La próxima cumbre del G20 podría ser el escenario de una reunión Biden-Putin

En su opinión, no debería descartarse tal posibilidad ya que existen leves señales de que el tema podría estar siendo objeto de discusiones en Washington y Moscú.

El miércoles pasado, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov informó en ronda periodística que el presidente Putin mantuvo una conversación telefónica con el presidente de Indonesia, Joko Widodo, quien es el organizador de la cumbre del G20.

Ante las preguntas sobre los temas que se habían tratado, Peskov dijo, crípticamente, que “actualmente estamos trabajando en una declaración” y se negó a responder si Putin y Widodo habían discutido la posible participación del presidente ruso en la cumbre del G20. En cambio, simplemente les dijo a los periodistas que esperaran una declaración oficial sobre la llamada telefónica.

Las reuniones ruso-estadounidenses al más alto nivel suelen anunciarse simultáneamente en las dos capitales. La demora en la publicación de la declaración a la que se refirió Peskov solo puede interpretarse como que las consultas aún continúan, dado que por el estado de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, el anuncio unilateral de una reunión Biden-Putin por cualquiera de las partes es simplemente inconcebible.

Pero, según Bhadrakhumar, también habría signos leves pero perceptibles de que ambas partes se esfuerzan por reducir las tensiones tanto como pueden para crear una atmósfera lo suficientemente "cordial". Así, desde el lado estadounidense, el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, dejó constancia de manera categórica que Estados Unidos no ve ninguna señal de que Rusia esté haciendo preparativos para usar armas nucleares.

Desde el lado ruso, es evidente que Moscú prácticamente ha ignorado las filtraciones de los medios en los EE. UU. de que el personal militar estadounidense está en suelo ucraniano en una misión para auditar el armamento entregado a Kiev para luchar en la guerra con las fuerzas rusas. Estados Unidos tiene un historial de quedarse en países extranjeros y Moscú probablemente sea consciente de eso. Sin embargo, se ha mantenido en silencio.

También, el martes 1 de noviembre, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia emitió una importante declaración en la que proponía que las potencias atómicas deberían “demostrar en la práctica” su compromiso con el principio de que una guerra nuclear nunca se puede ganar y nunca se debe librar y también “abandonar los intentos peligrosos de infringir los intereses vitales de los demás, manteniéndose al borde del conflicto armado directo y alentando las provocaciones con armas de destrucción masiva, que pueden tener consecuencias catastróficas”.

La declaración reafirmó que “el uso de armas nucleares por parte de Rusia está hipotéticamente permitido solo en respuesta a la agresión llevada a cabo con el uso de armas de destrucción masiva, o agresión con el uso de armas convencionales cuando la existencia misma del estado está amenazada”.

Las declaraciones de Moscú y el hecho de que los de la OIEA no hubieran encontrado señal alguna en su visita a Ucrania de que se estuvieran preparando “bombas sucias”, implica que en un hipotético encuentro, ni Biden ni Putin tendrían que centrar su conversación en la posibilidad de una “Armagedón”.

Otro hecho positivo de significación es que Moscú y Kiev llevaron a cabo un segundo gran intercambio de prisioneros en menos de una semana.

Por otra parte, Rusia ha vuelto al acuerdo de cereales negociado por la ONU para facilitar el transporte de los productos de Ucrania al mercado mundial después de obtener una garantía por escrito de Kiev de que el corredor humanitario no se utilizará con fines militares. El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Lavrov, expresó su agradecimiento a Kiev por haber aceptado entregar tal garantía.

Otro hecho a destacar es que ni Moscú ni Washington han mostrado ninguna inclinación a aumentar las tensiones por la acusación rusa sobre la participación de la inteligencia británica en el sabotaje de los gasoductos Nord Stream y el ataque con drones a la base naval rusa en Sebastopol. De hecho, después de una gestión con el embajador del Reino Unido, Rusia se mostró inclinada a obviar el episodio y no contempla ninguna represalia contra Londres.

Bhadrakhumar estima que, obviamente, si se lleva a cabo una reunión Biden-Putin, la discusión se dedicaría básicamente a la situación de Ucrania. Significativamente, el jefe adjunto de la administración presidencial rusa, Magomedsalam Magomedov, dijo hoy en una función pública en Moscú que la decisión de Putin de lanzar la operación militar especial en Ucrania no fue fácil, pero que no tenía otra opción dados los peligros existentes.

Dada la posición rusa y la situación actual en el teatro de operaciones, la dificultad principal estaría dada por el hecho de que Washington ha afirmado reiteradamente que no discutiría nada con Moscú sin la presencia de Zelensky.

Pero el presidente Zelensky ha afirmado inequívocamente que Ucrania no participará en la próxima cumbre del G20 si Putin también asiste al evento. Una posible salida del laberinto sería que Putin también se reúna con Zelensky en Bali. Tal vez, eso es precisamente lo que el ex actor de televisión tiene en mente.