En estos últimos días el precio de la lechuga osciló de $ 15 a $ 25, con base en un relevamiento realizado por El Observador, un valor bajo especialmente en el caso de ofertas de dos lechugas por $ 30 como la que se promociona en la esquina de Ejido e Isla de Flores, atractivo para el consumidor pero no bueno para el productor de esa hortaliza.
Actualmente hay una muy buena oferta de lechugas, pese a que la demanda ha bajado un poco, debido principalmente a que en esta época del año es más común consumir comidas calientes en las que la lechuga no es un ingrediente.
En la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM) la remisión de este producto desde las granjas es buena y no esperan que tenga grandes cambios en las próximas semanas, al igual que en relación a su precio, explicó a El Observador Diego Romero, integrante del denominado Observatorio Granjero, integrado por la UAM.
En ese mercado hortifrutícola, en el que los productos se comercializan al por mayor, la docena de lechugas se cotiza de $ 150 y $ 200, es decir que los productores reciben entre $ 12,5 y $ 16 por cada planta, que en esta época del año se produce en gran medida bajo invernáculos o microtúneles, para evitar los daños de las bajas temperaturas.
En la UAM, este y los demás productos de hoja se venden por docena de atados o de plantas.
Romero detalló que se está viendo una buena calidad de lechugas, pese a que el frío ha hecho que tengan un tamaño menor al de otras épocas. Las heladas que se han podido ver en las últimas semanas son un fenómeno que afectan particularmente a esta hortaliza de hoja, por lo que los productores elijen trabajar el cultivo con el nylon como elemento protector.
Daniel Deus produce lechuga, brócoli, puerro y acelga en la zona de Salinas, en Canelones. Su producción se distribuye en los puestos del departamento y, según comentó, actualmente y más que nada por la época y las bajas temperaturas, la demanda “se ve resentida”.
Según indicó, el precio que recibe ronda los $ 10 por unidad.
Consultado sobre la manera en que ese valor condiciona la producción, indicó que, por lo bajo de la cifra, varios productores eligen no trabajar con lechugas.
Él es productor familiar, pero comentó que “la cosa se complica cuando es una producción más grande, en la que hay empleados”, por el incremento de costos que “no se llegan a cubrir” cuando los precios son bajos, algo que “siempre pasó en esta época”.
Por su parte, Marcelo Moizo, presidente de la Cámara Frutícola del Uruguay, operador en la UAM y productor de varios rubros, entre ellos lechuga, contó a El Observador que en su predio hace tres meses que no se trabaja con este cultivo, porque por la humedad del suelo, que además se rota poco, hubo que hacer solarización para eliminar hongos.
Para solarizar es necesario dejar el suelo libre de cultivos y se debe tapar el cantero con un nylon, para que así se genere temperatura y con ella se maten naturalmente los hongos. Por las bajas temperatura y las pocas horas de sol el proceso puede llevar hasta seis meses, explicó.
Moizo resaltó que "hoy lechuga hay a montones" y que la demanda está atada a un aspecto cultural, por el que se asocian algunas comidas, como ensaladas de lechuga y tomate, a temperaturas como las que se dan en primavera o verano.
"La lechuga es un producto que históricamente tiene precios malos y cuando vale mucho es porque realmente no hay casi nada", puntualizó.
Añadió que los precios que reciben los productores en la UAM varían dependiendo, por ejemplo, de si él mismo entrega las unidades o tiene un intermediario, al que debe pagarle una comisión sobre venta y un flete. Es por eso que generalmente los productores de esta hortaliza también siembran otros rubros de hoja, como acelga y espinaca.
La lechuga más consumida es la mantecosa y la que le sigue es la crespa, indicaron desde la UAM.
Otras variedades que también se pueden encontrar en el mercado son la Iceberg (o también llamada Mc Donald’s, pues se produce básicamente para esa cadena de restaurantes); la tipo Romana; la Capuccino; o la Hoja de Roble.
La mayor cantidad de lechugas del país se produce en la zona rural de Montevideo, en Punta Espinillo, y en parte del departamento de Canelones, próximo a Pando.
Algunas veces este producto también se trae a Montevideo desde Salto, pero muy rara vez, en alguna ocasión que “justifique el viaje”, indicó Romero, quien destacó que esto se explica en parte porque al ser un producto de precio bajo, los productores optan por no tener grandes costos de transporte.
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