Hay hondureños que viven con miedo. Se acercan las 18:00 y saben que no pueden estar fuera de sus casas. Las calles del país caribeño se llenan de ciudadanos desesperados por llegar a sus hogares antes de que comience el toque de queda. La mayoría obedece, pero hay otros que deciden luchar en las calles contra la reelección de Juan Orlando Hernández, el presidente que quiere perpetuar su poder.
Los enfrentamientos complejizan la situación en una nación que "está quebrada", contó a El Observador la periodista hondureña Lourdes Alvarado. Hasta este lunes, al menos siete personas murieron en los conflictos entre la Policía y los manifestantes se hacen cada vez más habituales. El gobierno decidió utilizar el toque de queda para reprimir las protestas de los ciudadanos que, en cambio, se volvieron más seguidas y violentas.
Los hondureños que no participan en las manifestaciones esperan el toque de queda con cacerolas en la mano. Al igual que ocurrió en Uruguay en la dictadura, las ollas se transformaron en la voz que las autoridades quieren callar.
"La mayoría muestra su rechazo y desprecio al presidente en las caceroleadas", relató la periodista desde Honduras. Alvarado es una de las pocas que puede salir a la calle luego del toque de queda. Los periodistas y los trabajadores nocturnos tienen permitido caminar sin control. El resto "tiene miedo a llegar tarde y terminar encerrado por las autoridades", aseguró la hondureña.
El conflicto comenzó con la postulación de Hernández como presidente. En Honduras la reelección estaba prohibida por la Constitución. Sin embargo, un fallo judicial en 2015 permitió que el mandatario volviera a presentarse. La resolución de la Corte Suprema de Justicia despenalizó la prohibición de un segundo mandato presidencial.
Su candidatura despertó indignación en muchos de los ciudadanos. Además, la oposición encabezada por Salvador Nasralla rechazó la decisión del mandatario y, luego de que los resultados posicionaran a Hernández como favorito, dijo que el país estaba frente a un "gran fraude".
El tribunal electoral finaliza este lunes el conteo de votos y anticipó que Juan Orlando Hernández iba a permanecer en la presidencia. "Pocos creen en el resultado", reafirmó la periodista, que ve cómo la fractura del país perjudica la convivencia. "Estamos como Chile en los ochenta y Argentina en el 2001", cuenta Alvarado luego de asegurar que la tensión "polarizó al país".
Además de las protestas, en Honduras sufren por otros dos conflictos: los saqueos y los bloqueos en las calles. Según la periodista, la mayoría decide manifestarse de forma pacífica como ocurrió en la serie de manifestaciones que hubo este domingo en distintas ciudades del país. Sin embargo, "otros aprovechan la situación para saquear comercios, supermercados y provocar mayor caos", relató a El Observador.
Muchos comerciantes, que además tuvieron que cambiar sus horarios de atención por la medida del gobierno, temen por los productos y por la estabilidad de los negocios que, en algunos casos, quedaron vacíos. "La situación es angustiante", explicó la mujer desde su hogar. Además de los saqueos, muchos se reúnen en distintas intersecciones de las ciudades y perjudican, sobre todo, a las zonas rurales del país.
"Al vivir en el centro puedo cubrir mis necesidad básicas, pero muchos hondureños que viven en zonas aisladas no pueden", agregó. Por los cortes, los camiones que entregan mercadería a distintos puntos del país no pueden pasar lo que perjudica a otros ciudadanos. "La comida, la ropa, los productos básicos escasean en distintas zonas", repitió Alvarado.
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá