La sensación generalizada que reina en este momento en Argentina se puede resumir en la frase “lo peor está por venir”, que se lee en los medios y se escucha repetidamente en las charlas políticas y empresariales. Lo cierto es que todo el mundo da por sentado que las medidas intervencionistas de hace tres semanas resultarán insuficientes para hacer frente a un complicado frente financiero. Y, en consecuencia, se espera que vengan más restricciones al dólar, que posiblemente haya turbulencias cambiarias antes de fin de año y que habrá un default de la deuda.
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