Un título viejo en el Teatro de Verano

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Carnaval 2023: ¿cómo funciona la comisión de género de Un título viejo?

La murga regresó este año al Concurso Oficial de Carnaval, después del movimiento que generó Varones Carnaval, con una comisión que pretende “alejarse de una postura punitivista”
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06 de febrero de 2023 a las 05:00

La murga baja del tablado y la rodean los aplausos. "Se va entreverándose con la platea, siguiendo con la caprichosa idea de estar atrás de la felicidad". Mientras se abren paso cantando la retirada dos chicas se dan vuelta para mirarlos por primera vez, después de haberle dado la espalda durante la presentación. Una noche de verano volvió el Carnaval al tablado del barrio y también volvió Un Título Viejo.

En 2020, poco antes de que la emergencia sanitaria detuviera la fiesta popular, otra emergencia lo hizo temblar y expuso lo que muchos ya sabían: la fiesta no era igual para todos. La cuenta Varones Carnaval publicó 258 placas entre las que se detallaron una variedad de situaciones de acoso, violencia de género y sexual vinculadas a los espacios carnavaleros.

Según un análisis de las sociólogas Sol Scavino y Victoria Cestau en 222 testimonios identificaron, al menos, un tipo de violencia: el 56,1% declara haber experimentado situaciones de violencia psicológica, el 44,3% sugiere violencia digital, el 35,2% menciona violencia sexual explícita, mientras el 7% refiere a violencia económica y el 2,2% a violencia física.

Entre los nombres que fueron señalados de forma anónima en la red social –que permanece accesible– figuraban tres que ahora volvieron a subir a los escenarios en este conjunto: Fabricio Speranza, Martín Fagúndez y Maximiliano Tuala. La murga sube esta vez al escenario también con una comisión de género integrada por tres murguistas mujeres que coordinan un proceso de diálogo a la interna de la agrupación que pueda ser “transformador”. ¿Cómo funciona la comisión? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Desde qué postura trabaja?

Luciana Cardozo, Ximena Rebella y Sofía Farías coordinan la comisión de género de la murga y accedieron a reunirse con El Observador en un café de Barrio Sur una noche sin tablados. Explican que cuando se decidió que la murga volviera a salir se planteó que se desarrollara un proceso en paralelo a la preparación del carnaval en el que trabajar sobre la masculinidad. “Primero fue una instancia de nosotras tres en una murga en Carnaval, que debe ser uno de los ambientes más misóginos que hay en Uruguay, y después de Varones Carnaval. Sabés que quien accede a estar en un proyecto que tiene varones que fueron escrachados anónimamente ya está planteando una postura por lo menos política. Primero hubo una instancia de ¿dónde nos paramos nosotras con respecto a determinados hechos? Estamos acá porque hay un lugar del feminismo que no comparto y otro al que me quiero acercar”, explica Rebella. Ese lugar al que quieren acercarse es lo que algunas teóricas llaman un feminismo anti punitivista.

Cardozo señala que al momento de conformar la comisión y planificar cómo iban a trabajar se encontraron con la falta de un marco de referencia. “Hay feministas, antropólogas y comisiones de género por todos lados. Pero en el contexto y en la realidad en la que estamos nosotras, que es el carnaval y es un grupo en el que hay personas escrachadas, no hay mucho de dónde agarrarse en cuanto a un marco teórico o actividades de referencia u organismos que estén para que vos vayas y golpees la puerta”. Mantuvieron reuniones con la comisión de género de Daecpu y la división de Asesoría para la Igualdad de Género de la Intendencia de Montevideo, pero destacan que en cuanto a formas de accionar y marcos teóricos no tuvieron demasiados “aportes externos” hasta que coordinaron un ciclo de talleres sobre violencia de género y masculinidades con la Sociedad Uruguaya de Sexología (SUS).

Cuentan que la convocatoria para rearmar la murga estuvo basada en que la participación artística iba acompañada, sin excepciones, de un proceso de trabajo grupal sobre las masculinidades y las conductas asociadas. “Queríamos enfocarnos en cómo seguir para adelante, qué hay que hacer para transformar una conducta, cuál es la conducta que hay que transformar y por qué. Porque para alguien puede ser lo más normal del mundo. Una persona que te dice que quiere trabajar su masculinidad no puede creer a veces que haya algo que pueda hacer para molestar a una compañera en un ensayo. Sí, claro que hay. Esas conversaciones las tuvimos, son reales. Aunque tengas toda la voluntad capaz que no tenés ni idea de qué es lo que tenés que cambiar. Es un trabajo muy difícil, realmente de cero y es de a poco”, sostiene Cardozo.

Hablan de generar un espacio donde exista el intercambio de ideas y posturas, donde el debate pueda ir horadando en la conducta. “Empezamos a buscar un lugar donde ellos pudieran mostrar la forma en la que perciben la realidad para nosotras mostrarles cómo la percibimos nosotras y que entiendan que hay cosas de su conducta que hacen que mi percepción de la realidad sea mucho menos libre”, puntualiza Rebella.

“Para mí Varones Carnaval estuvo demás, en un montón de sentidos, incluso me afecta positivamente en el día a día, lo siento, lo percibo”, dice Cardozo e inmediatamente deja una pregunta sobre la mesa: “¿Y ahora qué? No nos podemos quedar ahí”. Para ella hay que “sacarle más provecho a eso que pasó. Porque es como creer que sacando a esas personas de la foto se termina el problema y realmente no. Son muchos más los involucrados. A veces siento que los varones más reaccionarios, que no fueron señalados pero son los que más señalan a los demás, lo hacen como una forma de limpiar las propias culpas”, agrega.

Un título viejo en el Teatro de Verano

En la búsqueda teórica en la que se adentraron encontraron un camino “que no es el del feminismo mainstream” sino, entienden, que es una forma de entrar en una zona gris: “Hay mucha gente que no habla, no dice lo que piensa, para no estar del otro lado. Es blanco o negro. Es muy difícil encontrar grises cuando hay un momento de ruptura de un paradigma social muy fuerte”, comenta Cardozo.

En esa búsqueda de un proceso colectivo, decidieron no cuestionar directamente el contenido de las placas sino abordar las situaciones desde un punto de vista conductual. “Lo podemos hablar conceptualmente pero acá tenemos personas en esas placas. Es imposible saber si la persona que lo escribió existe y si realmente la persona existe, si eso sucedió o no sucedió. Es un trabajo que no tiene fin. Yo no tengo ninguna forma de decirte que eso pasó, pero sí tengo una forma de decirte que eso sucede. Elegimos ese lugar. No está vinculado a las placas de Varones Carnaval pero si está vinculado a ese fenómeno de mujeres que salen y manifiestan situaciones. Ahí está el problema más grave de cuando lo personalizas: siempre va a morir en sí sucedió o no sucedió. Pero nuestra experiencia existe. Porque en algún momento algo, que puede haber sido menor o peor dependiendo de cómo lo hayas vivido, nos sucedió porque somos mujeres”, opina Rebella.

“El objetivo de la comisión no es hacer justicia porque no tenemos las herramientas ni nos corresponde. Al mismo tiempo realmente no surgiría nada productivo para el grupo entrar en la instancia de generar un juicio popular. Si queremos hacer un juicio popular no necesitamos hacer una murga ni una comisión de género”, dice Cardozo.

Confían que la transformación parte de la discusión y la confrontación de ideas, muchas veces diferentes. “Ese es el trabajo que hacemos, lejos estamos de haber solucionado un problema, simplemente para mí fue una condición para poder estar que esos espacios existieran y sentir que estábamos haciendo algo al respecto. Que no es ‘ya está, ya pasó’. Vuelvo confiando en que esto puede cambiar. Me parece que es hacernos cargo de que esto cambie y no esperar que venga la Intendencia o Daecpu. Ser actores verdaderos de la transformación que queremos”, agrega la artista.

***

“Cómplice”. El mensaje que recibió Cardozo llega a la conversación. Cuenta que pensó en responder pero no lo hizo. “Pensé muchas veces en contestar y decir que sí lo fui cuando todos sabíamos cosas que pasaban, aplaudíamos ciertos espectáculos o aceptábamos cosas que nos hacían a nosotras de forma totalmente natural, fuimos cómplices conscientemente o inconscientemente. ¿Si ahora hay personas que quieren trabajar este tipo de cosas me voy a abrir? Prefiero ir hacia ese lugar. Me siento mucho más tranquila antes que soltar la mano por miedo a pasar a estar del otro lado del mostrador”, argumenta y dice que desde su punto de vista es una forma de “hacerse cargo” de situaciones que acompañó durante mucho tiempo la sociedad. 

Dicen que desde que decidieron exponer el proceso de la comisión de género fueron acosadas en las redes sociales, que les llegan mensajes que las describen como “defensoras de violadores” y que más de una persona dejó de saludarlas cuando se cruzan en algún espacio de carnaval. “Los feminismos que tan divididos están sobre estos temas tendrían que volver a la raíz y estoy segura que tendríamos muchas más cosas en común. Porque el objetivo es el mismo: que estas cosas no pasen más. ¿Y cómo haces que esto no pase más? Tenés que transformar los espacios. ¿Cómo los transformás? No es alienando. Cuando hay un delito que se cumpla la condena, pero si ese proceso no pasa no nos podemos quedar en un linchamiento, en una cancelación, la muerte social”.

Rebella y Cardozo señalaron que su vínculo con la murga es cercano, la primera es la expareja de Speranza y la segunda es la compañera de otro de los miembros fundadores de la murga. “Siempre se vuelve una discusión que somos allegadas. Sí, todas somos allegadas. Vos que me estás diciendo eso también sos allegada y tenés amigos que tuvieron las mismas conductas que estos pero no están en el tapete porque tal vez no son personas reconocidas”, dice Rebella sobre las discusiones que encuentra en las redes.

“Yo no me creo responsable por estar en un espacio, porque si no, no podría ir a la oficina tampoco, porque no puedo poner las manos en el fuego por la moralidad de la gente con la que comparto un trabajo y el Carnaval lo primero que es para mí es un trabajo. Hay que hacerse cargo sí, pero nos tenemos que hacer cargo todos. No de los delitos de una persona pero sí de que esta situación se tiene que empezar a revertir y no morir en la acusación, porque sino siempre vamos a volver al mismo lugar y no se van a  solucionar los problemas”, sostiene Cardozo.

Dicen y vuelven a remarcar más adelante que no están a favor de la impunidad. Y que de iniciarse un proceso judicial, incluso en el caso de que alguna persona resulte condenada, no invalida la posibilidad de trabajar el que entienden que es el problema de fondo: un sistema de crianza que impone roles de género y posiciones de poder.

Sienten que el tema se ha llegado a tratar con "liviandad". “Hay que ser responsables con las herramientas que usamos y usarlas bien. Nos pasó que un compañero que no está escrachado entró en una lista de una persona equis y como son las redes retuit, retuit, retuit. No sabés lo que implica. ¿Cómo lidiás con esa realidad? Esa persona puede perder un laburo, tiene consecuencias. A veces me parece que no entendemos hasta donde llega el poder que hoy en día tiene la declaración de una mujer, así sea en una red social, sin que haya una investigación. Es de un dogmatismo el "yo te creo" que no está bien. Está bien como postura, como símbolo, pero no como dogma”, señala Cardozo.

La formación de la comisión dividió la opiniones en la interna del carnaval: entre quienes celebraron la iniciativa, quienes sintieron curiosidad y quienes la tomaron como una medida de marketing que lava una imagen para volver a los escenarios e incluso una provocación. Desde la comisión entienden que todos tienen derecho a subir al escenario, así como también tienen derecho a expresarse quienes no quieran que estén allí.

***

El pasado lunes 30 de enero la murga volvió al escenario del Teatro de Verano. La expectativa sobre qué iba a decir en el regreso se fue diluyendo conforme avanzaba el espectáculo. ¿Pensaron hacer referencia a la situación de Varones Carnaval y el proceso que transitan sobre el escenario? “Pensamos mucho, no queríamos decir nada directamente sobre Varones Carnaval, porque terminás en el eslogan. Y es tan contradictorio, complejo, humano, que decirlo en la murga es difícil”, explica Rebella, que también forma parte de la comisión de textos de la murga. 

“Incluso si tomás un cuplé o una canción entera no podés abarcar”, agrega Cardozo y señala que, si bien no participó del aspecto creativo del espectáculo, entiende que es un tema inabarcable. “Te podés parar del lugar de lo políticamente correcto y hacer el eslogan o tenés que entrar en un lugar que es muy difícil de abarcar en algo que tiene que ser entretenimiento, porque el Carnaval obviamente es crítica y reflexión, pero al final es un espectáculo. Lo que sentí grupalmente –porque en un momento se conversó muy por arriba– es que no queríamos cargar con la obligación de decir algo solo porque se decidía volver a salir. Si no se sentía cómodo hacerlo, ir a ese lugar solo por cumplir con lo que mucha gente esperaba no se puede”. 

Un título viejo en el Teatro de Verano

De hecho la segunda mitad del espectáculo, titulado Te podrás imaginar, fue criticada por la decisión de referirse a la crianza y la niñez cuando los señalamientos estaban vinculados a menores de edad. “¿Cómo nos animamos a hablar de la crianza? Yo no tengo respuesta más honesta que dar que hablo de lo que quiero. Eso fue muy interno porque la murga fue muy para adentro y fue un proceso muy interno desde todo punto de vista”, dice Rebella y agrega: “Esa segunda mitad del espectáculo me parece que viene desde un lugar más simbólico de todo el proceso que nosotros como colectivo hicimos, de buscar lugares más honestos para adentro nuestro y más honestos para vincularnos entre nosotros. Todos los que están en la murga sabían que esto iba a pasar, entonces es gente que estuvo dispuesta a poder verse a sí misma, escarbar en sí misma y de repente exponerse”.

Cardozo opina que desde su percepción hay algo de ese proceso que se trasladó al escenario. “Estamos viviendo una situación sin precedentes, tanto por el uso de las redes sociales como por el punitivismo. Todo es nuevo. No podés hacer más que ofrecer el espacio si alguien se quiere acercar a la comisión. Quisimos decir algo con ternura, hay un trabajo emocional. Hay un trasfondo que por ahí no tiene que ver con Varones Carnaval pero sí con una vulnerabilidad arriba del escenario que también está detrás, en la complicidad con el compañero, y no salís incambiado de ahí”.

“Si realmente queremos que algo cambie, hay que tomar otra postura, una de diálogo”.

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