En el mundo que se avecina, Uruguay podría tener enormes ventajas comparativas en el comercio por su sistema natural de producción de carne bovina, pero concomitamente ya enfrenta el desafío de un escenario global muy sensible a la convivencia del hombre con los seres vivos en general, aunado a la creciente preocupación por el medioambiente. Es una realidad que el país debe tomarse muy en serio por el potencial que tiene en golpear una probada tendencia de consumo que nos favorecerá en la recuperación de la postpandemia: cuanto más pudientes son las personas, más carne tienden a comer.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá