La producción lechera da señales de recuperación en un escenario de precios y acceso a mercados desafiante. El tsunami que generó el covid-19 (coronavirus) ha impactado en los hábitos de consumo en el mundo. Además, la devaluación de Brasil pone un freno a las exportaciones desde Uruguay y la caída del precio del petróleo genera incertidumbre sobre qué pueda pasar con Argelia, el principal comprador de los lácteos locales en lo que va del año. En ese escenario, China aparece como una esperanza, con la expectativa de que la demanda resurja en el segundo semestre. La duda es a qué precios y cómo generar un diferencial entre el precio al productor local y los costos que tracccione al sector.
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