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El otro contagio: empresas se empiezan a quedar sin liquidez y toda la cadena se afecta

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16 de abril de 2020 a las 16:26

Cuánto dolerá y costará el coronavirus es una pregunta que ni siquiera puede tener hoy una aproximación certera. El propio gobierno se encarga de explicitar que no tiene números porque todavía la luz al final del túnel no se vislumbra. Lo mismo dicen distintos analistas económicos y organismos internacionales donde la incertidumbre es la palabra que más se repite para el corto plazo. 

Pero por fuera de ese abordaje hay efectos que ya se están sintiendo (y fuerte) sobre la economía real, en el día a día de miles de negocios y empresas a lo largo y ancho del país:  cómo acceder al capital de trabajo (liquidez) que necesitan para mantener sus empresas en marcha. Esa cadena de eslabones que tracciona la economía uruguaya requiere el combustible necesario (plata) para que sus tensores no comiencen a crujir hasta cortarse y el motor empiece a perder piezas. Ese parece ser el gran desafío económico para lo que resta de este año, ya que el consenso internacional maneja un efecto rebote para la economía mundial en 2021. El FMI proyecta un crecimiento del 5% del PIB para Uruguay el próximo año, no sin antes atravesar una recesión (-3%) este 2020. 

La abrupta bajada de tensión de la actividad económica -que desató el coronavirus desde hace un mes- está provocando varios descalabros. Más de 125 mil trabajadores fueron enviados al seguro de pargo, despidos y negocios que debieron bajar la cortina. Otros intentan volver lentamente porque no tienen cómo soportar el parate por más tiempo.

El gobierno ha tomado medidas para mitigar el impacto social de la pandemia y también económicas como autorizar a los bancos postergar vencimientos de créditos liberar encajes (pesos que los bancos tienen depositados en el Banco  Central) para que la banca tenga capacidad de financiar nuevos créditos a las empresas. 

Pero la persistencia del covid-19 y sus efectos dejan la sensación de que con esas medidas no alcanzan, al menos, para llegar de forma rápida y eficaz al grueso de las empresas que hoy están sufriendo por la falta de liquidez. Para muchas el acceso a los bancos no es una opción, y también parece lógico que el sistema financiero hoy tenga una mayor aversión al riesgo: las chances de perder con un crédito son más altas que apenas un mes atrás. 

El economista y expresidente del Banco Central Julio de Brun se encargó de poner sobre la mesa la importancia de monitorear la salud de la principal fuente de financiamiento de las empresas uruguayas en los últimos 50 años: los proveedores. En un coloquio virtual organizado por la Universidad de Montevideo dijo que será clave en los meses venideros mantener la cadena de pagos en funcionamiento en todos sus eslabones porque no puede pasar que una empresa deje de producir o exportar por no tener la liquidez necesaria. En ese sentido, recordó el papel fundamental que tienen las grandes empresas para financiar a sus proveedores más pequeños, por ello dijo que también deben ser foco de atención para ver cómo está hoy su salud financiera y no solo apuntar a las pymes. 

En una línea similar se manifestó el actual economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, el uruguayo Martín Rama. Entrevistado por Carve declaró este miércoles que su "mayor preocupación" por la crisis del coronavirus son los meses venideros y cómo eso afecta a las empresas y su cadena de pagos. "Los tres grandes motores de la economía se van a estar encaminando para 2021. Nuestro gran temor es en el medio, entre las empresas cerradas y la recuperación. Va a haber en ese medio muchas empresas que van a tener dificultades para pagar sus deudas, mantener personal y vamos a tener una serie de efectos en cascada que no son directamente relacionados a la epidemia", comentó.
Y alertó que si esas dificultades se trasladan al sistema financiero puede ser aún más doloroso para las sociedades de los países de América Latina. 

Por ello De Brun considera que desde ya hay que empezar a diseñar y tener prontos mecanismos de financiamiento con los bancos -por fuera de su balance- para el sector empresarial. Sugirió que una alternativa podría ser que las AFAP aporten fondos para algunos clientes específicos de los bancos para atravesar la etapa más dura de la tormenta. Dijo que una de las ventajas de esta salida es su rápida instrumentación frente a otro tipo de opciones que habría que diseñar desde cero. 

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