Larriera vivió de forma muy intensa el clásico y ganó la llave

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Larriera: la reunión con Ruglio en la que esperaba que lo echaran, la charla de 10 horas con Bengoechea y la plaqueta motivadora

Larriera vivió 18 días intensos: de aquel 5 de julio en que pensó que lo cesaban, la charla de 10 horas de toda una noche con Bengoechea, la apuesta por la plaqueta de Nacional para incentivar a los suyos, y el cántico de los jugadores
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24 de julio de 2021 a las 05:04

El domingo 4 de julio pasado fue una tarde que caló muy hondo en todo Peñarol. Se volvía a jugar un clásico en el Gran Parque Central contra el rival eterno y se había perdido 2-0 con dos goles que llegaron en avión horas antes, porque los convirtieron Brian Ocampo y Camilo Cándido, dos de los tres futbolistas –junto con el arquero Sergio Rochet– que Nacional mandó buscar en un avión privado a Brasil, ya que Uruguay podía quedar –como finalmente quedó– eliminado de la Copa América.

A eso se sumó la ya famosa plaqueta que el presidente de Nacional José Decurnex, le entregó a su par aurinegro, Ignacio Ruglio. En la misma, los tricolores decían que jugaban el clásico 38 en su cancha, desconociendo de manera tácita que Peñarol había jugado como CURCC muchas veces más.

Lo que más dolió fue la forma en la que perdió Peñarol, porque el rival no mostró mucho más. Sin embargo, aprovechó dos errores defensivos y así es el fútbol. Tres puntos y a llorar al cuartito.

Ruglio casi no durmió esa noche. Al otro día, se encontró en su domicilio con el técnico Mauricio Larriera para ver cómo lo veía de cara al futuro. Como informó Referí, el técnico le dijo que se tenía mucha fe para los próximos dos clásicos de la Copa Sudamericana.

Ese 5 de julio, cambió la historia reciente. Peñarol ganó un clásico y perdió el otro por la Copa, pero clasificó por los goles de visitante. En la cancha, fue mucho más que Nacional en los 180 minutos, pero sobre todo, en los primeros 90’ en el Gran Parque Central.

Historia de estos 18 días

Ese lunes 5, Larriera pensó que Ruglio iba a su casa para cesarlo. Así, sin eufemismos. Un directivo del club, informó a Referí que el técnico estaba seguro que ello sucedería. Sin embargo, Ruglio lo bancó. Creyó en lo que el técnico le había dicho respecto a poder clasificar.

Pero, cuando se iba el presidente, Larriera le dijo: “Sé que si no paso la llave, te tengo que dar un abrazo y me tengo que ir”.

No obstante, hubo otra reunión ese mismo día. Fue en la casa del director deportivo, Pablo Bengoechea y hasta allí fue Larriera. Llegó a la hora 21 y se fue casi a las 7 de la mañana. Solo ellos saben de qué hablaron durante casi 11 horas. Obviamente del equipo y de fútbol. Pero se extendió demasiado.

“Sabemos que se reunieron casi 10 horas, pero no de qué hablaron”, comentó la misma fuente consultada.

Más allá del trabajo de todos los días en Los Aromos, el entrenador quiso apostar –y lo hizo– a la parte anímica del plantel. Había que levantar a un equipo en pocos días luego de un revolcón importante.

Así fue que le pidió a Ruglio todas las fotos que le pudiera mandar de la plaqueta que le había entregado Nacional. La bronca en Peñarol era generalizada.

El técnico de Peñarol le pidió al presidente Ruglio varias fotos de la plaqueta que entregó Nacional para incentivar a los futbolistas

De esa forma, Larriera comenzó a potenciar a sus futbolistas desde ese lado. El aspecto anímico en un equipo es trascendente, casi tanto como el futbolístico.

También habló bastante con los jugadores del tema del avión, de la forma cómo Nacional había hecho bien las cosas. Pero lo del avión también lo decía para que “sobrevolara” en la cabeza de sus dirigidos la idea de que ellos no debían ser menos.

Peñarol ganó la primera final contra Nacional, porque así lo tomaban sus futbolistas y ni que hablar el técnico.

El domingo pasado falleció el padre de Mauricio. Fue otro golpe y en medio de su momento más importante como técnico, ya que si perdía la llave, se iba de Peñarol.

Recibió el apoyo de los futbolistas y de los dirigentes en unos días complicados y se los agradeció.

La clasificación le dejó el mal gusto en la boca de haber perdido en el décimo minuto de adición. Pero más allá de ello, cuando vio que Ruglio entraba a la cancha a abrazarlo, explotó en un llanto contenido. Fue al unísono, porque del otro lado también surgieron las primeras lágrimas de alegría del presidente desde que asumió hace siete meses y medio. Fue un desahogo largo. Luego esperó más tranquilo y sin sumarse al bullicio de los jugadores en el vestuario, brindó la conferencia de prensa.

Ya en Los Aromos, todos juntos cenaron y se quedó de sobremesa con Pablo Bengoechea, Gabriel Cedrés y algunos directivos.

Ya habían hablado Fabricio Formiliano y Rodrigo Abascal, quienes se despidieron del plantel. El primero jugará en Necaxa de México y Abascal, tiene chances en Portugal. También apareció la cocinera con una torta para que todos le cantaran el “Feliz cumpleaños” al Mota Gargano.

Un poco alejados, los futbolistas seguían cantando –junto a la chimenea prendida– por la alegría de la clasificación mientras sonaba de fondo alguna plena.

En cierto momento, Larriera dejó la mesa, abrió una puerta corrediza, la cerró y del otro lado se pudo escuchar a los jugadores que lo vieron: “¡Que de la mano/de Larriera/todos la vuelta vamos a dar!”. Así cerró Larriera 18 días de estrés y adrenalina.

Brian y Gastón Silva, prioridades

Peñarol sigue intentando el regreso sin cargo de Brian Rodríguez a quien quiere ya. Es que para la Sudamericana, puede anotar a tres nuevos jugadores. Según pudo saber Referí, las charlas aún continúan para poder traerlo al menos seis meses. Por el otro que hay tratativas es por Gastón Silva para que llegue como zaguero central.

Brian Rodríguez sigue en los planes de Peñarol para estos días

Mientras tanto y como informó Referí, el club hace gestiones para jugar con público el 18 de agosto ante Sporting Cristal el encuentro de vuelta de los cuartos de final de la Copa.

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