La determinación casi personal del presidente Lacalle Pou de avanzar en el tratado de libre comercio con China genera críticas, miedos y reservas, que se advierten en los medios, en las declaraciones públicas y en las charlas privadas con los distintos factores. Es algo difícil, sin duda, complacer a todos los sectores o subsectores en decisiones de este tipo, en cualquier lugar, en cualquier época, en todas las coyunturas. Por eso siempre tienen un alto costo para quienes las impulsan, aun cuando los resultados terminen siendo beneficiosos para toda la sociedad. Esto no es una afirmación caprichosa, sino una observación basada en la evidencia empírica de los últimos 50 años, tan odiosa para los ideólogos de todo tipo.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá