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Ya se nota en el tránsito, en las esperas de los restaurantes y en la notoria afluencia de veraneantes hacia un lado y otro. Es el segundo día de enero y la temporada en Punta del Este estalló. Y, en sincronía con la movida esteña, una explosión de color y arte sorprendió en la rambla del balneario. La emblemática escultura de los dedos fue intervenida por el artista argentino Alfredo Segatori.
Desde 1982, cuando se inauguró, la icónica mano de la parada 1 de la Brava que creó el artista chileno Mario Irrazábal permaneció intacta en su color monocromático hasta 2003, cuando fue intervenida por primera vez por el artista plástico Marcelo Morillas. Ahora, y de cara a una restauración que se realizará en las próximas horas, la empresa de interiorismo Walmer convocó al pintor y muralista bonaerense para que aplicara su “Exabrupto de color”, que estará a la vista durante 48 horas.
La intervención de Segatori es parte de una serie de acciones que realiza desde setiembre del año pasado. Ya lo hizo en grandes superficies, como los areneros del puerto de Buenos Aires, o en elementos icónicos, como una limusina –la “Limurock”- de Charly García.
"Es un honor para mí intervenir la escultura de Irrazábal que se transformó en el ícono de Punta del Este, en el marco de la restauración y puesta en valor de la obra, que estaba bastante deteriorada", dijo el artista a El Observador.
Según explicó Segatori, este action painting es una improvisación que tiene reminiscencia en el expresionismo abstracto de los cincuenta, del que intenta hacer una revalorización. “Tiene que ver con lo lúdico, acá toma importancia lo gestual, el movimiento y la energía. Esta todo en la potencia”, afirmó Segatori que mientras intervenía los dedos derramaba adrenalina, gritos de aliento y salpicones de pintura por todos lados.
“Es nada más un poquito de color”, indicó el artista que destacó la necesidad de generar explosiones de arte y no de ruido.
Para sorpresa de varios turistas que esperaban llegar a la escultura grisácea para sacarse una foto, sobre las 16 horas, los dedos estaban multicolores. Y Segatori les robó todo el protagonismo. Esta tarde, el artista era abrazado por veraneantes que le pedían una foto y la acción artística en proceso se robó todos los flashes. Además, algunas personas se le acercaron para pedirle que interviniera su ropa, un joven se presentó en torso para ser intervenido en una suerte de bodypainting y un hombre pidió que "exabrupteara" su kipá.
“Ahora le decís a tu hijo, ´esta sí que no la tenés´”, bromeó una señora a otra que se estaba sacando una foto con el dedo menique pintado de verde lima. Y es que, solo las personas que paran o pasan por Punta del Este desde este jueves hasta el sábado pueden vanagloriarse de haber obtenido la foto más colorida del punto más icónico y monocromático del balneario esteño.
Walmer impulsó la movida en torno a La mano porque Héctor Liberman, su director, tiene una carta de Irrazábal que lo autoriza a encargarse del cuidado de la escultura.
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