El director nacional de Policía, Mario Layera, y el fiscal de Corte, Jorge Díaz, se reunieron este viernes en la sede de la Fiscalía General de la Nación para hablar de las implicancias de la creación de una Dirección Nacional de Investigaciones, una unidad que centralizará las tareas que hasta ahora realizan distintas áreas de investigación repartidas en las 19 jefaturas departamentales, la Policía del
Crimen Organizado, la Dirección General de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas, Inteligencia y la Policía Científica.
Al término de la reunión de este viernes, Layera se retiró sin dar declaraciones. Díaz, en tanto, se negó a referirse al trabajo de los fiscales que participaron de las investigaciones de los robos a
cajeros automáticos, porque "no corresponde jurídicamente y no es conveniente" discutir investigaciones en curso.
"El fiscal es quien decide cuándo se judicializa, porque en definitiva es quien tiene que defender el trabajo de la policía en los juzgados es la fiscalía. No puede haber un nosotros y un ellos", concluyó. No queremos esa máxima de que nosotros los agarramos y los jueces lo sueltan, frecuente en el sistema antiguo, y en el que los jueces respondían que la Policía no traía la prueba (...) La sociedad no quiere escuchar excusas, quiere escuchar a jerarcas que se hacen responsables y trabajan para superar esos problemas", agregó.
Según explicaron ante los legisladores Bonomi y Layera, la Policía había logrado identificar a trece ciudadanos chilenos vinculados con al robo de cajeros, pero no podían detenerlos porque la investigación era liderada por distintos fiscales que no se ponían de acuerdo sobre cómo actuar. "Había tres Fiscalías (...) de tres departamentos distintos que tenían contradicciones entre ellos, porque algunos eran proclives a que se interviniera (deteniendo a los delincuentes) y otros, no", contó Bonomi.
Para Díaz, esa situación no supone una "descordinación" entre la policía y el
Ministerio del Interior sino solo un disenso de opinión. "Lo que muchas veces ocurre es que tenemos una policía nacional que trabajaba sobre la lógica de detener primero e investigar después (antes de la reforma del sistema de Justicia). Hoy tenemos que trabajar con otra lógica", explicó.
Esta no es la primera vez que el Ministerio del Interior y la Fiscalía hacen públicas sus diferencias. El ministro del interior había señalado que por errores de los fiscales homicidas habían quedado en libertad, al tiempo que señaló que quienes deberían estar presos no lo estaban, lo que fue contestado por el fiscal de Corte con la frase:
"Zapatero a sus zapatos".
Esta vez, al ser consultado sobre si consideraba que se habían hecho demasiado públicas las diferencias entre el ministerio y la Fiscalía Díaz prefirió contestar con "un prudente y prolongado silencio":
Dirección de investigaciones
Según contó Díaz, la reunión de este viernes estaba prevista desde el lunes, con el objetivo de hablar de la dirección Dirección Nacional de Investigación Policial, una unidad que será creada a través de la ley de Rendición de Cuentas. Según había dicho el subsecretario del Ministerio del Interior, Jorge Vázquez a El Observador la idea de esta unidad es que sirva para reforzar el rol de los "oficiales de casos", aquellos que dirigen las distintas acciones de investigación, para que se "instalen" con los fiscales y juntos puedan llevar a la justicia la persecución de los casos.
Díaz valoró esta iniciativa y dijo que con ella se puede apuntar a la investigación de los delitos en contexto y no caso a caso. Esto quiere decir que en lugar de, por ejemplo, investigar el robo de un auto de forma aislada, se podrá analizar si ese robo puede estar vinculado con otros y descubrir así si hay una organización detrás.
Díaz dijo que esas investigaciones no pueden estar delimitadas por los límites de un departamento o los turnos a los que están asignados los fiscales. Esto fue lo que ocurrió en el caso de los cajeros explotados que, aunque se creía que había una única banda operando, participaron de la investigación distintos fiscales en función del departamento en que fueron cometidos los robos.