Se hace necesario. Hay que pensar la ciudad. Montevideo crece –hacia los costados y hacia arriba–, el urbanismo intenta hacerse fuerte como una disciplina cada vez más importante y la arquitectura busca su lugar en la consideración de los habitantes de la capital. Y en ese marco, en esa concepción del ciudadano como constructor de su ciudad, la información atractiva y de fácil digestión se hace imprescindible. Sobre todo para quienes serán los encargados de pensar el Montevideo del futuro: los niños.
Es en ese plan que se publica el libro Descubrí la arquitectura, que está firmado por la autora de libros infantiles Virginia Brown y editado por BMR. Este tomo será el primero de una colección de tres y comienza con un estilo que, en Uruguay, dejó grandes nombres de la arquitectura: el movimiento modernista que tuvo lugar entre 1930 y 1970.
Así, y a partir de una selección de varios edificios icónicos de la ciudad que se ajustan a esta corriente –entre los que se encuentran el Estadio Centenario, el estudio Vilamajó, el Hospital de Clínicas y el Panamericano–, el título repasa la obra de los arquitectos Juan Antonio Scasso, Carlos Surraco, Mauricio Cravotto, Julio Vilamajó, Raúl Sichero, Jorge Herrán, Luis Crespi y Eladio Dieste.
“Se buscó incentivar la curiosidad por la ciudad y los edificios que tenemos en ella” explica Brown. “Destacamos algunas construcciones por su calidad, pero también por su uso, por su historia y por un montón de cosas más. Los trabajamos en pares porque la idea era que cuando se haga un paseo por Montevideo se puedan apreciar las dos edificaciones juntas. Queríamos proponer un circuito en el que, por ejemplo, se puedan aprender cosas del Estadio Centenario y del Clínicas a la vez”.
A partir de imágenes, preguntas y respuestas, cifras fáciles de registrar, ilustraciones y datos curiosos, Descubrí la arquitectura –que se puede encontrar en librerías a $450– está diseñado para captar la mirada infantil al instante. Sin embargo, también hay historias escondidas en estos proyectos enormes –y en ocasiones, bastante problemáticos– que de seguro no pocos montevideanos adultos desconocen.
“A partir de estos datos, de estas anécdotas, de la observación de la forma y los materiales, queríamos principalmente llamar la atención de los más chicos. Y a partir de ese descubrimiento, ir construyendo la valoración patrimonial desde la infancia. Buscamos que se sepa qué hay detrás de los edificios, el esfuerzo y las realidades que hubo en su construcción. Desde problemas económicos que obligaron a cambiar los planes, a los apuros que se pasaron en la construcción del Estadio, entre otras cosas”, repasa la autora, que ha publicado varios títulos infantiles –entre ellos Una tarde de verano, el elefante, Muchas princesas y Cuando el temible tigre– y que será la encargada, también, de escribir los otros dos tomos de la colección. Estos se enfocarán en la arquitectura colonial y en la republicana y se publicarán próximamente.
Para Brown, una de las posibilidades más interesantes que le brindó la investigación previa para el libro fue la de meterse en las vidas de estos arquitectos y entender que, en muchos casos, debieron luchar contra obstáculos y adversidades que amenazaban con hacer fracasar todos sus proyectos. El caso del edificio Panamericano, para el que Sichero tuvo que reducir el proyecto a la mitad por carencias económicas, fue uno de ellos.
“Siempre es fascinante descubrir datos de las vidas de estos arquitectos. La madre de Sichero, por ejemplo, murió cuando él era muy chico y una de las cosas que encontramos es que cuando su familia se iba a pasear, él se quedaba solo en el patio de su casa construyendo ciudades. Es increíble, porque ya de muy pequeño esa cabeza y ese espíritu se proyectaban al deseo de construir. Descubrimos personas con un talento enorme, con una gran perseverancia, personas que a veces se llevaban golpes muy fuertes y aun así lograban completar las obras. En ellos se da una combinación de circunstancias de vida, golpes de suerte, talento y también una gran capacidad para sobreponerse a los escollos”.
Así, Brown revela una de los atractivos principales de este libro: saber que los edificios, debajo de todo el cemento, el ladrillo, detrás del diseño y de los nombres prestigiosos que los firman, guardan historias. Que son parte de la vida y la historia de la ciudad y que, todavía, tienen mucho por contar. Y que son, como lo confirma la contracubierta “obras que dieron vida a los sueños de un país chico que quiere ser grande”.
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