Estimado lector, imagine por un momento a los respectivos presidentes del Mercosur inaugurando un polo de desarrollo e innovación tecnológica, formado por universidades y empresas regionales, en sociedad con inversores de Silicon Valley y entidades académicas de Estados Unidos. Se trata de un proyecto aplicado a la biotecnología, a las energías renovables y a la producción de microprocesadores y también de software para el sector agropecuario. Mientras, se expanden las cadenas agroindustriales integradas, exportando bienes agrícolas con alto valor agregado, a mercados de Medio Oriente y del sudeste asiático. En el bloque funciona además, un centro de diseño y producción de “drones” para el monitoreo de cultivos, y de tractores eléctricos, con know how y componentes de la región, y la participación de empresas chilenas que proveen las baterías de litio y su tecnología para los vehículos.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá