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Mercosur y sus fantasías

Un acuerdo entre la UE y el Mercosur de libre comercio es muy improbable para 2018
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08 de enero de 2018 a las 05:00

Por Pablo Aragón

Alguien parece estar haciendo un buen negocio con la fantasía de que la Unión Europea y el Mercosur están a punto de firmar un acuerdo comercial de vastos alcances, y no alcanzo todavía a ver quién es.
Si uno abre un diario europeo, está bien claro que el único Mercosur que se nombra es el que juega en el FC Barcelona: a ningún periódico se le pasa por las tapas que pueda ser otra cosa.

Y luce más claro aún: las negociaciones entre la UE y el Mercosur con miras a firmar un acuerdo de libre comercio entre dos bloques de óptica inocultable y profundamente proteccionista y regulatoria, concebidos para desviar comercio, arrancaron en 1995, se impulsaron en 2001 y siguen, desde entonces, dando los únicos frutos que pueden dar, que es el de alimentar a los hoteles y líneas aéreas que emplean las burocracias.

Esas mismas burocracias son las que han llenado los últimos tres meses de 2017 con sus inocultables mentiras. "Hay una ventana de oportunidad", dice uno. "Se ha avanzado sustantivamente en lograr un acuerdo", croa otro. "Se definen algunos detalles previos a la firma", insiste un tercero.

Y uno al final termina por preguntarse ... ¿la firma de qué? ¿Del acuerdo que se empezó a negociar en 2001? Si el arrendamiento de una casa de veraneo muta de temporada en temporada ... ¿quién se puede creer el cuento de que un TLC con Europa, y el mismo, se viene negociando desde hace casi veinte años, y nos vamos a enterar cómo es en realidad en una función sorpresa?

Hablemos, pues, en serio. El presidente argentino Mauricio Macri nos ha dicho una verdad de a puños: el Mercosur es el "bloque más aislado y proteccionista del mundo" ... y es discípulo de la UE. A la UE le interesa, claro, acceder al mercado brasileño y, en menor medida, al argentino, y por ello insiste en mantener esta charada negociadora, solo que tanto Argentina como Brasil han jugado tanto a la mosqueta proteccionista entre sí, violentando los lazos que los unen dentro de un Mercosur meramente declamatorio, que a cualquiera le entra miedo negociar con quienes han llevado el arte de cerrar sus economías a un nuevo nivel.

Del lado europeo, en tanto, las cosas no han hecho sino retroceder. La salida del Reino Unido de la UE asesta un golpe mayúsculo a las expectativas latinoamericanas de abrir una brecha en la Política Agrícola Común (PAC): no solo Londres dejará de hacer aportes financieros a ese engendro, sino que, al salir ese mercado consumidor de la férula de Bruselas, las presiones proteccionistas de los productores agrícolas europeos están llamadas a aumentar.

Así, en 2004 la UE ofrecía al Mercosur abrir en 100.000 toneladas/año su cuota de importación de carnes; hoy, ofrece 70.000, y lo hace afirmando sandeces tales como que los europeos comen menos carne, o que Brasil ha demostrado ser poco confiable en el terreno fito-sanitario, o que la producción ganadera brasileña se basa en una explotación depredadora del medio ambiente. Sin el Reino Unido a bordo, dicen ahora, el consumo de carne europeo está cubierto en un 116% por su producción local y eso, razonan los lobbies ganaderos de Irlanda, España, Francia o Polonia, basta para restringir el acceso a las carnes de Brasil, Argentina, Paraguay o Uruguay.

¿Y qué decir de la añorada cuota de 600.000 toneladas/año de etanol, mayormente proveniente de Brasil? Otra ilusión: los productores europeos de remolacha y azúcares han indicado, claramente, que éstos deben ser excluidos, sin más, de toda negociación con el Mercosur, el que aspira a casi duplicar la cuota de mentira que negocian en los papeles los negociadores.

Ahora bien. Si Ud. cree que la voz de 150.000 productores agropecuarios europeos será ignorada por Bruselas, está listo para creer en los "significativos avances" de las negociaciones. Y es que, para que la cosa sea peor, los artificialmente amparados lobbies del azúcar europeo tienen argumentos sensatos: Brasil efectivamente concede apoyo regulatorio y financiero artificial a sus productores azucareros, de manera que todo es cuestión de medir la fortaleza de cada lobby.

Si sabemos, pues, con exactitud lo que opinan y por lo que presionan la Asociación Europea de Productores de Azúcar (CEFS), o la Confederación Internacional de Productores de Remolacha (CIBE) ... ¿por qué se nos miente respecto a la inminencia de un acuerdo?

La interpretación, tal vez, vaya por el camino de que, en conocimiento el Mercosur de su condición de barco encallado, la tripulación que insiste en estar navegando en alta mar logra hallar el demonio al que cargarle la romana: la inflexibilidad europea.

El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, ha ensayado este camino en el curso de la cumbre presidencial de Brasilia a fines del año pasado: es ahora, insistió en tono enojado, que la UE tiene que responder a la razonable oferta del Mercosur. Solo que poco se le puede creer: él mismo preside un gobierno que artificialmente mantiene viva una industria azucarera que tal vez ni azúcar de caña produce, en lo que queda hermanado con la CEFS o la CIBE en sus argumentaciones.

Al separarse los presidentes en Brasilia en 2017, lo hicieron en el mismo tono irreal con el que llegaron a esa ciudad. Aseguran, por lo pronto, haber firmado un protocolo sobre compras gubernamentales que, uno hubiera pensado, llega con veinte años de atraso y, a decir verdad, luce superado por la realidad: ¿no demostró el caso Odebrecht que si algo se podía era cruzar las fronteras, claro que con cierta motivación adicional?

El saldo, pues, es apenas el de una declaración de censura a la dictadura venezolana y a su mantenimiento de presos por razones políticas, algo que a Venezuela, de hecho expulsada del bloque, le tiene sin cuidado, y que por lo menos un miembro del bloque, Uruguay, cree que es una formalidad mendaz más, desde que su partido de gobierno respalda con toda su fibra a Caracas y condena, formalmente, a su supuesto socio, Argentina, por el hecho de haber aprobado una controversial reforma previsional.

¿TLC este año 2018? Si tanta hipocresía y falsedad logran dar a luz a la criatura, será un caso de olmo que dé peras.

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