El nuevo dueño de Twitter se tomó seis meses para negociar la compra. Con idas y venidas, auditorías y propuestas que quedaban en la nada. Sin embargo, cuando Elon Musk tomó el control de la compañía comenzó a perfilarla a su manera. “Pagar o no pagar” parece la cuestión.
La plataforma, en sus manos, se encamina a que los usuarios paguen, al menos una porción de ellos. El mismo Musk tuitea cada rato “US$8″. Las quejas de usuarios en la red no representan un muro para el multimillonario que fundó y gestiona dos empresas de punta como Space X y Tesla antes de comprar Twitter.
La tarifa, todavía no implementada, está encaminada a que la empresa logre ingresos significativos con un modelo de suscripción. En principio, el pago sería para los “usuarios verificados”. Eso, más allá del status diferente, le daría ventajas en los motores de búsqueda a quien pague esos US$ 8.
En Twitter hay unas 400.000 cuentas verificadas. No bien tomó el control de la empresa, todo indicaba que Muskharía pagar a quienes forman parte de esa categoría.
En una reunión de inversores en Nueva York, Muskdefendió el modelo de buscar “usuarios verificados”. Y que eso les resultará útil, en su visión, no solo a las celebridades sino también a los usuarios de a pie que quieren levantar vuelo.
En esa conferencia, Musk fue claro:“Quien se verifica por pago será priorizado. Si conseguimos suficientes suscriptores verificados vía pago, ellos tendrán prioridad en las búsquedas, respuestas y menciones”.
Muskexplicó la diferencia, con un ejemplo muy sencillo cuando se hace una búsqueda en una de las plataformas más fuertes del mundo. “Esto es como Google –dijo el dueño de Twitter-. Si uno va a la página ocho o nuevese encontrará con estafas y mentiras. Entonces, si los resultados de Google en la página uno son tan buenos, los usuarios no van a la página ocho. Lo malo se manda al final”.
De estas palabras es posible deducir lo que puede pasar con Twitter a partir de ese tuit “US$ 8” repetido en estos días por Musk: los usuarios no verificados terminará saliendo en la página ocho en las menciones y búsquedas.
Musksiempre se mostró como el típico ejecutivo agresivo. Y logró lo que pocos logran: encabezar el ranking de ricos, salir en todas las tapas de los portales y, encima, aspirar a fidelizar a un público masivo haciéndole pagar.
Sin embargo, todo es ensayo, prueba y error. Por eso, el propio Musk puso en modo condicional el cambio en la modalidad. Lo hará,“si conseguimos suficientes suscriptores verificados vía pago”.
Según datos de la empresa, los usuarios activos van en alza. Twitter tiene 255 millones de ellos.
Falta saber -y eso es trabajo de los algoritmos, de los bolsillos de los usuarios y de la conducción empresaria- cuántos de ellos quieren pagar los famosos US$ 8. Habrá que ver el abanico de opciones que abren hasta encontrar el punto de equilibrio.
El otro frente que atiende Twitter es el de los anunciantes. Musk se queja de la falta de apoyo de las empresas. Sin embargo, según los balances de la compañía, la publicidad representa casi nueve de cada diez dólares que le ingresan a Twitter.
El modelo de suscripciones, apunta a que Twitter dependa, sobre todo, de Twitter. Es el estilo Musk, que es su propio jefe. En un mundo volátil, este supermillonario rompe paradigmas y es difícil saber cuánto de actitud de liderazgo y cuánto de previsión tienen sus decisiones.
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