El área que se está terminando de sembrar con cultivos de invierno muestra un crecimiento de 16% respecto a la de la zafra anterior, con un avance en los tradicionales como trigo y cebada, pero sobresale especialmente en colza y carinata, que llega a 160 mil hectáreas, instaurando un nuevo récord, según la última Encuesta Agrícola de Invierno que divulgó DIEA la pasada semana.
La expansión del área cultivada con esas oleaginosas de invierno, estimada en casi 50 mil hectáreas comparando con el registro del año pasado (+42%), apuntala una realidad consistente en los últimos años: en 2014 estos cultivos ocupaban apenas 10 mil hectáreas, con una presencia muy marginal y casi a modo exploratorio.
El paso de los años fue ambientando un crecimiento con base en dos factores: una mayor eficiencia en el manejo agronómico del cultivo y una demanda creciente y con precios ahora en ascenso.
El progreso queda expuesto con claridad al citar que en 2018 se instaló el cultivo sobre 55 mil hectáreas, en 2019 sobre 73 mil hectáreas, el año pasado sobre 113 mil hectáreas y ahora ocupa las mencionadas 160 mil hectáreas.
El grueso del área corresponde a colza, con destino principalmente a la producción de aceite, un producto con alta demanda y con valores tonificados en estos últimos tiempos. La porción menor del área es sembrada con carinata, cuya demanda está generada por la empresa UPM.
Los valores de la colza actualmente superan los US$ 500 por tonelada, bastante por encima de los de la zafra pasada, que cerró con un valor de US$ 420 por tonelada, informó a El Observador Roberto Verdera, gerente general de la Cooperativa Agraria Limitada de Mercedes (Calmer).
El precio a futuro es interesante, pero no todos los productores están captándolo ya que en esta producción hay poca venta anticipada, generalmente de no más de 500 kilos, explicó, consecuencia de la alta variabilidad en el rendimiento que este cultivo tiene entre años.
Diego Guigou, gerente de producción agrícola de Agronegocios del Plata (ADP), coincidió y añadió que “al ser un cultivo nuevo, la mayoría de los productores están probando. Algunos se animan a vender, los que quieren hacerlo ya pueden hacerlo, pero generalmente se espera a tener más producción para comercializar”.
En la zafra pasada el margen estimado que recibió el productor fue “neutro”, ya que debido a lo pagado por tonelada y los costos del cultivo “no cerró un negocio muy bueno”, aunque ahora “cambió la ecuación” con los buenos precios, agregó.
Para producir este cultivo se debe invertir en una fertilización “bastante exigente”, que incluye mucho azufre, fósforo, potasio y nitrógeno, además de las semillas, los fungicidas y los costos por secado del grano, detalló Guigou, y destacó que lo bueno del cultivo de colza es que genera una fecha temprana de siembra de soja de segunda y un plus en la rotación.
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