Mundo > Un año de gobinero

Bolsonaro de aniversario: "Deshacer muchas cosas, antes de empezar a hacer otras"

El presidente brasileño, que asumió el primero de enero de 2019, ya piensa en la reelección, "si el pueblo lo quiere"
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29 de diciembre de 2019 a las 05:00

El presidente Jair Bolsonaro consagró su primer año de gobierno a "liberar" a Brasil de la izquierda y el "globalismo" y pretende ser reelecto en 2022 para construir un país "respetuoso de la religión" y del derecho a portar armas.

"Siempre soñé con liberar a Brasil de la nefasta ideología de izquierda (...). Tenemos que deconstruir muchas cosas, deshacer muchas cosas, antes de empezar a hacer [otras]", dijo Bolsonaro durante una visita a Washington en marzo.

En septiembre, cuando los incendios en la Amazonía causaban alarma mundial, este escéptico del cambio climático le advirtió a la ONU que no tenía nada que hacer en Brasil.

"No estamos aquí para borrar nacionalidades y soberanías en nombre de un 'interés global' abstracto", proclamó ante la Asamblea General.

Bolsonaro, de 64 años, asumió el cargo el 1 de enero y desde entonces raros son los meses sin renuncias o destituciones por ajustes de cuentas o causas ideológicas en los ministerios o las agencias estatales.

Los sectores más pragmáticos de su entorno —mercado financiero, lobby del agronegocio y jerarcas militares— tratan de limitar la influencia de las iglesias neopentecostales, del gurú de la ultraderecha Olavo de Carvalho y de los tres hijos mayores de mandatario, que agitan al país vía Twitter.

Hay en el gobierno "un lado luminoso y un lado sombrío", dijo a la revista Exame el exministro de Hacienda Antonio Delfim Neto, elogiando en particular al ultraliberal ministro de Economía, Paulo Guedes.

Este es "un gobierno liberal en economía y antiliberal en política", define con menos lirismo Marcos Nobre, profesor de filosofía de la Universidad de Campinas.

La estrategia del caos

Bolsonaro, un admirador de la dictadura militar (1964-85), había prometido no buscar la reelección, pero en junio declaró que "si el pueblo lo quiere, estaremos cuatro años más".

Esta campaña prematura mantiene a su base movilizada, frente a una izquierda debilitada y dividida.

La estrategia parece eficaz: después de una pérdida inicial de popularidad, el electorado se divide en tres partes iguales entre quienes juzgan su gobierno bueno, malo o regular.

Y una encuesta FSB/Veja mostró este mes que Bolsonaro solo sería derrotado por... su ministro de Justicia, Sergio Moro, el juez anticorrupción que envió a la cárcel al expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva. 

Bolsonaro actúa "como un presidente antisistema y cuando fracasa puede decir que está tratando de cambiar las cosas democráticamente, pero que el sistema no lo deja", apunta Nobre.

Para el académico, Bolsonaro pretende "instaurar un régimen autoritario, aunque no esté [por ahora] en condiciones de hacerlo".

El excapitán del Ejército "fue electo por una confluencia de factores accidental. Si fuera reelecto, ya no sería accidental y tendríamos un proyecto en vías de implementación", advierte.

Bolsonaro y sus hijos suelen tantear los límites del sistema.

El diputado Eduardo Bolsonaro afirmó en octubre que "si la izquierda se radicaliza, habrá que dar una respuesta" como la del decreto que en 1968 cerró el Congreso y suspendió las garantías individuales.

En noviembre, el presidente fundó su propio partido, Alianza Por Brasil (APB), que pregona el "respeto a Dios y la religión", la "defensa de la vida desde la concepción" y la legalización del porte de armas.

Si concluye a tiempo su registro ante la justicia electoral, APB tendrá su bautizo en las municipales de octubre de 2020.

Choque con la realidad

Otros analistas ven la agitación permanente como una confesión de impotencia.

Guedes logró la aprobación por el Congreso de la reforma clave de las jubilaciones, pero la economía tarda en despegar y la desocupación en bajar.

Otras promesas de campaña —como el porte de armas o la inmunidad para policías en operaciones— fueron desechadas por el Congreso o frenadas por la corte suprema.

El temor del sector agropecuario a perder mercados en Asia y Medio Oriente obligó a Bolsonaro a bajar el tono frente a China comunista y a aplazar la mudanza a Jerusalén de la embajada brasileña en Israel.

Y su voluntad de alineamiento con Donald Trump recibió en noviembre una bofetada, cuando el mandatario estadounidense anunció aranceles para las importaciones de acero y aluminio de Brasil y Argentina.

Bolsonaro consiguió en cambio colocar a radicales al frente de la educación y la cultura, a fin de combatir la "ideología de género" y promover obras "patrióticas".

"Bolsonaro se encontró con la realidad. Todo lo que queda de su discurso extremista es el ataque contra los intelectuales, contra un enemigo que no tiene poder económico para enfrentarlo", afirma Jean-Jacques Kourliandsky, director del Observatorio América Latina de la Fundación Jean Jaurès, de Francia.

AFP

 

Por esto lo votaron
ANA CLAUDIA GRAF: arreglar la desgracia
(41 años,  exvendedora, actualmente en formación de Gestión Pública en Sao Paulo)
"Voté por Bolsonaro porque lo vi como la única posibilidad de liberar a Brasil de una organización criminal que pretendía destruir nuestra nación y que tenía la intención de llevarnos al socialismo"."Tenemos mucho para mejorar. Es difícil arreglar más de 14 años de desgracia que el PT nos dejó, pero tengo fe en que venceremos".
DARLAN LEMOS DA SILVA: el menos malo
(46 años, bibliotecario del Tribunal Regional Electoral de Brasilia)
"Voté por Bolsonaro porque era el menos malo de los candidatos. Había una posibilidad de que la izquierda se perpetuara en el poder y él era el único con posibilidades de ganar la elección"."Lo que me parece mal de Bolsonaro es que está apegado a la retórica del partidismo y eso no ayuda a Brasil como país".
DAVI MOURA SANTOS:  los medios desastabilizan
(23 años, estudiante de Derecho en Brasilia
"Voté por Bolsonaro porque creo en las ideas de abrir el mercado, de transformar a Brasil en la potencia que tiene la capacidad de ser"."Tiene ideas muy buenas para Brasil. Lo que pasa es que los medios de comunicación intentan desestabilizar a su gobierno".
MAURO CARVALHO: nunca ví nada errado
( 42 anos, taxista en Rio de Janeiro)
"Me hace feliz que las puertas se estén abriendo para muchas personas que estaban sin empleo"."No tengo nada malo que decir de él. Le están buscando errores, encontraron que sus hijos hicieron tonterías, pero en él nunca vi nada errado".
 GIULIO CESARE PASTORE CHAPETTA: mejoró mi facturación
(47 años, vendedor de diarios en Rio de Janeiro)
"Cuando empezó su campaña y dijo que Paulo Guedes sería su ministro de Economía, decidí votar por él (…). Voté no solo por él, sino por el equipo que escogió"."Mi parámetro es mi kiosco de diarios: desde que asumió la presidencia, tengo la impresión de que la gente tiene más dinero, más confianza, y mi facturación mejoró".

 

 

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