tuvo problemas de humedad y de mosquitos por la falta de fumigación en el esqueleto. Por otro lado, un vendedor de comida de la cuadra se quejó por la rotisería de la planta baja que según él, le hace competencia desleal porque no tiene las habilitaciones de la intendencia.

Había que encarar una solución porque el edificio "desvalorizaba urbanísticamente toda la zona", dijo el alcalde del municipio B, Carlos Varela, a El Observador. La expropiación es parte del programa Ciudad Vieja a Escala Humana, que incluye reparación de veredas, mejoramiento de iluminación, bicisendas y expropiación de inmuebles en abandono.

"El esqueleto está atrás de Presidencia, y en medio de un circuito turístico que estamos desarrollando con el complejo de la Corporación Andina de Fomento, el Teatro Solís, y el auditorio del Sodre. No nos podíamos permitir tener ese adefesio ahí", finalizó Varela.

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