Estamos jorobados. El vecindario es un drama con ribetes tragicómicos y no hay posibilidad de mudarse. Las expectativas de lograr cierta consideración se desgastan frente a una realidad lastimosa de una Argentina que se deteriora cada día, en lo político, económico, cultural y social, sin chance de revertir más o menos pronto ese destino oscuro que ellos mismos documentan en series de marginales, punteros y otras yerbas.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá