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Hambre, miedo y delincuencia: los porqué de los 7.000 hondureños que se van

La caravana empezó con 200 personas y en diez días se sumaron miles
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23 de octubre de 2018 a las 05:02

No es la primera vez que los hondureños se van en masa hacia los Estados Unidos. Cuatro años atrás se dio una migración masiva, y a principios de este año hubo una situación similar, pero los números de este octubre hablan de una movilización que no para de crecer.

El grupo de miles de personas que caminan desde Honduras hacia México y luego a Estados Unidos se formó el sábado 13 de octubre en San Pedro Sula (norte), y contaba con unas 200 personas, según asegura La Prensa de Honduras. Cuando se comenzó a informar de esta movilización a través de los medios y las redes sociales comenzó a crecer y cuando cruzaron la frontera con Guatemala eran más de 1.300. El medio indica que en su mayoría, los migrantes aseguran que los motivos por los que quieren dejar su país son el desempleo y los bajos salarios. Pero también hay otros que dicen que huyen de la delincuencia, de las pandillas y del hambre.

Esos 200 hoy son más de 7.000. Hay hombres, mujeres y muchos niños. Y Estados Unidos ya apeló a todas las medidas que fueron surgiendo para intentar frenarlos, sin éxito. El presidente Donald Trump aseguró que cortaría la ayuda a Honduras, El Salvador y Guatemala, alistó a la patrulla fronteriza y reiteró que no los dejaría pasar. Pero ellos siguen adelante.

"La caravana incluye 7.233 personas, la mayoría de las cuales tienen la intención de continuar su marcha hacia el Norte", dijo el portavoz de la ONU, Farhan Aziz Haq, y reclamó que sean "tratados con respeto y dignidad ".

Después de pasar su segunda noche en territorio mexicano, miles de hondureños indocumentados se preparaban este lunes para continuar su camino hacia Estados Unidos, pese al temor de ser detenidos y deportados en cualquier momento o secuestrados por narcotraficantes.

Miedo y violencia

"Sabemos bien que este país no nos recibió como esperábamos y que nos pueden devolver a Honduras, y también sabemos que hay narcotraficantes que secuestran y matan a los migrantes", dice Juan Carlos Flores de 47 años.

"Pero vivimos con más miedos en nuestro país, así que seguimos pa'delante", agrega este hombre que está casi en los huesos.

En Honduras, un país golpeado por la violencia criminal de pandilleros y altos índices de pobreza, "la vida no vale nada, así que si quieres seguir vivo tienes que andar chispa (atento) todo el tiempo... sabemos cuidarnos", ataja con una sonrisa.

Flores y otros 3.000 indocumentados llegaron el domingo a Tapachula (Chiapas) después de caminar más de siete horas desde Ciudad Hidalgo, fronteriza con Guatemala en el sureste de México.

En cuestión de minutos todos cayeron exhaustos en la plaza principal.

Su intención original era ingresar al país a través del puente internacional, paso oficial entre Guatemala y México. Pero el gobierno de este país cerró la frontera el viernes ante la llegada masiva de los hondureños.

Estamos "adoloridos, pero listos para seguir", comenta María Lourdes Aguilar, de 49 años, que viaja con sus dos hijas y sus cuatros nietos menores de 10 años.

"En este viaje uno no come bien, no duerme bien, nunca se descansa", dice Aguilar, en medio del llanto de los niños, muertos de hambre de cansancio y con la ropa mojada después de una torrencial lluvia el domingo.

"Estamos acostumbrados, nuestro propio presidente no nos quiere, no nos importa que Trump tampoco nos quiera", sentencia.

Sin documentos

Muchos como Flores desistieron de pedir refugio o visa humanitaria, y optaron por cruzar el caudaloso río Suchiate a nado o en precarias balsas.

Poco más de 700 que sí entraron legalmente, según datos oficiales, están alojados en albergues del gobierno que Flores y sus compañeros evitan por miedo a ser deportados.

La AFP intentó entrar al albergue de Tapachula, pero guardias de seguridad prohibieron el paso de la prensa.

Algunos hondureños se dirigían este lunes a Huixtla, otra localidad chiapaneca, donde recobrarán fuerzas para seguir su caminata hasta Tijuana o Mexicali, aledañas a Estados Unidos, su destino final a más de 3.000 kilómetros.

El presidente Donald Trump advirtió el domingo que hará todo para "detener la embestida de migrantes ilegales" a su frontera sur. "Esas personas deben primero solicitar asilo en México, y si no lo hacen Estados Unidos los rechazará", escribió en Twitter.

Pero una segunda caravana de casi un millar de hondureños inició el domingo su travesía a pie desde Guatemala para llegar a la frontera con México, en ruta hacia Estados Unidos.

El trayecto por México puede tomarles un mes, según Rodrigo Abeja, activista de la organización Pueblos Sin Frontera que ha acompañado a varias caravanas.

Ésta ha recorrido más de 700 km desde la hondureña San Pedro Sula, de donde partieron el 13 de octubre. "Existe el riesgo de que hagan operativos para detenerlos", advierte Abeja, quien apunta que México dice cuidar los derechos de los migrantes pero no les facilita un paso seguro por su territorio, al no entregarles visas humanitarias con rapidez.

A merced de traficantes

El domingo, durante su trayecto a Tapachula, cientos de policías interceptaron a los migrantes para "invitarlos" a abordar camiones y llevarlos a un albergue para iniciar sus solicitudes de refugio o visa. La mayoría rechazó la oferta por temor a que fuera una trampa para regresarlos.

Sin documentos, los migrantes quedan en la clandestinidad a lo largo de miles de kilómetros de camino y a merced de traficantes de personas o drogas que los secuestran o buscan reclutarlos contra su voluntad.

En 2010, un grupo de 72 migrantes de Centro y Sudamérica fueron secuestrados por el cartel de Los Zetas y asesinados porque se negaron a unírseles, según el gobierno. Sus cadáveres fueron hallados en una bodega de Tamaulipas, fronteriza con Estados Unidos, todos con las manos atadas y tiros de gracia.

Mientras tanto, un grupo cada vez más reducido de hondureños permanece varado en el puente fronterizo en Ciudad Hidalgo esperando ingresar legalmente a México, aunque el acceso era a cuentagotas dando prioridad a mujeres y niños.

Del viernes al domingo se han atendido 1.028 solicitudes de refugio en ese paso fronterizo, según el gobierno mexicano.

En el lugar queda poco más de medio millar de migrantes, estimó la AFP, en comparación con los más de 4.000 que llegaron el viernes.

 

"Retorno seguro"
Un total de 1.107 migrantes hondureños fueron devueltos a su país de origen por las autoridades guatemaltecas desde el sábado, bajo la modalidad del plan retorno seguro, indicó la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres. Del total de trasladados por la vía terrestre, fueron 745 hombres, 226 mujeres y 126 niños, además de 10 personas de la tercera edad que fueron enviados de vuelta en avioneta. El presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, se reunió ese mismo sábado con el presidente Jimmy Morales para definir la estrategia de retorno de parte los hondureños que se fueron.

 

El Observador y agencias

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