La ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, iba entrando a la Posta de la Laguna, donde se reunían los dirigentes nacionalistas del sector Todos, cuando una militante la detuvo para que se sacara una foto junto a una bandera del Partido Nacional.
La jerarca, que había aceptado a regañadientes asistir al evento, aceptó y sonrió con gusto, mientras a pocos metros, el anfitrión Alejo Umpiérrez adelantaba lo que en los papeles debía ocurrir en las próximas horas.
“Tenemos que pensar más en términos de nosotros y menos de yo. No podemos tener electoralitis y debemos concentrarnos en la gestión durante todo el año”, resumía entre abrazos y saludos.
Concebida como una reunión de militantes, los nacionalistas proyectaron el encuentro de Todos en La Paloma como el inicio de una “nueva etapa” para el sector, porque cada uno de los grupos que lo integran (Aire Fresco, el Espacio 40, el Herrerismo y Futuro Nacional) desarrollarán una estrategia diferente para las elecciones de 2024, lo que los llevará —inevitablemente— a dividirse apoyando a diferentes candidatos.
Esto, porque quien los unió, Luis Lacalle Pou, no podrá participar en la campaña, y retornará como un militante desde el llano a partir del 1º de marzo de 2025, cuando termine su mandato, tal como recordaron en un video homenaje proyectado.
Pero en el acto, que se extendió por unas dos horas en la Posta de la Laguna, la palabra candidatura al lado de un nombre estuvo ausente, lo que dejó inicialmente satisfechos a todos. “Salió bien, salió bien”, repitió en diálogo con El Observador un dirigente nacionalista ni bien terminaron los discursos de los cuatro cabezas de lista.
Pese a su ausencia, motivada por razones constitucionales, el presidente tuvo omnipresencia, ya que su figura atravesó todos los discursos, destacándolo como un “líder y estadista” al que deben “defender más”.
Así como abundaron en elogios a Lacalle Pou, Álvaro Delgado, Javier García, Luis Alberto Heber y Beatriz Argimón, no se guardaron críticas para el Frente Amplio, señalándolo como un partido de oposición “egoísta”, que está sin “rumbo”, que “pega palos de ciego”, al que le “taparán la boca” y que es una “fuerza destructora”.
En sus intervenciones, que tuvieron varios matices, los cuatro dirigentes también coincidieron en la necesidad de salir a comunicar mejor la gestión, sin temor a dar la batalla dialéctica.
El secretario de la Presidencia, el primero en hablar tras las introducciones de Alejo Umpiérrez y Pablo Iturralde, hizo un discurso de carácter técnico en el que destacó que el “corazón” del gobierno estaba presente, en referencia a la participación de buena parte del gabinete como Omar Paganini (ministro de Industria), Pablo Da Silveira (Educación), Francisco Bustillo (Cancillería), Rodrigo Ferrés (prosecretario de la Presidencia) y José Luis Falero (Transporte), y varios subsecretarios y jerarcas de diversos organismos. “Estamos haciendo el mejor gobierno de los últimos tiempos, tenemos que decirlo con orgullo”, expresó.
Apalancó sus palabras sobre los conceptos de crecimiento y desarrollo, los que entiende que serán fundamentales para la población a la hora de definir si en 2024 les renuevan la confianza.
Entre los logros de gestión, mencionó la Ley de Urgente Consideración (LUC), el plan de asentamientos, el proyecto Neptuno, las obras de saneamiento en el interior y la inversión en infraestructura.
Señaló que quedó claro que se podía “gobernar mejor”, que los gobiernos del FA aumentaron impuestos “implícita y explícitamente”, y que la situación en que dejaron el país fue “casi inmoral”.
“Las cifras no mienten, otros mienten. La oposición tiene que discutir con la realidad, no con nosotros”, dijo provocando aplausos antes de destacar que estaban “prontos” para anunciar la rebaja del IRPF y el IASS en marzo porque la economía creció más de 5% en 2022.
El repaso de la gestión realizado por Delgado habilitó al resto a intentar no redundar, y el ministro de Defensa, Javier García, aprovechó para hablar como “militante”.
Dijo que la coalición de izquierda es la “peor oposición” y que en los últimos días habían citado a un ministro por “bajar las tarifas”, algo que es “insólito”.
En oposición a esto, defendió al gobierno señalando que el rumbo era la “libertad” y postuló —con mirada a futuro— que la “unidad” de los blancos era un “valor estratégico”.
“En ella y su cuidado está el buen funcionamiento del gobierno”, dijo antes de reconocer que “llegado el momento”, los blancos deberán asumir que Lacalle Pou no estará en la campaña por lo que todos deberán “empujar” las riendas.
Así como García le puso voz a los sentimientos de la militancia, Heber se posicionó como el viejo de la tribu, para hacer un discurso enfocado en los errores que aprendieron. ¿Qué errores? Los que cometieron en el gobierno anterior, el de Luis Alberto Lacalle Herrera entre 1990-1995.
Desde ese lugar, considerando que era el único que estuvo en las dos administraciones —entonces era diputado y ahora es jerarca de gobierno—, el líder del Herrerismo repasó algunos eventos similares para concluir que no están siguiendo el mismo camino.
Mencionó, por ejemplo, que Lacalle Herrera envió cuatro reformas de la seguridad social que naufragaron; que perdió el plebiscito de las empresas públicas; que la coalición duró menos de dos años, y que el Parlamento le bombardeó los proyectos que llegaron “en frío”.
Todo esto, aseguró, no ocurrió con Lacalle Pou, ya que la reforma jubilatoria fue aprobada en el Senado y los diputados no deben “echarle agua al vino”; ganaron el referéndum contra la LUC; la coalición sigue vigente, y no se han rechazado leyes promovidas por el gobierno.
Heber logró la mayor ovación cuando recordó que estaba denunciado por la extensión de la concesión del Puerto de Montevideo a Katoen Natie y dijo que “no solo” tapa “bocas de pasta base” sino que también iba a tapar “bocas de opinión”.
“Que me revisen”, dijo gritando antes de contar que estaba “orgulloso de Lacalle Pou” y —con picardía— que lo había visto “muy herrerista” al denunciar “sin pelos en la lengua” y “con coraje” las miradas hemipléjicas sobre algunos países de la región como Cuba, Venezuela y Nicaragua.
“Lo vi brillar esta semana e imponer sus temas”, agregó en el cierre, antes de pedir que “echaran el resto” y que recién el año que viene será tiempo de hablar de candidaturas aunque la prensa estuviese “desesperada” por que lo hicieran “antes”.
Beatriz Argimón fue la encargada del cierre y con un discurso más breve que sus antecesores, la vicepresidenta destacó que con su liderazgo Lacalle Pou “modernizó” la política e hizo que todo el Partido Nacional entendiera que se está "viviendo otro tiempo”.
La vicepresidenta reiteró una de las razones por las que decidió abrir Futuro Nacional —su sector— y pidió a los nacionalistas “abrir su base”, algo que entiende “estratégico” para poder ganar las próximas elecciones.
“Debemos estar en todos lados este año, todos tenemos un rol, hay que salir al territorio a comunicar lo que el gobierno está haciendo”, sentenció cuando el olor a chorizos y asado se hacían sentir.
Los nacionalistas esperan que el 2 de marzo, cuando Luis Lacalle Pou rinda cuentas en el Parlamento, anuncie la rebaja de los impuestos que prometió en el Compromiso por el país.
Para ese día, Javier García pidió que los blancos de todo el país fueran a las afueras del Parlamento para homenajear al presidente.
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