Este miércoles en medio de la interpelación del Frente Amplio (FA) a los ministros del gobierno por la crisis del agua, la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón, debió ordenar desalojar las barras tras un tenso momento que se vivió en la Cámara de Senadores.
La interpelación era seguida en las gradas por integrantes de la Federación de Funcionarios de OSE (FFOSE), entre los que se encontraba el dirigente Federico Kreimerman.
Quien estaba haciendo uso de la palabra era el senador nacionalista Sergio Botana, encargado de liderar la defensa del gobierno en esta interpelación, que del otro lado tiene al senador frenteamplista Enrique Rubio, además del resto de la oposición.
Botana leyó la norma UNIT que establece los límites para los cloruros y los sodios en el agua que distribuye OSE, máximos que están vinculados a las propiedades sensoriales del agua, no así a los potenciales riesgos para la salud.
En el caso del sodio el límite establecido es de 200 milígramos por litro, mientras que para los cloruros es de 250 milígramos por litro. De forma extraordinaria y por 45 días, OSE pidió al Ministerio de Salud Pública (MSP) aumentar esos valores, que hoy están en 400 milígramos por litro de sodio y 700 milígramos por litro de los cloruros.
Botana se remitió a la norma de la UNIT para recordar que los niveles de arsénico en el agua sí tienen límites máximos vinculados a los potenciales riesgos a la salud que puede presentar para los consumidores si se encuentra en exceso.
"El gobierno del Frente Amplio convivió con esto sin haber hecho absolutamente nada. Donde hay riesgo para la salud humana en 163 localidades del país. Que ya empezó el proceso de inversión para revertir este daño. En 163 localidades del Uruguay se está envenenando, muy de a poquito, es cierto. Pero esto es envenenar a la gente. Que la gente tenga problemas sensoriales con el agua, no es envenenar a nadie", sostuvo el senador blanco.
Fue entonces que se empezaron a escuchar los comentarios y gritos desde las barras. "Ni me proteja, señora presidente. No necesito", pidió Botana.
Argimón comenzó a interceder, advirtiendo que leería el artículo del reglamento del Senado que establece que las barras no pueden intervenir en la sesión, pero no pudo terminar porque los gritos subieron de tono.
"¡Se van a desalojar las barras!", exclamó entonces la vicepresidenta de la República y los funcionarios del Palacio Legislativo procedieron a hacer cumplir la orden. "¡Que se desalojen las barras ya!", insistió Argimón.
"Pongan soluciones, agua salada sale de la canilla. Desde 1970 está el proyecto arriba de la mesa, pasaron todos los gobiernos y ninguno hizo nada. Háganse cargo. El agua que hoy sale de la canilla no es potable", se escuchó decir a algunos de los presentes en las barras, mientras eran desalojados.
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