La imagen se inicia en medio de la expectativa y la alegría por ver volar cometas.
Se trata de un festival de cometas en la ciudad taiwanesa de Hsinchu, al norte de la isla y conocida popularmente como "la ciudad ventosa".
Un grupo de personas sujeta y extiende la cometa gigante de color naranja, que se mueve con el viento. Cuando la sueltan, sube muy rápido en medio de los aplausos de los presentes, que luego se cambian por gritos: una pequeña niña de tres años quedó atada a las cuerdas de la cola de la cometa que se le enroscaron en la cintura y se elevó también.
Fueron exactamente 31 segundos en los que la niña voló a a una altura de hasta 10 metros, mientras en la superficie seguían los gritos de alarma e impresión.
La cometa volaba y la niña, de 13 kilos, daba vueltas sobre sí misma sin, afortunadamente, zafarse, hasta que la cometa descendió y un soldado saltó para atraparla cuando estaba cerca del suelo.
No pasó de un susto, de una anécdota que la pequeña, que solo tuvo unos arañazos en la cara, contará por siempre: el más increíble vuelo de medio minuto.
Luego del incidente, las autoridades suspendieron el festival de cometas.
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