Los ideólogos sionistas y David Ben Gurión, el primer dirigente del Estado de Israel, querían que floreciera el desierto. Pero ahora Israel aspira a convertir sus extensiones despobladas en una atracción turística.
El desierto del Néguev, que limita al oeste con el Sinaí egipcio, al este con Jordania y al sur con el mar Rojo, ocupa más de la mitad de la superficie del país y ofrece amplios espacios sin apenas población. Israel ha decidido aprovechar estas características proponiendo a los turistas campamentos de lujo, hospitalidad beduina y actividades al aire libre.
El turismo es un sector en expansión en Israel. El año pasado fue récord, con 3,8 millones de visitantes extranjeros que generaron US$ 5.800 millones, según el Ministerio de Turismo. Se aspira a que el desierto del Néguev pase de generar el 5% de los ingresos turísticos del país al 20%, en espacio de dos o tres años.
Vinos del desierto
"Cuando hace mucho frío en Europa, por ejemplo en diciembre, enero o febrero, las temperaturas son suaves en el Néguev", explicó Uri Sharon, del Ministerio de Turismo. El desierto ofrece, además, un lugar geológico único, el cráter de Ramón, el mayor del mundo causado por la erosión.
Salaam El Wadj nació en esta región, donde abrió un campamento en el que vive con su familia, sus hijos y sus cabras. Allí acoge a sus huéspedes en tiendas de campaña y les enseña la forma de vivir de los beduinos. Según él, el estilo de vida está amenazado por la llegada de los británicos hace un siglo y por la creación de Israel en 1948.
Recibir a los turistas le permite preservar esa herencia. "No solo quieren dormir en un campamento beduino, sino que quieren aprender", aseguró.
Para pasar de un campamento beduino a otro, los senderistas recorren unos 12 kilómetros por caminos acondicionados, mientras sus pertenencias son transportadas en coche.
Cerca del campamento de Salaam El Wadj, Hannah y Eyal Izrael plantaron viñas en terrenos escalonados, donde los nabateos vivieron hace 2.000 años. Cada año producen 5.000
botellas de merlot, cabernet sauvigon, chardonnay y otras variedades de uva.
Para ganar más dinero, Eyal Izrael alquila habitaciones y propone visitas en los alrededores. Y quienes lo desean pueden aprender las bases de la producción de vino en su bodega. Las viñas crecen en una cuenca natural que recibe el
agua de las colinas vecinas en invierno y goza de un sistema de irrigación moderno que utiliza agua desalinizada del Mediterráneo.
Cerca del viñedo de Eyal Izrael, se alza la ciudad de Mitzpe Ramón, que domina el cráter de Ramón. Los turistas en busca de tranquilidad y de confort tienen la posibilidad de alquilar allí tiendas de lujo equipadas con duchas de agua caliente, donde cuentan con los servicios de un
chef personal.
Cuando cae la noche, los visitantes pueden observar a través de un telescopio las estrellas en un cielo muy oscuro, libre de contaminación lumínica.