El partido que Progreso y Peñarol jugaron este jueves en el Parque Paladino por la 14ª fecha del Torne Clausura estuvo en duda hasta último momento a causa de las lluvias que cayeron toda la jornada.
Cuando la terna arbitral encabezada por Daniel Fedorczuk salió al campo de juego le hizo notar a los delegados de ambos clubes que las líneas estaban borradas y que no iba a ser posible si no se podían volver a marcar.
El juez advirtió que 10 minutos antes de empezar el partido, a la hora 15.50, iba a inspeccionar nuevamente el escenario y probar si la pelota picaba de acuerdo a lo inundado que estuviera el campo de juego.
Acto seguido, un dirigente de Progreso se puso el partido al hombro. El hombre agarró la única máquina que tenía el campo de juego para pintar las líneas y volvió a demarcar solo todo el escenario.
Sin embargo, la línea central del campo de juego que terminó pintando a mano quedó bastante torcida.
Cosas del pintoresco fútbol uruguayo.
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