Laquintana y Menosse celebran el triunfo clásico

Fútbol > EL ANÁLISIS

El triunfo clásico que engrandece y homenajea al Peñarol de Alfredo Arias, y castiga a Nacional

Mirá el análisis de lo que dejó la fiesta que se vivió en el Campeón del Siglo
Tiempo de lectura: -'
01 de abril de 2023 a las 20:52

La tensión que generó el clásico en el Campeón del Siglo, como consecuencia de todo lo que se vivió en lo previo con la fijación del partido, quedó indisimulablemente marcada en un partido en el que Peñarol consiguió un triunfo 2-0 que lo engrandece, que le rinde un homenaje al fútbol de Alfredo Arias, porque fue quien apostó a ganar con su propuesta (como desde que empezó el Apertura), y castiga a Nacional, porque falló en la elección del entrenador y, aunque cambió a tiempo, no fue suficiente para llegar a la novena fecha del primer torneo de la temporada con una consistencia futbolística sino con un equipo en formación.

Nada de lo que ocurrió este sábado es definitivo, pero, de lo que no caben dudas, es que marca una tendencia en un torneo en el que los aurinegros están mostrando cuál es el camino futbolístico para llegar al éxito.

Este triunfo de Peñarol tiene un mérito enorme de su entrenador Alfredo Arias, que en la semana más difícil no falló.

Alfredo Arias está sacando momentos de fútbol de alto nivel con sus jugadores

Peñarol venía de sembrar dudas en el estadio Belvedere, así quedó escrito hace una semana, y tenía por delante el desafío de lograr una victoria de esas que afirman y masillan posiciones futbolísticas, estrategias y planes para llegar a los objetivos.

Las debilidades que el equipo de Arias había planteado hace una semana, las cambió por certezas, y confirmó que volvió a ser el mismo que venía expresando su mejor versión futbolística, y sin la Arezo-dependencia que estableció en los seis primeros partidos.

De todas formas, le costó a Peñarol conseguir que su juego comenzara a fluir. 

Nacional lo llevó a la desesperación futbolística con un planteo en el que no le dejó espacios para correr, que es lo mejor que sabe hacer este equipo de Arias con Ignacio Laquintana por un lado y con Kevin Méndez por el otro.

La pasó mal, y el partido le quedó cómodo (en la versión defensiva) a Nacional, hasta que a los 25 minutos el partido se abrió solo, cuando Kevin, uno de los cuatro mejores de Peñarol en el CDS, aceleró con la pelota y dejó un tendal. Primer aviso y anuncio de lo que ocurriría después.

Por la precariedad de este equipo tricolor (porque el entrenador tiene dos semanas de trabajo con sus jugadores, lo que se transforma en una limitante incuestionable), Gutiérrez planteó una formación para evitar sobresaltos. Era lógico. Nacional llegó al Campeón del Siglo en formación y en una etapa que Peñarol recorrió en enero y febrero.

La desventaja —evidente e indisimulable— marcaba el curso del partido.

Y para colmo de males para Nacional y Guitérrez, quien tiene que ponerse al equipo al hombro, Gastón Pereiro, sigue desconectado de aquel jugador que debería haber llegado al fútbol uruguayo para hacer la diferencia. Además, Franco Fagúndez, el otro que tiene que sacar la cara por su equipo con su capacidad goleadora, está fuera de tono.

Álvaro Gutiérrez tiene mucho trabajo con Nacional

Guitérrez volvió a probar jugar sin Gigliotti, y encomendó a Fagúndez-Pereiro la tarea de la resolución del juego. ¿Qué ocurrió? Por el planteamiento defensivo, 1-4-1-4-1, Pereiro apareció muy lejos del arco de Peñarol y Fagúndez demasiado solo.

En las circunstancias en las que recibió el equipo, el entrenador tiene que probar sin margen para ensayar y fallar. Y este sábado volvió a confirmar que no es esa la mejor propuesta ofensiva.

En ese panorama, Nacional tuvo pocos elementos ofensivos para sentirse protagonista.

Sin embargo, con la apertura que tuvo el juego en el segundo tiempo, y algunos intentos de Pereiro por parecerse al jugador que tiene que ser figura en Uruguay, Nacional estuvo muy cerca del gol.

El detalle fue que esta vez toda la suerte (que suele caracterizar a Álvaro Gutiérrez y a sus equipos de Nacional) se estrelló contra el palo izquierdo del golero Thiago Cardozo.

Si el contragolpe del segundo tiempo que protagonizó Pereiro, que Fagúndez y Federico Martínez no resolvieron bien, el partido hubiera sido otro.

A partir de allí, Peñarol reforzó su apuesta. Fue por más. Y más. Con un estadio que rugía, aceleró y fue dejando al descubierto pequeñas fallas en la estrategia defensiva de Nacional, que se empezaba a deshilachar, cuando intentaba salir de su cancha para ir a forzar el peligro en el arco rival.

Y ocurrió lo que Arias había mostrado en los seis primeros partidos.

Con singular paciencia esperaron el momento.

Lo trabajaron, incluso cuando la presión de la tribuna empezaba a desgastar el temple de este equipo y a generar una tensión que es muy difícil de manejar. Tener control sobre ella ensalza la capacidad de esos jugadores.

Laquintana, la figura de Peñarol

De pronto, en una jugada, después de varios intentos similares sin éxito (como ocurrió en las seis primeras fechas), Peñarol consiguió plasmar en el campo la expresión de juego perfecta con movimientos que tienen trabajo de laboratorio: el avance de Cristóforo con el balón contra el área de Nacional, la pared con Arezo, el pase a Milans, el desborde del lateral, el centro que deja pasar Abel y Kevin Méndez, que llega de frente al arco, convierte.

En Uruguay los hinchas suelen decir que quieren ganar con un gol con la mano (validado por el árbitro) y en la hora. Entiendo que los verdaderos hinchas del fútbol, quieren ganar con un gol como el 1-0 de Peñarol de este sábado, porque tiene todos los componentes para entender el juego en un nivel que muy pocos equipos pueden desarrollarlo.

Esto que ocurrió en el segundo tiempo de Peñarol es muy parecido a lo que se vio en el exitoso período de Mauricio Larriera. Y qué reconfortante es ver a un equipo grande jugando así.

El 1-0 fue un golazo por su concepción y porque premia y engrandece a este equipo de Arias.

Lo que siguió después: el final anunciado del escenario ideal para el vertiginoso juego de Peñarol cuando le dan espacio para correr, y se selló con gol 2-0 de Laquintana.

Ganó Peñarol. Le sacó lustre a su juego, después de pasar mal, y, lo más importante, se sacó la presión increíble que le ponen el contexto en el que habita dentro y fuera de la cancha en el fútbol uruguayo, por el manejo político que baja desde el presidente Ignacio Ruglio y por la necesidad de cortar el bicampeonato en el Uruguayo de Nacional.

Peñarol se anotó un triunfo que lo engrandece, y también le plantea un enorme desafío de sostener este nivel porque el Campeonato Uruguayo está más fuerte que nunca, con Defensor Sporting, Danubio, River Plate, Cerro Largo e, incluso, Nacional en esta etapa nueva con Álvaro Gutiérrez, y porque además ahora Peñarol tendrá que saber jugar la doble competencia, esa que tanto desgasta a los equipos uruguayos y repercute a nivel local.

La Copa Sudamericana llega para Peñarol justo en el remate del Torneo Apertura, cuando debe defender su liderazgo, que será frágil si deja puntos. Por esa razón, no es menor lo que se le viene por delante a los aurinegros y el manejo que Arias haga de su plantel.

Por su lado, Nacional tiene tareas especiales. Gutiérrez debe seguir dando forma a su plan. En el Campeón del Siglo perdió su invicto en clásicos, y también un montón de elementos mágicos que lo ponían en un lugar diferente en la consideración del hincha, que creía que Guti hacía milagros.

Podrá hacer milagros, porque ganó campeonatos increíbles, pero también necesita trabajar en cancha, reforzar el plantel y brindar a su equipo el funcionamiento que logró Arias con Peñarol.

Los incidentes del final

En el final, en un espectáculo extraordinario con la tribuna vestida de amarillo y negro (en un clásico histórico porque no hubo hinchas visitantes), lo lamentable: el incidente entre jugadores, algo que no puede ocurrir, y no hay pulsaciones a mil que justifiquen actitudes.

Hay algo que está bien claro: al fútbol se gana jugando y guapeando adentro de la cancha, afuera y con el partido terminado, no se consigue nada más que sanciones, suspensiones y perjuicios para sus equipos, y enardecer a hinchas que no necesitan violencia en la cancha para alimentar más violencia.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...