Esta historia viene de tiempos donde Diego Lugano era el capitán de la selección. Una vez, entrando al Complejo Celeste, se sorprendió por la cantidad de gente que había en la puerta. Los pedidos para que les firmara una camiseta o un humilde papel lo abrumaron. Subió el vidrio del auto y pasó de largo. Cuando se bajó en el estacionamiento le cayó la ficha. Volvió atrás. Caminando se arrimó al portón y se quedó hasta caída la noche firmando y sacándose fotos.
Sus herederos continuaron el legado. No hay lugar donde vayan donde Diego Godín no se arrime a las rejas que dividen a los jugadores de los hinchas para atender los requerimientos.
Los amistosos de la selección son oportunidades únicas para los uruguayos que viven y la pelean desde afuera. La distancia los lleva a palpitar con su país a través de la televisión. Por eso, cuando les toca en suerte que la selección vaya a jugar a la ciudad donde viven, no dejan pasar la oportunidad de ir a visitar el hotel donde se encuentran los jugadores.
Lo que pocos imaginan es que estrellas de la magnitud de Luis Suárez, Diego Godín o Edinson Cavani –que en esta oportunidad no fue citado- saldrán fuera del hotel para firmarles una camiseta.
Houston no fue la excepción. Los jugadores celestes volvieron a demostrar que son tan terrenales como todos los uruguayos y salieron al lobby y hasta el jardín del hotel para cumplir con los pedidos de sus compatriotas.
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