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Banderas de aglomeración y operativos nocturnos: verano en Punta del Este en pandemia

Las aglomeraciones en Punta del Este preocupan a efectivos de Prefectura y de la policía, que señalan el poco respeto a las disposiciones sanitarias y su rol limitado a la exhortación, que no siempre es acatada
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04 de enero de 2021 a las 05:02

¿Que hay menos gente que en años pasados? Sí. ¿Que se achicaron las ganancias y los jornales? Sí, por lo menos para estos primeros días de la temporada alta. ¿Que hay la suficiente cantidad de personas y aglomeraciones como para despertar las alertas de las autoridades? También. 

Casi la totalidad de las matrículas que circulan en Punta del Este en esta primera quincena de enero son uruguayas, en su mayoría de Montevideo, Maldonado y Canelones. Los estacionamientos de ingreso a las playas a lo largo de la Playa Mansa están llenos, y de ello da cuenta el cuidacoches Alberto Lauz, un señor mayor que desde hace cinco años se desempeña en el oficio.

Se aproxima el atardecer del sábado 2 de enero y el tránsito de la Rambla Claudio Williman comienza a congestionarse con los cientos de turistas que abandonan las playas. Lauz repara en que si bien los senderos y aparcamientos están repletos, antes se formaban colas para entrar. Por esta jornada en la que tenía puesta buenas expectativas -por ser 2 de enero y sábado- saca unos $1.000, una suma aceptable pero que lo deja con sabor a poco.

El guardavidas Martín Gómez, apostado en su casilla a un costado del parador Ovo Beach sobre la Parada 3, puso la bandera amarilla al empezar su trabajo. Ya sobre el mediodía debió colocar una blanca con símbolos de personas y una “O” tachada: con un escaneo de la la zona reparó en que ya no cabía más nadie en el lugar, y recomendaba de esta manera a los recién llegados que se trasladaran a otro punto. La alerta permaneció hasta el cierre de su jornada, sobre las 19:30.

“La gente no respeta”, asegura Valentina Franca, marina de playa que opera en la misma zona. En tanto, su compañero Nicolás Arambillete señala que mientras no haya “orden de cerrar las playas” su margen de acción se limita a exhortar y esperar que cumplan. Uno de los pedidos que hacen a los turistas es que usen tapabocas para andar de un lado a otro.

Por la línea costera de Punta del Este hay apostados unos 20 marinos de playa. El vocero de la Armada, Pablo González había señalado que algunos bañistas no siguen las sugerencias de los efectivos. “No los miran a la cara, no los insultan, pero es como no ver a una persona", había dicho a El Observador.

"Tratamos de informar a la gente, prevenirla, pero si no hay desacato ni insultos no se actúa. Más que eso no podemos hacer porque si le pedimos a alguien que se separe porque está muy junto o que no baje porque la playa está aglomerada es muy difícil detenerlo y llevarlo a Fiscalía, además se les va a llenar de gente", dijo.

Mientras tanto, un efectivo de Prefectura y dos del Comando de Infantería de la Marina (Comim, dedicado a dar apoyo) custodian el muelle La Pastora, debajo del cual fueran reducidas el pasado viernes catorce personas, dos detenidas y un arma Glock incautada, según informó Subrayado

De a ratos sobrevuela la costa un helicóptero de la policía, cuyas hélices se superponen por unos segundos a los bajos de los parlantes y las voces de los presentes. Algunos niños aplauden al verlo pasar.

La noche

Como cualquier velada de verano, los bares y el centro de la ciudad, en especial sobre la Avenida Gorlero, están atestados de personas. El desafío para las autoridades empieza a partir de las 00:00 horas, cuando este tipo de comercios cierran por disposición del gobierno.

Diez minutos antes de la medianoche, el resto pub Manantiales Point, situado sobre la Rambla General Artigas frente al puerto, tiene todas sus mesas ocupadas. Media hora más tarde, los empleados ya están cerrando caja, mientras que decenas de jóvenes continúan la jornada nocturna en la vereda de enfrente. 

Desde el comercio lamentan que trabajan la mitad del horario, dado que antes trabajaban hasta la madrugada y consideran que están “en el horno” en comparación a otras temporadas. De una plantilla de 30 empleados en 2020 pasaron a 15. Otro desafío para ellos consiste en que el consumo de los uruguayos no es el mismo que el de los extranjeros, ausentes en su inmensa mayoría por el cierre de fronteras dispuesto por el gobierno ante el repunte de los contagios.

Sobre las veredas se respira olor a vino, cerveza, cigarro y porro. A lo largo de la rambla que abarca al puerto y al muelle de Mailhos, es difícil hallar un puesto sobre la banquina. Los autos estacionados tienen puertas y valijas abiertas, con los parlantes resonando a todo volumen. Un Lamborghini se las ingenia para picar por unos metros en la vía congestionada. 

Un agente de la Policía rezonga a un grupo de ocho jóvenes por empezar a gritar y aplaudir al ritmo de la música. Según explica, quiere impedir la denuncia de los vecinos, lo que puede derivar en operativos de disuasión de mayor escala.

Los agentes policiales (que prefieren mantener su nombre en reserva) cuentan que “siempre” son “los que quedan expuestos” cuando hay algún problema. En una noche de sábado en que el bullicio de jóvenes reunidos se extiende por decenas de metros, no pueden hacer más que exhortar. Para que algo pase a mayores, indican, “la orden tiene que venir de arriba”, y en esos casos ya pueden interceder el PADO y la Guardia Republicana.

El titular del Centro Coordinador de Emergencias Departamentales (Cecoed) de Maldonado, Mauricio Souza, contó que se formaron comités de diversos integrantes como Prefectura, Policía, Bomberos y personal de Higiene y Tránsito de la intendencia fernandina. Los puntos calientes son Piriápolis, Maldonado-Punta del Este y José Ignacio, sobre los que actúan grupos de a veinte. 

El jerarca hizo una valoración “positiva” de los operativos. Hasta ahora solo hubo un caso en que se requirió trámite a Fiscalía, por un hombre que en la Parada 25 de Punta del Este desacató las exhortaciones de la policía y agredió a los efectivos con piedras y botellazos. En dos ocasiones, una en La Barra y otra en Las Cumbres las autoridades debieron desactivar fiestas de 200 personas.

Por la costa también hay desplegados efectivos de la Escuela Nacional de Policía, en el marco del operativo Verano Azul, que puso en las calles a unos 2.200 agentes, según indicó a comienzos de mes el ministro Jorge Larrañaga. Dos de los aspirantes, uno de Montevideo y otro de Rivera, apuntan que Punta del Este fue el balneario al que más estudiantes fueron destinados, con unos 30 vigilando la vida nocturna. 

Sobre las 3 de la mañana, cuatro furgones de la policía encienden los altavoces para disolver las aglomeraciones. Un joven susurra: “Yo me voy porque no quiero líos”.

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