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En Uruguay, cuando hay oxígeno te dejan respirar, y cuando no, te asisten

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24 de octubre de 2020 a las 05:02

Argentina se encuentra entre los países con mayor número de infectados y de muertes por coronavirus del mundo. Según el sitio Worldometer, ocupaba al viernes 23 el sexto lugar en número de infectados, con 1.053.650 casos totales, y el duodécimo lugar de muertes por covid-19, con 27.957 fallecidos.

Hablar de número de infectados o de muertes, en términos absolutos, nos brinda un dato que no deja de ser relevante y muy triste, pero los datos que marcan con exactitud el delicado estado de situación sanitaria (y que permite comparar en rigor con otros países) son las cifras porcentuales; por ejemplo, comparar la cantidad de infectados y fallecidos entre países en relación a la población total de cada país estudiado.

Si realizamos estos cálculos podemos concluir respecto al número de infectados por covid-19 que, mientras Estados Unidos (el país que ocupa el primer lugar en contagios y muertes por coronavirus en números absolutos) arroja un porcentaje de 2,61% de infectados del total de su población, Brasil alcanzó 2,50% y Argentina 2,32%.

Si nos enfocamos en las muertes por covid-19, Estados Unidos indica que 0,069% es el porcentaje de fallecidos del total de su población. Brasil muestra 0,073% y Argentina 0,062%.

Argentina se encuentra aún detrás de “los más irresponsables del Norte y del Sur en la cruzada contra el coronavirus” en porcentaje de infectados y fallecidos por covid-19, pero por una diferencia llamativamente pequeña, que preocupa a muchos de los que miramos con lupa aquello que nos comunican plagado de sesgos.

Las cuarentenas estrictas y prolongadas en Argentina afectaron la psiquis de una ciudadanía agotada del encierro y aislamiento y reventaron infinidad de economías domésticas, al tiempo que no pudieron evitar que prolifere hasta crecer ostensiblemente el coronavirus, que hoy circula de manera preocupante

Hace semanas las flexibilizaciones en Argentina se ampliaron enormemente, especialmente en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), que presume encontrarse en una mejor situación que la precedente, aunque aún en la ciudad porteña (que goza de una mejor performance sanitaria que la Provincia de Buenos Aires-PBA) sigue manteniéndose un número elevado diario de personas infectadas. Los gobernantes comunican que el sistema de salud se encuentra menos estresado en dicha región, aunque médicos terapistas relatan a diario a través de medios de comunicación y redes sociales que la situación sigue siendo preocupante. Respecto al porcentaje de camas ocupadas en unidades de terapia intensiva, el AMBA alcanza la cifra de 63,2%. Mientras tanto, varias provincias del interior de Argentina se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad y emergencia sanitaria debido a que el sistema de salud colapsó o está próximo a colapsar con un porcentaje de camas ocupadas en unidades de terapia intensiva que supera el 70% y alcanza el 100% en algunas provincias y localidades.

Las cuarentenas estrictas y prolongadas en Argentina afectaron la psiquis de una ciudadanía agotada del encierro y aislamiento y reventaron infinidad de economías domésticas, al tiempo que no pudieron evitar que prolifere hasta crecer ostensiblemente el coronavirus, que hoy circula de manera preocupante. Frente a este estado de emergencia sanitaria se plantean mayores aperturas en todos los planos y la responsabilidad ciudadana sigue siendo lábil.

Ya están anunciando las autoridades de la PBA que la temporada en las playas se planteará con total normalidad y no se harán testeos para el ingreso a diferentes lugares turísticos de la costa. Las clases comenzaron en los últimos grados y años en el AMBA, y se presume que el resto de los grados y años podrán encontrarse prontos a comenzar (a un mes y medio de que termine el ciclo lectivo y ubicándonos en primeros lugares de víctimas por coronavirus), y el transporte público ya comenzó a mostrar signos de descontrol y desorden, como demuestran imágenes diarias de los viajes en tren de, por ejemplo, la línea Sarmiento que circula con gente apilada en sus diferentes unidades. Se están anunciando aperturas de piscinas colectivas en countries y clubes, y se están aprobando que recomiencen los deportes en equipo que reúnen a cantidad de niños o adultos en un espacio común. Se observan bares en las calles atestados de personas sin barbijo y sin guardar la distancia apropiada para protegerse del virus. Y volvieron a reanudarse los vuelos de cabotaje en una Argentina donde el virus empezó a circular impiadosamente en varias provincias.

En Argentina, muchos admiramos el accionar de los funcionarios públicos uruguayos y el compromiso ciudadano uruguayo

Uruguay ocupa el lugar número 152 en cantidad de infectados en el mapeo del coronavirus a nivel global, y sufrió 53 muertes en total. Si lo traducimos en porcentaje, Uruguay muestra 0,077% de infectados y 0,0015% de muertes sobre el total de sus habitantes. Uruguay se encuentra entre los países con menor número de infectados y de muertes por coronavirus del mundo. En este momento, producto de la existencia de un brote del virus hace escasos días en dos geriátricos de Montevideo y que siguen aumentando exponencialmente los casos en el departamento de Rivera (lindante con la ciudad de Livramento, Brasil), el panorama cambió repentinamente y admiten las autoridades uruguayas que el país marcó récord de casos nuevos de coronavirus. Así, la cantidad de personas cursando la enfermedad aumentó a 444 al cierre del jueves. Frente a tal estado de situación, el gobierno uruguayo comenzó a reconsiderar con celeridad mayores protocolos y controles en diversos frentes. Así, ya suspendieron los grandes eventos y las clases presenciales en Rivera, y en todo el país comenzaron a instrumentarse una serie de medidas para hacer frente al crecimiento repentino del virus. El presidente Luis Lacalle Pou anunció el jueves que “las fronteras uruguayas estarán básicamente cerradas en verano”. De tal manera, solo podrá haber turismo interno, sin ingreso de extranjeros en la temporada 2021. La situación de Uruguay es “preocupante, ya que por primera vez sale de la zona verde y entra en la zona amarilla por la incidencia acumulada de casos de covid-19”, manifestó Carlos Batthyány, director ejecutivo del Institut Pasteur en Uruguay. Al mismo tiempo, el presidente volvió a exhortar a los ciudadanos uruguayos, a apelar a la mayor responsabilidad para cumplir con los protocolos necesarios para controlar la proliferación del virus.

En Argentina, muchos admiramos el accionar de los funcionarios públicos uruguayos y el compromiso ciudadano uruguayo, pero en lugar de seguir sus recomendaciones (apelar a la responsabilidad ciudadana una y otra vez, flexibilizar cuando la situación sanitaria mejora y ejercer mayores controles cuando empeora), se flexibilizan casi la totalidad de las actividades y hacemos lo que nos plazca descuidando los más básicos protocolos, cuando el coronavirus nos está ubicando en los primeros lugares de infectados y fallecidos del mundo.

A comienzos de junio de 2020, en Argentina ya nos encontrábamos con un sistema de salud mucho más equipado y fortalecido, testeábamos poco porque pensábamos que no era importante ¡y cómo nos equivocamos! y se le dio poca importancia a la situación sanitaria de las provincias del interior ¡y cómo nos equivocamos! A pesar de lo mal hecho, en el momento en que nuestro sistema sanitario había logrado revitalizarse fuertemente, en el AMBA no se nos permitía ver a nuestros padres o abuelos. Entonces ocupábamos lugares envidiables en el ranking de víctimas por coronavirus, con un número ínfimo de infectados y fallecidos. Actualmente se nos permite hacer todo lo que se nos ocurra, y nos permitimos hacer todo lo que se nos ocurra, incluso con nuestros padres y abuelos, en el momento que comenzamos a liderar el ranking de víctimas por coronavirus.

Cuando Uruguay gana un partido en el Mundial de fútbol, celebra, esperando cautelosamente a que continúe el megaevento. Cuando Argentina gana un partido en el Mundial de fútbol, celebra eufóricamente haber ganado la copa, sin esperar a que termine. Metáforas de vida, o de muerte.

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