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De boca abierta ante cosplays, historietas y artistas: un recorrido por la Montevideo Comics 2023
De la mano de su madre, para no perderse en la multitud que avanza lento por la Montevideo Comics 2023, un niño abre la boca y no la puede cerrar. Acaba de aparecer frente a su cara una especie de cañón ametralladora dorado. El chico que lo carga lleva en su otra mano un tridente. A las espaldas del niño, hay una persona disfrazada de Din Djarin —el protagonista de The Mandalorian— con un Baby Yoda en sus brazos. Entre la gente, dos jóvenes elevan sus carteles: uno ofrece abrazos gratis, el otro abrazos gratis pero metaleros.
Un poco más lejos, una chica tiene un martillo negro con cabeza de caballo y un vestido rojo de cuadros y corazones, inspirada en el videojuego Alice Madness Returns. A unos metros, un padre coloca pieza por pieza la armadura del Comandante Rex de la serie The Clone Wars a un niño de unos nueve años. A su lado, un poco más chico, otro niño ya tiene su cosplay pronto: el Master Cheaf de Halo.
Entre los stands que colman la cancha del Antel Arena hay tiendas con figuras de acción de Dragon Ball, tazas con Riuk de Death Note, tallados en madera de Naruto. Otras venden mangas, cómics de Batman y de The Walking Dead. Remeras de Indiana Jones y Stranger Things.
Está AUCH, la Asociación Uruguaya de Creadores de Historietas, con los volúmenes de Prócer Zombie y novedades como INMADURO: Cómics de la vida cotidiana, Montevideo Vampiro o Artigas: El patriota sin patria —que en el escenario Metrópolis a pocos pasos lo representa la Comedia Nacional—. También cuentan con stands las editoriales uruguayas de ciencia ficción, como Ruido Blanco o Mig 21. La última, con sus colecciones de cuentos Contaminación Futura y de literatura acelerada: Hyperpulp.
En algunas mesas se juega a las cartas de Yu-Gi-Oh! y para el entretenimiento hay también máquinas de baile y arcades de Mario Bros y de Los Simpsons.
Este sábado, en la entrada de la Montevideo Comics, artistas internacionales y nacionales están sentados a la espera del público. Por un lado, el neoyorkino Dan Parent, conocido por ilustrar a Archie y Sabrina, la bruja adolescente, y la francesa Marguerite Sauvage, que dibujó Thor, DC Bombshells y Faith. Sobre la mesa están sus obras. También están los dibujos de películas como Alien o The Lighthouse que hizo la uruguaya que firma como blop_a.
A las primeras 1.200 personas que ingresan al festival tanto este sábado 8 como el domingo 9 —desde el mediodía— se les entrega una recopilación de la tira Peloduro: historietas alguna vez de circulación masiva, que su creador Julio Emilio Suárez (Salto, 1909 - Montevideo, 1965) publicó en revistas y diarios.
El homenaje a la figura del personaje Peloduro, y al ícono de la historieta nacional que lo creó, se extiende también al nombre del tablado donde se dan charlas y lecturas: sobre arte cartográfico, las últimas novedades editoriales de cómics en Uruguay, cómics Argentinos. Otro de los espacios es la sala de proyecciones Radiocero donde pasan fan films, películas como Al morir la matinée o las del Festival Internacional de Animación. También está la Sala de peligro con charlas sobre juegos de mesa, el manga en Uruguay y mujeres en juegos de rol. A esto se le suman los talleres en Cerebro, sobre ilustración fantástica o creación de fanzines y de juegos de mesa.
En el escenario Metrópolis, el domingo desde las 19:30 se celebra el clímax: el concurso de cosplay Montevideo Comics.
Los adultos que toman decisiones
Durante una década, el festival estuvo en el Auditorio Nacional Adela Reta, pero este año, tras las más de 10 mil personas que fueron a la edición del 20° aniversario, cambió de sede para el Antel Arena.
El cofundador y codirector de la Montevideo Comics, Matías Castro, dijo a El Observador que era una idea con la que venían "coqueteando desde antes de la pandemia".
"Era un salto muy grande, a nivel de los requerimientos de producción y un montón de exigencias que implica ir al Antel Arena. Llegó la pandemia, dejamos de hacer el festival por dos años. Y el año pasado decidimos celebrar la edición de los 20 años en el auditorio del Sodre que es el edificio donde habíamos estado los últimos diez años, que nos recibió súper bien y que nos permitió crecer mucho", explicó.
"Pero después del resultado del año pasado, que fue muy bueno a nivel de público porque fueron más de 10 mil personas, nuestro pico de público en la historia que tenemos, decidimos dar finalmente el paso a este lugar", sostuvo Castro.
El fundador del festival que empezó en el boliche Pachamama en 2002 señaló que "uno de los factores que contribuyó a eso fue que el auditorio ya había quedado intransitable para el público".
"Había mucha gente que no terminaba de disfrutar bien o hacía una parte del recorrido y después entre tanta gente se bloqueaba un poco y no podía seguir avanzando, entonces se volvía medio necesario ir a un lugar espacioso que nos permitiera a la gente una experiencia un poco más cómoda y también a nosotros poder generar nuevos sectores y potenciar los que ya estaban".
Sin embargo, incluso en el Antel Arena, hay tramos del festival con embotellamientos. Quizás ya es inevitable dada la magnitud del evento. La Montevideo Comics empezó como algo de nicho hace más de 20 años, pero para Castro ya "se nota un cambio hasta cultural", que el festival refleja.
"Creo que el crecimiento de todos los microuniversos que están dentro del festival, como los juegos de mesa, los e-sports, los ilustradores, la historieta que es el eje del festival, el cosplay, han ido creciendo por su cuenta. El festival al reunirlos muestra el progreso que han tenido en todos estos años", plantea el cofundador.
En este sentido, Castro, de 47 años, apunta a "notorios cambios generacionales a nivel sociedad y de consumos culturales".
"La gente que toma decisiones en muchos lados, en instituciones públicas, educativas, en empresas, pertenecen a generaciones que nos hemos criado con un vínculo muy estrecho con muchas manifestaciones de la cultura popular: desde los dibujos animados, las figuras de colección, los cómics, los videojuegos".
"Todos guardamos un vínculo de más cercanía con todas esas disciplinas. Entonces cuando llegamos ahora a la adultez y podemos tomar decisiones una iniciativa como la de Montevideo Comics nos suena un poco más familiar", explica.
"Entendemos que puede ser parte del círculo cultural de actividades acá en Uruguay. No es una cosa tan rara".
