Espectáculos y Cultura > Carlos Tellechea

Pasiones y obsesiones del primer ganador de MasterChef profesionales

El cocinero sabe que el pescado es su ingrediente estrella, considera que su comensal más exigente es su hijo y dice que las milanesas de su abuela son las más ricas que probó en la vida
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29 de noviembre de 2018 a las 05:03

Sin saber mucho qué hacer con su vida, Carlos Tellechea arrancó a trabajar en cocina a los 17 años. Fue casi que de rebote, porque lo invitó un amigo. Su primer puesto fue de comis (cadete de cocina) en un restaurante de La Barra, en Maldonado. A los tres días lo pasaron a secar los platos, después a la bacha (era uno de los encargados de lavar los platos) y así estuvo toda una temporada trabajando 13 horas. De a poco, sin saber siquiera cómo pelar una zanahoria, fue aprendiendo sobre la marcha, absorbiendo conocimientos de los “grandes” que lo rodeaban. También realizó algunos cursos (empezó con uno que se organizó desde la Intendencia de Maldonado) pero asegura que lo que más lo nutrió, fue la práctica y sobre todo, el trabajo. 

Ahora Carlos tiene 37 años, es jefe de cocina del restaurante Pura Vida en La Barra y, desde el martes, es el primer ganador de la edición de MasterChef Profesionales. En una reñida final donde se enfrentó a la talentosa cocinera Carolina Mena, el fernandino –que ni siquiera pensaba presentarse en el concurso, lo hizo porque le insistieron en su familia–, se coronó como vencedor. Su nombre estaba escrito en la hoja dentro del esperado sobre que introdujo al estudio del reality show gastronómico la escribana. Y el responsable de darle la noticia fue el invitado de honor –el prestigioso cocinero español– Joan Roca. 

A diferencia de las ediciones anteriores, el triunfo de Carlos fue avalado casi que unánimemente por los televidentes que se manifestaron en las redes sociales y por sus compañeros, que reconocieron que era un justo ganador. En diálogo con El Observador, Carlos contestó con una sonrisa enorme algunas preguntas sobre su oficio, sus gustos y sus obsesiones. 

¿Cuál fue el mejor elogio que recibió en MasterChef?

Fue en el programa de la bodega, cuando el francés (Jean-Paul Bondoux) me dijo: "Cuando gustes vení a hacer el plato a Le Bourgogne”. Y es uno de los cocineros más pro, conocido en varios países.

¿Y la crítica más dura?

 Creo que fue en la final con el cerdo, aunque fue constructiva, los cuatro me mataron con ese plato, que era el principal fuerte.

¿Sufrió con algún desafío?

Nunca estuve al límite. Pero pasé nervios la primera vez, cuando estábamos en el casting.

Un consejo para alguien que recién empieza. 

Le diría que pensara bien si es realmente lo que quiere y le gusta. Porque mucha gente quizás lo haga por la plata. No es que vos hacés un curso de cocina y ya salís siendo chef, hay muchos que de repente arrancan lavando platos –como fue mi caso– y otros que no estudiaron tanto y se formaron trabajando y pueden llegar a saber igual o más que alguien que hizo tremenda carrera. Les diría también que se pueden llegar a trabajar muchas horas, que mientras los otros están festejando, vos estás cocinando, y muchas cosas, por eso, te tiene que gustar. Si te gusta, tenés que darle para adelante.

¿Hay algún utensilio que no preste?

Me da un poco de celos la cuchilla, pero si tengo que prestarla por algo esencial, la presto.

¿Qué herramientas no le pueden faltar en la cocina?

Cuchilla, chaira y pinza. Ah, y ¡un trapo!

¿Cuál es su ingrediente estrella, el que mejor conoce y domina?

El pescado

¿Un aroma?

 Jengibre

¿Un sabor?

Lo fresco, lo ácido.

¿Qué hay en su heladera?

 De todo, pero sobre todo cosas básicas: huevo, mucha agua, leche y alguna verdura.

¿Qué cocina en su casa?

Lo que los niños coman. Por suerte les he hecho probar algunas cosas como el rissotto o alguna pasta y les gusta. Al grande le di para que probara sushi y medio que le gustó. La chica no quiere saber nada con el salmón, pero el grande lo ama. Creo que pasa por ahí.

¿Cuál es la comida del día que más disfruta?

Estando en casa, el almuerzo. Porque cuando estoy laburando prácticamente no como.

¿Y el plato del que nunca se aburre?

Milanesas con ensalada o pasta es algo que comería siempre.

¿Cuál es la estación del año que prefiere en Uruguay a la hora de elegir los productos?

Parte del invierno y primavera.

¿En qué momento sintió el clic de que la gastronomía era lo que quería para su vida?

Cuando uno es más joven, está más para los bailes y la noche, pero al estar en una cocina yo quería llegar, bañarme y acostarme. Ahí capaz me di cuenta de que era un buen recurso para no hacer lo otro y sentí que me iba servir en el futuro.

¿Un maestro?

 Tuve varios, con los que trabajé que aprendí cosas.

¿Una receta familiar que guarde con cariño?

 Las milanesas de mi abuela que son las más ricas que probé. Intento hacerlas para que me queden igual y no hay caso. Mi abuela era muy buena cocinera.

Los domingos: ¿pasta o asado?

Pasta.

¿Cuál es la mejor bebida para celebrar luego de un servicio exitoso?

¡Una cerveza!

¿Quién es su comensal más exigente?

 Mi hijo.

Si no existiera la gastronomía en su vida, ¿a qué cree que se hubiera dedicado?

Creo que carpintero.

En la vorágine de la temporada en La Barra, ¿tiene algún lugar de paz donde pueda descansar?

En verano hay gente por todos lados,  por eso, mi lugar de paz es mi casa cuando llego de noche y me siento afuera con los perros.

¿En qué lugar del mundo te gustaría trabajar y junto a quién?

Tengo una promesa hecha –que hice por si ganaba– de que iba a visitar a un amigo que está trabajando en Punta Cana para uno de los restaurantes de Martín Berasategui. Estaría bueno ir allá y cocinar aunque sea dos o tres meses con mi amigo. Trabajé con él una temporada y nos llevamos muy bien, sabe un montón y estaría bueno reencontrarnos.

¿Un referente del mundo de la gastronomía?

Varios, pero si tengo que elegir: Donato De Santis, Martín Berasategui y los hermanos (Jordi, Joan y Josep) Roca.

¿Le gustaría poner su propio emprendimiento?

Me gustaría, pero la veo muy difícil en Uruguay. Conozco muchos amigos que tienen negocios y lo único que escucho son problemas, deudas, esto o lo otro, están todo el día esclavizados en el negocio, no es fácil, lo pensaría muy bien.

 

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