Fútbol Internacional > COPA SUDAMERICANA

Percovich: "No hay un día que me acueste o me levante sin llorar"

El exgolero de Nacional habló de sus recuerdos del Parque Central, su presente en Fluminense y de la tragedia que le costó la vida a sus dos hijas
Tiempo de lectura: -'
20 de octubre de 2018 a las 05:02

El corazón de Leo (apócope de Galileo Galilei) Percovich está dividido. Se crió en el Parque Central, se peleó “desde Sexta a Primera” por defender los colores de Nacional y ahora es entrenador de la categoría sub 20 de Fluminense, equipo al que también llaman tricolor y que defendió en su época de golero. Nacional y Fluminense se enfrentarán el 24 y 31 de este mes por cuartos de final de la Copa Sudamericana y Percovich lo vive con intensidad.

La pasión por el fútbol en Río de Janeiro se la reparten Fluminense, Vasco da Gama, Flamengo, Botafogo y América. Aún así, “hay millones de hinchas y mucha historia”, dijo Percovich a Referí para ilustrar la importancia de ese deporte en tierras cariocas.

El próximo rival de Nacional atraviesa una reestructura deportiva, de la que él forma parte desde su cargo: “Hay una transición de un entrenador a otro, el plantel tuvo grandes cambios del año pasado, lleva tiempo de adaptación, de sincronizar la nueva metodología y la calidad de jugadores para que puedan trabajar juntos y rendir al máximo. Está en evolución, se ve partido a  partido y ahora el sueño de poder ganar la Copa Sudamericana es grande”, contó.

Hace una semana Fluminense perdió 3-0 el clásico contra Flamengo, pero eso no va a influir en el partido del miércoles próximo: “Cuando estás en un torneo internacional la mentalidad cambia automáticamente, es como un chip. Desconectás una cosa que está caliente porque perdiste y al mismo tiempo conectás a una nueva esperanza que es un título internacional sudamericano, entonces es como que renace todo. Y con el hincha lo mismo, a un partido local van 15 mil personas y a uno internacional van 40 mil”.

Como también dijo Guillermo De Amores a Referí, “la fuerza del equipo está en lo colectivo. Salvo Pedro, el lateral Ayrton, jugadores puntuales como Sornoza, la fuerza realmente de Fluminense está en lo colectivo y lo van a hacer valer”.

No tiene dudas que serán “dos partidazos” porque “Nacional es un equipo muy respetado, grande a nivel mundial, con tres Libertadores, tres Intercontinentales, un histórico en Uruguay, un equipo que todos respetan por la historia y por el presente, porque en los últimos partidos le fue bien contra Santos, contra Chapecoense y eliminó a San Lorenzo. Fluminense lo sabe, por eso creo que será un partido de gran nivel y en estas instancias de la competición es lo que uno espera, equipos grandes, donde prevalezca el buen fútbol y la disciplina táctica”.

Lo bueno en las llaves de ida y vuelta es que “en pocos días tenés la revancha y el planteamiento cambia, si jugás en casa, la presión, dependiendo de lo que sucedió en el primer partido. El entrenador de Flu es una persona muy experiente, ha sido campeón brasileño, está al tanto de cómo controlar este tipo de juegos y creo que Fluminense va a hacer un gran partido frente a un gran rival que creo que se le va a plantar de frente como grande que es también”.

Recuerdos del Parque Central

Durante la charla surgen los recuerdos del viejo estadio de Nacional, ese que Percovich conoció desde niño. “Cuando lo veo por televisión me llena de orgullo porque ahí en el Parque Central entrenábamos la Cuarta, la Quinta, la Sexta. Salían todos los fenómenos, entrenaba Cacho Blanco, Ildo Maneiro, Víctor Espárrago, Pocho Brunell, después vino Raúl Bentancur, Pocho Barindelli. Hay mucha historia, mucho jugador que salió de ahí y ver todo aquello transformado, la evolución que tuvo, es impresionante. De los pocos estadios que se puede construir en el medio de un barrio. Si habré estado ahí, es hermoso saber que todo eso pasó”, recuerda.

Y continúa: “Había dormitorios de dos y después individuales. Vivió el Chango Pintos Saldanha, Tony Gómez, los famosos cuando querían dormirse una siesta antes de la práctica se metían ahí, casi todos eran muchachos del interior, hay una lista gigante. Después se iban y volvían a visitar. Hasta el propio Dely Valdés vivió ahí. Mucha historia, era lindo porque se jugaban las inferiores y las veías ahí, entrenabas en las canchas del fondo, en un rincón de la tribuna principal había un mini gimnasio, cuando llovía entrenábamos ahí. Me acuerdo que había aparatos de pesas de los años 70 y todavía quedaban ahí y nos reíamos. Me deja contento que se mantenga la tradición y se mezcle con el modernismo del fútbol”.

De Nacional se fue en 1993 y como hincha regresó para ver un clásico desde la Colombes junto a su padre y sus hermanos, hace bastante tiempo. “Pasé toda la infancia en el club. Uno no se olvida de las raíces por más que anduvo por el mundo, sabe de donde salió, donde aprendió a hablar y a caminar. Me peleé en todas las divisionales porque aparte de ser jugador era hincha y defendía en ese momento de inmadurez  el honor y pensaba que así era la mejor manera”, dijo Percovich, activo protagonista de una gresca que se armó durante el clásico por el Competencia de 1990.

No sabe si podrá viajar a Montevideo para la revancha del miércoles 31, pero ganas no le faltan: “Tengo que ver, si clasifico para la otra fase voy a ir. Es emocionante, se enfrentan mis dos equipos”.

Una gran responsabilidad

Percovich tiene actualmente una gran responsabilidad. Es el encargado de formar a los futbolistas de Fluminense en el paso previo a Primera División. “Después de la sub 20 está el equipo profesional, de acá suben a Primera. Es un desafío tremendo, estás manejando el patrimonio de un club que históricamente ha sacado jugadores. Se vendió a Gerson a Roma, Richarlison a Everton, Joao Pedro es un centrodelantero de 17 años y otro fenómeno que se llama Marcos Paulo que también valen millones. Estoy en el último paso de la formación del profesional donde lo lindo es transformarlo, pulirle la mentalidad, prepararlo para Europa. Les das herramientas que no tenían y uno comparte esa experiencia. Al final se forma un jugador más completo para que no sienta la adaptación cuando llega a otro tipo de entrenamiento como el europeo, que conozco porque estuve años ahí. Si los ves entrenando acá es de ese estilo, intenso, concentración y hasta la forma de jugar. Ahora se venden tan rápido que en una selección sub 20 la mayoría tiene 17 y 18 años, con 20 años no me queda nadie. Estás formando un equipo nuevo cada seis meses, si no se van exterior se van a reforzar equipos del interior de Brasil”, expresa Percovich.

Por eso suele trabajar con Marcelo Oliveira, técnico del primer equipo del Flu: “No estoy en contacto directo porque hay gente que hace la mediación, el director de la academia, pero él utiliza muchos jugadores de la sub 20, cuando tiene que completar los entrenamientos, la otra vuelta fuimos a entrenar con él”. En una de esas charlas, Oliveira le contó sobre su pasaje por Nacional como futbolista: “Hablamos de eso, fue en el 83, cuando estaban Rodolfo, el Cacho Blanco…”.

Su próximo paso es dirigir en Primera División. “Cuando volvimos a Sudamérica me gustó mucho este proyecto de Fluminense, de base, donde estamos cumpliendo etapas, pero dentro del objetivo final está dirigir un proyecto interesante en Primera. Tuve propuestas para salvar equipos del descenso o jugar cuatro partidos a ver cómo te va. Eso no quiero. Cuando aparezca esa alianza de ideas mías con la de los dirigentes de algún equipo, voy a aceptar”. 

“Tenés que engañarte durante el día para seguir viviendo”
El destino le pegó duro a Leo y su familia en diciembre de 2017 cuando en un accidente de tránsito que involucró a toda la familia fallecieron sus dos hijas. “Volvimos a Sudamérica para unir a toda la familia, para que los nietos estuvieran todos juntos con los abuelos después de muchos años afuera y nos pasó esto”, recordó el entrenador que después de retirarse como futbolista en Racing de Ferrol trabajó en Colorado Rapids, Chivas USA, Toronto, Chicago Fire y Middlesbrough, alternando como asistente técnico y entrenador de goleros.

Pero la vida les puso una valla muy alta para seguir adelante: “No hay consuelo, no hay palabras, no hay entendimiento, hay que tener un espíritu muy elevado para entenderlo y tenés que engañarte durante el día para seguir viviendo. Le das vuelta para acá y para allá y no hay un día que no te levantes o te vayas a dormir sin llorar. Y lo más fuerte que tenemos para engañarnos es saber que nos queda un hijo que tenemos que criar y sacarlo adelante porque merece vivir feliz”, dijo Leo y agregó que cuando sucede algo así “no hay muchos objetivos; era más fácil darle un abrazo a los amigos y decirles hasta la próxima. Pero Dios nos dejó la misión de seguir adelante con Pietro, de hacerlo un hombre de valores y por eso seguimos”.

Percovich también expresó que le gustaría ayudar a Guillermo De Amores, golero uruguayo de Fluminense que está lesionado desde que llegó al club carioca, pero “estoy metido en mi vida y no tengo fuerzas”. 

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...