El lunes 23 de diciembre, Pablo Lima llegó a Peñarol como uno de los principales refuerzos del equipo y uno de los pases más fuertes del período de transferencias.
Venía de definir nada menos que el título del Apertura con un inolvidable gol de tiro libre con el que Danubio derrotó a Sud América para llevarse el primer torneo de la temporada.
Lima fue clave en el pasado semestre en Danubio. Voz de líder, referente, capitán, bastión defensivo, lanzador con pases calibrados y mortífero en sus ejecuciones de tiro libre.
Peñarol, que entre el Tony Pacheco y la puntería del Lolo Estoyanoff, tenía buenos ejecutantes de pelotas quietas le agregaba una pierna zurda para ampliar el espectro de buenos tiradores.
Lima alternó en los partidos de verano y arrancó como titular. Sin embargo, tres partidos después en los que fue titular, se quedó afuera del plantel.
El Bolita estuvo ante River Plate y Defensor Sporting por el Clausura, y ante Deportivo Anzoátegui por la Libertadores, pero ayer, ante los mexicanos, no estuvo ni en el banco de suplentes.
Lima no se mostró firme en la marca ni fue determinante en la pelota quieta, a pesar de que metió un par de bolas calientes.
Por ahora no pudo asimilar el salto a un equipo grande.
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