La Policía encontró la lana que había sido robada a un matrimonio de productores de escala familiar cuyo predio está en Costas del Sauce del Yi, en Florida, y detuvo a dos personas involucradas en el delito.
La lana, de alta calidad al ser de la raza ovina merino australiano, estaba aún en el camión con el que fue trasladada y fue ubicada en uno de varios allanamientos realizados, en este caso en una vivienda del barrio Paso de la Arena, en Montevideo.
Como las bolsas de arpillera y plastillera que contenían la fibra en más de un caso estaban rotas, no es posible saber si finalmente se recuperó toda la lana hurtada.
Los detenidos, según pudo saber El Observador, son el dueño del camión (aunque no habría participado del robo, prestó o arrendó el vehículo) y el dueño de la vivienda.
Sigue prófugo un tercer integrante de la banda que era el chofer del camión y que fue quien, cuando estaba detenido, se fugó por una ventana de un baño en la Fiscalía de Florida. Ese delicuente, informó en su momento Subrayado, es Maycol Sebastian Acosta Rivero, poseedor de nueve antecedentes penales, varios de ellos por delitos perpetrados en Montevideo.
Personas allegadas a la familia dueña de la lana dijeron que la investigación no ha culminado, dado que se entiende clave ubicar a otra u otras personas vinculadas a la maniobra delictiva, por ejemplo a quien proporcionó la información sobre dónde estaba ubicada la lana en el establecimiento.
En diversos medios de comunicación de Florida se difundieron imágenes del momento en el que los productores se reencontraron con su producción, una vez que la misma había sido trasladada nuevamente a Florida.
El hallazgo de la lana se produjo sobre la hora 17 de este lunes y aunque todavía es difícil saberlo con exactitud, es probable que se haya recuperado el 100% de la lana. Se estima que el volumen hurtado alcanzó los 22 fardos con pesos cada uno de ellos de 100 a 150 kilos en un producto cuyo valor en el mercado oscila en los US$ 30 mil.
La familia de productores pidió a El Observador agradecer especialmente la gestión de la policía de Florida, a los medios de comunicación que difundieron el robo y especialmente a quienes, en las redes sociales, amplificaron la existencia del delito, dado que se entiende que eso fue clave para evitar que la lana robada se vendiera enseguida, al generar temor en el posible comprador del producto.
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