Desde que en abril José Decurnex decidió la contratación de Alejandro Cappuccio, sabía los riesgos que asumía. Estaba frente a un entrenador con el perfil futbolístico y académico que buscaba, pero que solo tenía 76 partidos en el fútbol profesional (dos temporadas y media en Rentistas, en Primera y en Segunda) como experiencia para llegar al inestable banco de suplentes de Nacional.
La distinción como mejor entrenador del Campeonato Uruguayo 2020 en Fútbolx100, encuesta que anulamente realiza Referí. reflejaba el reconocimiento de la cátedra para quien se destacó entre sus pares.
Tras su segundo clásico, esta vez con derrota 2-1 el jueves ante Peñarol en el Gran Parque Central, y con los dedos índices apuntando a sus decisiones por la conformación del equipo, el presidente tiene tareas extras para los próximos días. Arropar al entrenador, como lo hizo desde el primer día.
La decisión institucional de subir al avión a los jugadores de la selección tras quedar eliminados de la Copa América de Brasil, formó parte de la estrategia de blindar al técnico y al proyecto deportivo.
Así fue como el 4 de julio, en el clásico del Torneo Apertura, Nacional sorprendió a Peñarol con un 2-0 que firmó en los últimos minutos, con goles de los seleccionados que habían llegado en la madrugada.
Ese partido, en donde la decisión política le dio una ventaja deportiva a los tricolores sorprendió a Peñarol.
El clásico del jueves en el partido de ida de la Copa Sudamericana dejó al descubierto una nueva realidad futbolística.
En igualdad de condiciones, Peñarol fue superior a Nacional en todos los aspectos y sembró interrogantes en los albos para la revancha del próximo jueves.
La diferencia entre el Nacional de Cappuccio y el Peñarol de Larriera es que el aurinegro ya avanzó en el sinuoso camino del aprendizaje.
Desde enero, estuvo tres veces en situaciones críticas (en marzo cuando se le escapó el Apertura, en abril cuando empató con Cerro Largo y pareció quedar en suspenso su clasificación a la fase de grupos de la Copa Sudamericana y la semana pasada tras el clásico).
Larriera lleva 34 partidos en Peñarol, desde que llegó en enero. Cappuccio solo acumula 17, un registro reducido para empezar a afirmar un proyecto deportivo.
En ese contexto, en donde la política deportiva que marcó Decurnex en Nacional pasa por seguir un objetivo (salir campeón del Uruguayo) y en el viaje desprenderse de cualquier elemento que no ayude a sostener el vuelo en el nivel que necesitan para llegar a la meta (desde 2019 Nacional tuvo seis DT), el club reforzará la apuesta que hizo por el entrenador, pero con sus próximas decisiones marcará su futuro. Este domingo a la hora 18 enfrenta a Villa Española y tiene que cortar la racha de dos derrotas.
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