Hace tres o cuatro décadas, en tiempos de escasez de teléfonos, las radios del interior prestaban un servicio esencial llamado “radiotelegramas”. Las personas de la ciudad enviaban mensajes breves a sus parientes y clientes de la campaña, del tipo: “Va camión esta tarde a levantar la lana. Enviar tractor para pasar el bajo del tajamar”. O bien: “Voy en la ONDA de las cinco de la tarde. Esperame con el sulky en la portera”.
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