Mundo > Camino sin éxito

El laberinto del Brexit: la votación que se transformó en un problema

Luego de tres años, los británicos siguen sin encontrar una salida
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31 de julio de 2019 a las 05:00

El proceso de salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE), el Brexit, demostró ser complicado desde su comienzo y, hasta el momento, las únicas salidas que se provocaron son la de sus gobernantes.

Luego de pertenecer por 43 años a la UE, el Reino Unido dio un vuelco en 2016 cuando casi el 52% de los sufragantes británicos se pronunció para que deje de formar parte. Aunque existen mecanismos para poder abandonar la UE, nunca un país abandonó el bloque, lo cual implica -tal como este proceso demuestra- una ardua negociación.

Uno de los fundamentos principales a favor del acuerdo es que los británicos recuperarían el control sobre sus asuntos, en particular en relación a las fronteras, lo que derivaría en un mejor control de la migración.

Tras el referendo, David Cameron, el primer ministro que convocó a la consulta y a su vez hizo campaña para que Reino Unido se mantuviera en la comunidad europea, anunció su renuncia y le cedió el lugar a la ministra de Interior, Theresa May (quien está a favor del Brexit).

May fijó un plazo de dos años para negociar las modalidades del divorcio, el que tenía tiempo de ser negociado desde marzo de 2017 hasta el 29 de marzo de este año.

La entonces primer ministra ordenó adelantar las elecciones legislativas y de esa forma poder asegurar su autoridad. Sin embargo, las cosas no salieron como esperaba, ya que el Partido Conservador perdió la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes y se vio obligada a aliarse con 10 nor-irlandeses electos del Partido Unionista Democrático de Ulster (DUP). De esta forma su posición quedó frágil, aun antes de empezar de manera oficial las negociaciones con Bruselas.

Aunque finalmente Bruselas y el gobierno de May alcanzaron un acuerdo, con 432 votos en contra y 202 a favor la primera ministra sufrió el contundente rechazo de los parlamentarios por el acuerdo del Brexit.

En la negociación el obstáculo principal se centra en cómo resolver la frontera entre la República de Irlanda, miembro de la UE, e Irlanda del Norte, que forma parte de Reino Unido, sin la necesidad de una frontera física. Como solución acordaron el llamado "backstop", lo que significa que cuando termine el período transitorio en enero de 2021, Irlanda del Norte seguiría transitoriamente en la unión aduanera y en el mercado único europeo, pero el resto de Reino Unido los abandonaría. Esa alternativa se ejecutaría si no se llega a un acuerdo definitivo en torno a la relación económica comercial de ambos.

Sin éxito

El 27 de marzo de 2019, mientras el Parlamento debatía posibles alternativas al acuerdo de May, la primera ministra reunió a sus diputados y les prometió que iba a dimitir si lograba la aprobación del texto. Sin embargo, dos días después fue rechazado nuevamente por 344 votos contra 286.

Si no se formalizaba un pacto sobre la salida amistosa de Reino Unido de la UE, Londres quedaba automáticamente fuera del bloque, con todas las consecuencias: lo que llaman "Brexit duro".

Si bien el acuerdo negociado por May demostró ser impopular entre los parlamentarios, hay algo que despierta incluso más rechazo, y eso es el Brexit duro.

El Consejo Europeo aceptó aplazar la salida hasta el 22 de mayo si Reino Unido aprobaba el Tratado de Retirada, dejándole de lo contrario hasta el 12 de abril para presentar una propuesta alternativa.

May decidió entonces girar hacia la oposición laborista en busca de un compromiso para salir del bloqueo parlamentario y el 11 de abril obtuvo de la UE un aplazamiento "flexible": hasta el 31 de octubre pero con la posibilidad de salir antes del bloque si Londres encontraba una solución.

Sin embargo, y a pesar de sus intentos fallidos, May no logró conseguir que Reino Unido saliera de la UE, lo que llevo a su dimisión.

Bréxit duro

Boris Johnson, el nuevo líder del Partido Conservador británico, primer ministro y defensor del Brexit duro, asumió un papel contundente a favor del acuerdo, prometiendo que cuando llegase al poder sacaría a Reino Unido de la UE el próximo 31 de octubre, con o sin acuerdo.

El nuevo primer ministro tomó el relevo con una precaria mayoría conservadora en la Cámara de los Comunes del parlamento lo cual es indicativo de que los británicos seguirán recorriendo el laberinto que empezaron a transitar el día que pusieron el voto proBrexit en la urna. Un voto que señaló una expresión popular pero que, al mismo tiempo, generó una situación de conflictividad política en función de la incapacidad dirigencial de encontrar una salida. 

 

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