En los últimos meses, la mayoría de los países industriales, con excepción de China y Japón, están enfrentando un aumento de la inflación, como consecuencia de varias causas que se manifestaron de improviso a la salida de la pandemia. Entre las más importantes hay que citar a los mayores costos de la energía, el fuerte aumento de la demanda de los consumidores frente a un rezago relativo de la oferta de bienes y los estrangulamientos en algunas cadenas de producción y de transporte. Desde el inicio de este proceso, ha sido tema de discusión su carácter transitorio o permanente. Quienes se afilian a la primera posición confían en que el desencuentro temporal entre el aumento de la demanda y las dificultades de la oferta habrá de irse solucionando en los próximos meses. En cambio, quienes destacan el carácter más prolongado del proceso se detienen en el traslado de los precios a los salarios y la escasez de algunas calificaciones de la mano de obra. En todo caso, aún entre los primeros, hay cada vez una mayor aceptación de que el impacto inflacionario de estos meses habrá de prolongarse más allá de la previsión inicial.
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