Durante 2019 el consumo de carne bovina por parte de la población uruguaya disminuyó, en forma leve, según estimaciones de los técnicos del Instituto Nacional de Carnes (INAC). “El 2018 cerró con 2,3 kilos menos de consumo promedio y esperamos que 2019 pueda estar un poco por debajo”, estimó Jorge Acosta, gerente de información del INAC.
A pesar de que los números finales de 2019 no están, dado que para eso tiene que concluir el año, desde el instituto se observó una baja en el consumo, así como también un menor volumen de carne volcado al mercado interno –de 8% a 10% menos, se indicó–.
Estos datos se expusieron en el marco de la conferencia de cierre anual de actividades que el INAC realizó en su sede este jueves 26, con la presencia de su presidente, Federico Stanham, y de algunos de sus gerentes de área.
En 2018 el consumo total de carnes alcanzó los 97,7 kilos por habitante por año (kg/hab/año), observándose una disminución con respecto al año anterior, de casi 3 kg/hab/año. La caída más importante se observó en la carne bovina. El consumo per cápita de carne porcina y aviar, en conjunto, fue similar, ya que hubo una disminución de 1,5 kilos en el consumo de carne aviar y un alza en la de cerdo (1,3 kilos).
La tendencia es que los precios al alza de la carne vacuna continuarán
Respecto a 2019, se informó que se volcó un mayor porcentaje de la carne producida a la exportación, pero también hubo un aumento importante de participación de la carne importada.
Durante 2019 Uruguay importó prácticamente un 24% de carne, 11% más respecto a 2018.
Durante los últimos meses del año el aumento en las compras externas fue aún más acentuado, de entre 35% y 38%, lo que habla de “un cambio de matriz de consumo muy importante”, según lo indicado por Acosta.
Stanham hizo referencia a los reiterados aumentos que ha tenido la carne vacuna a lo largo de este año. “El conflicto tiene un componente de desilusión por la suba de precios y no saber qué está pasando que los precios están subiendo. Los precios han subido mucho en el mercado interno porque el precio de exportación de Uruguay ha subido mucho”, aclaró.
Entre los motivos de la suba, señaló que más del 75% de la carne uruguaya se exporta y, por lo tanto, el precio interno está atado al precio de exportación.
Además, indicó que las plantas exportadoras (25 en total) faenan el 96% de la carne, por lo que “necesariamente los precios están aún más interconectados”.
Por último, mencionó que la suba del dólar, un acumulado de 16% , también se traslada al precio que el frigorífico pasa a los puntos de venta. “Hay una suba muy fuerte que se traslada al precio que se le vende al carnicero y ahí se genera el traslado más o menos directo al consumidor. El carnicero es el que da la cara al cliente, debe intentar mantenerlo y a su vez recibir las quejas. Es simple: sube el precio de exportación, sube el precio del ganado y sube el precio que se le vende a los carniceros. Es muy directo”, explicó.
Por todo esto, Stanham sostuvo que la situación que se vive en China con la fiebre porcina y sus efectos se verá reflejada, por lo menos, durante dos años más y, por lo tanto, la tendencia es que los precios en alza de la carne vacuna continúen.
Acosta profundizó sobre los cambios realizados sobre el coeficiente peso canal que se estará actualizando a partir de los primeros días de enero, así como el cambio de metodología de cálculo de consumo de carnes en el mercado interno. En ese sentido, informó que el nuevo coeficiente de peso canal va a estar en el entorno de 1.4 (la referencia anterior era 1.45).
“Eso va a tener una reducción próxima al 3% en volumen equivalente con hueso. Los 50 kilos menos del 1,40 respecto al 1,45 significan un 3,4% de volumen menos”, señaló. De todas formas, valoró que la nueva cifra es un crecimiento de 3,6% del ingreso medio de exportación. “Es decir, se va a valorizar el indicador en un 3,6% por el hecho de decir tengo menos volumen por la misma cantidad de dólares”, afirmó.
Al respecto, el gerente general del INAC, Fernando Gil, aclaró que no se cambió la forma de calcular el indicador, sino que se debe al cambio que hubo en la ganadería y, por lo tanto, en el rendimiento de los animales. “Eso es algo a destacar. Los animales son distintos y significa que hubo un cambio genético y en los sistemas de producción. Son cambios que hacen que un animal rinda más a la hora de producir carne, que en definitiva es lo que más nos importa”, reflexionó.
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