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Este miércoles la Asamblea General del Claustro (AGC) de la Universidad de la República (Udelar), integrada por las órdenes de estudiantes, docentes y egresados, está convocada para elegir al nuevo rector pero la composición del cuerpo no permite vislumbrar que haya humo blanco. Ni el actual rector Roberto Markarian ni el exdecano de la Facultad de Ciencias Económicas, Rodrigo Arim, cuentan con el apoyo suficiente para alcanzar en esta convocatoria la mayoría especial (dos tercios de los votos) para ser proclamado rector.
El principal motivo es que la Federación de Estudiantes Universitarios (FEUU), que históricamente ha sido el actor definitorio de estas instancias, llega debilitada. Por primera vez en la historia la FEUU ha decidido por resolución expresa del federal – órgano máximo del gremio – dejar en libertad de acción a sus delegados para que apoyen al candidato que consideren pertinente.
La razón es la fractura interna que existe en la FEUU, la cual puso en evidencia la imposibilidad de llegar a un acuerdo sobre un único candidato a quien apoyar. De allí que el federal ni siquiera haya convocado a la convención para discutir las bases programáticas de la FEUU y contrastarlas con la de los candidatos para decidir a quién apoyar: si a Markarian o a Arim.
El federal también se negó a convocar a un plebiscito para que el candidato único fuera decidido por la mayoría de los estudiantes agremiados, tal como dispone el estatuto de la FEUU en caso de que la convención no llegue a un acuerdo.
Para Eugenia Villar, consejera de la Facultad de Derecho y dirigente de la FEUU por la agrupación Frezelmi, esta circunstancia deja en condición de debilidad al gremio estudiantil, que históricamente, salvo en la última elección (2014), ha votado unido al mismo candidato.
“El movimiento estudiantil pierde fuerza. Hasta la elección de 2010 siempre votamos juntos y con eso inclinábamos la balanza para un lado o para otro. Ahora nuestros votos no van a tener fuerza y la elección va a quedar librada a lo que voten los docentes y los egresados, que nunca votaron juntos”, comentó Villar.
En la elección de 2014, cuando Markarian llegó al rectorado, la FEUU votó dividida por primera vez en la historia y eso significó un quiebre importante en el movimiento. Sin embargo, la fractura actual de la FEUU es aún más profunda. Hace cuatro años la convención discutió las bases programáticas y como no se llegó a un acuerdo sobre a qué candidato apoyar, llamó a un plebiscito. El resultado dio como ganador al entonces contendiente de Markarian, Álvaro Rico, decano de la Facultad de Humanidades. Sin embargo, algunos sectores de la FEUU resolvieron desconocer dicho resultado y votaron a Markarian.
Esos votos de la FEUU junto con los de la Corriente Gremial Universitaria (CGU) –gremio estudiantil afín al Partido Nacional – colaboraron con la victoria de Markarian y el candidato oficialmente elegido por la FEUU no ganó la elección en 2014.
Agustín Marchesano, secretario general de la CGU, dijo a El Observador que este año el gremio todavía no ha decidido a qué candidato apoyar. Por esta razón, adelantó que este miércoles seguramente sus delegados en la AGC se abstengan de votar.
En tanto, los delegados de la FEUU llegarán este miércoles a la AGC con opiniones variadas sobre el futuro de la Udelar. Algunos de los centros estudiantiles ya se manifestaron a favor de Arim. Tal es el caso del Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas y el de la Facultad de Ciencias. Otros, como el Centro de Estudiantes de Bellas Artes, adelantaron que apoyaran a Markarian.
También hay grupos que se abstendrán del voto como el Frente Susana Pintos, que en 2014 apoyó a Markarian, pero tras la discusión por la reforma del Hospital de Clínicas le retiró el apoyo. Lo que no gustó al grupo estudiantil fue la voluntad del rector de discutir en la interna de la Udelar la propuesta del Poder Ejecutivo de llevar a cabo la reforma mediante Participación Pública Privada (PPP).
Villar señaló que la falta de un candidato único no solo le quita fuerza al movimiento estudiantil para decidir el próximo rector, sino que además lo “convierte en un actor mucho menos importante a la hora de negociar” los destinos de la universidad después de la elección. “Votando todos juntos, podíamos hacer la diferencia y poner cosas arriba de la mesa para negociar y discutir, ahora va a ser más difícil”, afirmó.
Si como todo hace prever fracasa este miércoles la elección, la AGC será convocada nuevamente dentro de 15 días, tal como establece la Carta Orgánica. De conseguirse los votos en esta instancia, la Udelar tendría a su nuevo rector en la primera quincena de octubre ya que en la segunda convocatoria no se requiere mayoría especial, sino mayoría absoluta (el 50% más uno de los votos).
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