La Asociación Uruguaya de Fútbol hizo lo que estuvo a su alcance. Se armó una campaña publicitaria. Los dirigentes salieron a declarar y pidieron calma y por todos los medios solicitaron respeto hacia el himno chileno.
El entrenador de la selección uruguaya, Oscar Tabárez, se separó desde el primer momento del tema. Apenas puso un pie en el aeropuerto para viajar a Quito, aclaró: “Desde ya les digo que no voy a hablar de ese tema porque es una forma de no contribuir a crear el clima que a nivel mediático se está creando”.
Apenas regresaron de Quito, los jugadores celestes echaron por tierra todo rumor de que no saludarían al jugador chileno.
Cavani declaró que era tema cerrado, Godín desmintió todo y todos hablaron del partido.Pero será inevitable. La gente concurrirá al Centenario a ver “el otro” partido. El que jugará Jara contra la tribuna. Porque es probable que la lucha entre los jugadores se limite a lo que pase en el campo de juego. Pero con la gente será distinto.
Jamás tuvo tanta fama Jara como desde el día en que se metió con Edinson Cavani. Para la gente era un jugador más.
Sin embargo, como nunca, se siguió con atención la lista de los convocados de Chile para saber si venía Jara.
Muchos apostaron que no viajaría a Montevideo, que diría estar lesionado para no venir.
Y todo se incrementó por un clima generado a todo nivel. Desde los periodistas hasta algunos futbolistas como Diego Lugano que, sin pelos en la lengua, declaró: “Y con este muchacho “Jarita” habrá que “hablar” cuando nos crucemos por el mundo!”.
Por todo lo expuesto, la gente asistirá al Centenario para formar parte de otro partido. El que mantendrán con el lateral que juega en Mainz de Alemania. Y no se trata de violencia porque nadie lo va a agredir. Pero a nadie escapa que los aficionados observarán en detalle cada pelota dividida a la cual vaya Jara. Clamarán para que le hagan sentir eso que identifica a los uruguayos.
Es probable que la tribuna ni se inmute si lo pasan como un poste, pero si festejará si recibe alguna patada.
Ante todo, la estrategia de Uruguay debería ir muy de la mano con el discurso público: concentrarse en el juego, en como superar a un defensor que no pasa de lo correcto, y no desgastarse en peleas extrafutbolísticas. Si así lo hacn estará más cerca de una victoria, que será la mayor “venganza”. Y la gente deberá recordar que es sólo un partido de fútbol, y que no está en juego nada más que un resultado.
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