Las reglas son claras. Tres por una, pero tienen que ser del mismo tipo. Tres jugadores por un jugador, tres estadios por un estadio, tres escudos por otro. Y si no, a pagar. El precio dependerá de que figurita se trate. Con la aparición cada cuatro años de los álbumes oficiales de la Copa del Mundo, la avenida 18 de Julio suma a sus puestos callejeros la presencia de los vendedores y canjeadores de figuritas.
La mayoría se ubica entre la zona de la Intendencia de Montevideo y la plaza Fabini. Hay más de uno por cuadra, aunque la oferta de cada uno es básicamente la misma. Lo único que varía de puesto a puesto es el precio de las figuritas sueltas y el stock disponible, que se renueva cada día y se agota rápidamente en este período, el de mayor fervor de intercambio.
Un hombre revisa los fajos de adhesivos eligiendo las que le faltan para completar su álbum, mientras una abuela le entrega al puestero la figurita del argentino Lionel Messi y elige otros stickers en lugar del dinero ofrecido por una de las más codiciadas por coleccionistas y vendedores.
Es que Messi es de los más caros. Es parte del panteón que integran Cristiano Ronaldo, Neymar y los uruguayos Luis Suárez y Edinson Cavani, que puede llegar a cobrarse $ 150. Algunos la compran incluso aunque no busquen llenar el álbum, sino como un regalo, o porque consideran que es imprescindible tenerlos a ellos aunque no se complete el resto de la colección de Panini.
Un niño pasa y le extiende un billete enrollado de $ 100 a Julio Viera. El veterano lo recibe y entrega los cuatro sobres correspondientes. Viera empezó a vender figuritas en 8 de Octubre y Larravide en 1970. "Como el álbum (de ese año) nunca se vendió", afirmó. Desde entonces ha ofrecido adhesivos de todo tipo, desde series de dibujos animados hasta de animales, y por supuesto, las mundialistas.
"A este le tengo fe, porque creo que Uruguay va a andar en la definición, y eso siempre ayuda a que se venda bien", explicó Viera, que contó que la diferencia la hacen con la venta de figuritas sueltas.
A los sobres, que se venden a $ 25, les ganan $ 5, aunque en las primeras etapas del fervor, son la principal fuente de ingresos. A medida que los álbumes se llenan y la desesperación gana a los coleccionistas, todo deriva hacia las figuritas sueltas.
Eduardo Berruti es otro vendedor callejero, que se ubica en 18 de Julio y Cuareim. Este es su primer año en la tarea, de la que recibe un complemento a sus ingresos como jubilado. Se instaló allí hace dos meses, cuando se lanzó el álbum, y allí se quedará hasta que pase todo. Berruti explicó los diferentes escalafones de intercambio y venta: primero vienen los jugadores, luego los estadios, los jugadores de Uruguay, Argentina y Brasil y finalmente las brillantes.
Otros vendedores, que prefirieron no dar sus nombres, pero que desde hace años se ubican en 18 de Julio para vender figuritas, explicaron que tienen una base de cada sticker para cambiar y otra aparte para vender. Esta segunda es más numerosa, ya que para ellos representa la diferencia económica.
Lo turbio
La amplia mayoría de los vendedores operan con limpieza y justicia, pero otros no, según cuentan algunos de los vendedores anónimos, que prefirieron ahorrarse problemas con sus colegas menos escrupulosos. Abrir sobres con trinchetas, bisturís o navajas, sacar las figuritas, rellenar con otras de menor calibre y cerrarlos de forma que no se note es una práctica que se lleva a cabo; algunos clientes se han encontrado con sobres con figuritas de menos, o con repetidas en un mismo sobre, algo que no debería suceder.
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