El FMI redujo su proyección de crecimiento económico mundial para 2023 al 2,9%

El organismo, sin embargo, aclaró que "el pronóstico para 2023 es 0,2 puntos porcentuales más alto que lo previsto en octubre de 2022, cuando presentó las WEO durante su asamblea anual celebrada en Washington, en octubre pasado, pero está por debajo del promedio del 3,8% de la década pasada, lo que confirma una desaceleración global, según los analistas.

"El aumento de las tasas de los bancos centrales para combatir la inflación y la guerra en Ucrania continúan pesando sobre la actividad económica. La rápida propagación de Covid-19 en China frenó el crecimiento en 2022, pero la reciente reapertura allanó el camino para una recuperación más rápida de lo esperado", enfatizó el organismo.

El documento agrega que el FMI "espera que la inflación mundial caiga del 8,8% en 2022 al 6,6% en 2023 y al 4,3% en 2024, todavía por encima de los niveles previos al bienio de la pandemia de alrededor de 3,5%".

El texto destaca que los riesgos adversos se han moderado desde octubre pasado. En este sentido califica como plausibles “un mayor impulso de la demanda reprimida en numerosas economías” y “una caída más rápida de la inflación”. No obstante, enfatiza que “los graves resultados de la crisis sanitaria en China, una escalada de la guerra en Ucrania y las condiciones de financiamiento global más estrictas que empeoran el sobreendeudamiento” podrían frenar la recuperación, factores negativos a los que suma “una mayor fragmentación geopolítica”.

En relación con los niveles de endeudamiento, el FMI considera que "el menor crecimiento y los mayores costos de endeudamiento han elevado los índices de deuda pública en varias economías" y recomienda que cuando la deuda es insostenible implementar reestructuraciones “como parte de un paquete de reformas” que deberían incluir “la consolidación fiscal y medidas del lado de la oferta que mejoren el crecimiento".

Según su tradicional posición, el FMI afirma que "las reformas pueden evitar la necesidad de un ajuste posterior más disruptivo”. Sobre este punto, señala que “el apoyo de los gobiernos a los hogares y empresas ayudaron a amortiguar los efectos negativos y, en ocasiones, limitó el traspaso de los precios de la energía a la inflación general". El análisis, sin embargo, agrega que "las medidas temporales y de base amplia son cada vez más costosas y deberían ser retiradas y reemplazadas por enfoques específicos".

Al respecto, el FMI considera que "la focalización puede lograrse a través de redes de seguridad social, como transferencias de efectivo a hogares elegibles en función de los ingresos, o por transferencias a través de las compañías eléctricas basadas en el consumo de energía pasado". Por último, recomienda “subsidios temporales” que deberían ser “compensados por medidas generadoras de ingresos, incluidos impuestos solidarios únicos sobre hogares y empresas de altos ingresos".

La zona del euro, estancada

La difusión del documento coincide con la información publicada por la agencia europea de estadísticas Eurostat, que señala que la economía de la eurozona creció 0,1% en el cuarto trimestre del año 2022, un resultado que la aleja de una recesión que parecía inminente, pero sugiere un crecimiento todavía muy frágil en lo que resta del año.

El resultado del último trimestre del año pasado representa un leve retroceso con relación al trimestre anterior, que había arrojado un avance de 0,3%, y arroja para el conjunto de 2022 una avance del Producto Interno Bruto (PIB) del 3,5% para el conjunto del área, resultado más elevado que el registrado en el mismo período por China (3%) y Estados Unidos (2,1%).

El informe, coincidente con el elaborado por el FMI, destaca el impacto de la guerra en Ucrania, la persistente y elevada inflación y el alza en los precios de la energía como los principales factores que arrojaron y siguen arrojando una nube de incertidumbres sobre el futuro de la economía europea, con la posibilidad de un cuadro recesivo en el invierno boreal.

En un mensaje vía Twitter, el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, saludó como una “buena noticia” el resultado del conjunto de los 20 países de la Unión Europea (UE) que adoptaron el euro como moneda común y tienen el Banco Central Europeo (BCE) como autoridad monetaria. Gentioli, sin embargo, insistió en que la zona sigue enfrentando “múltiples desafíos” y aunque evaluó “que las perspectivas para este año parecen un poco más prometedoras”.

Los analistas coinciden en que el crecimiento de la zona es todavía muy incipiente y que podría mantenerse de esa forma en lo que resta de 2023, o incluso devenir en un escenario recesivo. Son los casos de la consultora Oxford Economics y del banco ING; también de Capital Economics, cuyo economista jefe indicó que la perspectiva de una recesión fue postergada, pero no ha desaparecido por completo.

"El pequeño aumento del PIB en el cuarto trimestre fue mejor de lo que temíamos hace unos meses, pero la economía, excluida Irlanda, sigue estancada. Los datos muestran un deterioro hacia el fin del trimestre y la política monetaria más restrictiva sigue afectando a los hogares y las empresas. Creemos que es probable que se produzca una recesión en la zona euro este año", apuntó Kenningham.