En la tradicional mesa de los sábados de Mirtha Legrand, que se emite por el canal Telefe, la argentina Elisa “Lilita” Carrió, dirigente de la Coalición Cívica, dijo que “la penetración iraní en América Latina tiene su base en Montevideo”.
“Por eso yo tengo custodia limítrofe, los iraníes estuvieron en la preparación del crimen de (Alberto) Nisman. El segundo de la embajada iraní en Montevideo era el traductor entre el presidente Mahmud Ahmadineyad y Hugo Chávez, con lo cual había siete representantes de Irán en Montevideo, ¿cuál es el sentido?”, expresó la dirigente.
Y aseguró que si el gobierno en Uruguay hubiera sido otro, el avión venezolano iraní que quedó varado en Argentina “hubiese bajado” en Uruguay, donde se le prohibió su ingreso luego de que se descubriera su relación con la Guardia Revolucionaria de Irán. Para terminar, Carrió les pidió a los uruguayos que “tengan cuidado”.
En su intervención, la exdiputada también recordó los episodios que tuvieron lugar en noviembre de 2014 y enero de 2015, cuando aparecieron dos artefactos sospechosos cerca de la embajada de Israel, ubicada en una de las torres del World Trade Center.
“Fue para que Uruguay no colaborara con Argentina en la muerte de (Alberto) Nisman. Era (Luis) Almagro el ministro de Relaciones Exteriores. Logré hablar con la Inteligencia uruguaya, me consta. Ahí es donde Almagro ordena que nadie colabore con la causa argentina”, expresó.
Por esos episodios, un funcionario de la Embajada de Irán en Montevideo se fue de Uruguay en medio de rumores de una posible expulsión pedida por la cancillería uruguaya.
Ahmed Sabatgold, agregado político de la embajada que supo ser traductor del mandatario Mahmud Ahmadineyad ante el expresidente venezolano Hugo Chávez, se fue al mismo tiempo que cancillería protestaba por su presencia cerca del WTC cuando apareció uno de los maletines.
Según consta en la edición de El Observador del 7 de febrero de 2015, una historia del diario Haaretz de Jerusalén prendió las alarmas sobre la posible expulsión de un funcionario de la Embajada de Irán implicado en la colocación de un maletín sospechoso cerca de la Embajada israelí el 24 de noviembre de 2014.
Los focos apuntaron a Sabatgold, que fue grabado por la Mossad (el servicio secreto israelí) en un auto de matrícula consular a pocos metros del lugar de los hechos. Ese video fue entregado a cancillería, quien comunicó a Irán que su presencia era “inadmisible y obligaría a Uruguay a adoptar medidas aun más severas si se dieran circunstancias semejantes en el futuro”.
Irán, por su lado, afirmó que fue todo una casualidad y que había ido al médico, en la zona de la embajada israelí.
Tras la difusión de la noticia de Haaretz, Cancillería negó el pedido de expulsión al funcionario iraní: desde la cartera expresaron que hicieron el reclamo el 10 de diciembre, y desde el consulado iraní les comunicaron que Ahmed había partido el 7, porque, según los persas, se había terminado su período, justo tres días antes del planteo que lo incriminaba.
Ahmed negaba la existencia del holocausto judío, al igual que el mandatario Ahmadineyad, algo que reiteró en diversas oportunidades en su país y en Uruguay. Recomendaba a la gente odiar a los judíos, pretendió que un grupo de jóvenes trabajara para el diario La Juventud del partido de izquierda Unidad Popular, y hablaba en malos términos de mandatarios de aquel entonces, como el presidente José Mujica.
Para su investigación sobre el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994, Alberto Nisman pidió en reiteradas oportunidades información a Uruguay sobre actividades de funcionarios iraníes en el país. El fiscal apareció muerto en su casa el 25 de julio de 2013.
En la edición de El Observador antes mencionada, el exfiscal de Corte Jorge Díaz recordó que Nisman le pidió información sobre una casa ubicada en la avenida Rivera 2317, padrón 22.050, que fue comprada por la Embajada de Irán en el año 2006 y en la que vivió en 1994 (meses antes del atentado a la AMIA) Moshe Rabbani, exconsejero cultural de la Embajada de Irán en Buenos Aires. Nisman lo acusaba de ser uno de los responsables del atentado.
La oficina consular de Irán pagaba los aportes de la casa, que tenía en su frente un cartel que decía "Centro Cultural Islámico".
“A Nisman se le dio esa información: quién era el dueño de la casa, quiénes habían sido los propietarios anteriores y un montón de información más”, informó Díaz.
“La presencia iraní en Uruguay, Chile y Colombia fue proyectada a partir de la figura de Moshen Rabbani, lo que resulta lógico dada su elevada posición regional. Efectivamente fue el nombrado y sus discípulos quienes se encargaron de organizar, desarrollar, sostener y adoctrinar en los preceptos radicales propios de la Revolución Islámica iraní a las comunidades musulmanas chiitas de aquellos países", indica la investigación de Nisman, difundida por El País en mayo de 2013.
Entre los varios funcionarios investigados por Nisman con actividad en Uruguay también se encuentra el nombre de Ahmad Abousaedi, secretario de la embajada entre 1991 y 1995. Un testigo lo identificó como parte del cuerpo de Guardianes de la Revolución, y se constató su ingreso a Argentina "exactamente un mes antes del atentado contra la AMIA", reportó la investigación del fiscal argentino fallecido.
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